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Colombia :: 13/02/2016

En defensa de los Izquierdos Humanos

Dax Toscano Segovia
Solidaridad con los prisioneros de guerra y políticos de Colombia

¿Dónde están, ustedes, los que abogan supuestamente por los Derechos Humanos en el continente y el mundo?

¿Dónde están, que no aparecen, cuando hay miles de prisioneros políticos y personas injustamente encarceladas en los centros penitenciarios de Colombia?

¿Dónde están, ustedes, que no pierden oportunidad mediática alguna para expresar su defensa por la libertad y los Derechos Humanos de sus presos, cuando hay prisioneros en Eron-Picota con piernas gangrenadas producto de la negligencia del Estado colombiano y sus instituciones carcelarias?

¿Dónde están, ustedes, los que claman con voz enérgica en el mundo por los Derechos Humanos de los familiares de sus presos?

¿Dónde están, ustedes, bravucones que protestan en cumbres y foros internacionales por lo que llaman “detención injusta” de los suyos, cuando en Colombia han sido encarcelados periodistas, profesores universitarios, pensadores críticos y combatientes revolucionarios por oponerse a un sistema injusto y opresor?

¿Dónde están, ustedes, Vargas Llosa, Mauricio Macri, Guillermo Lasso, Manuel Valls, Ricardo Lagos, Isabel Allende, Mariano Rajoy, Felipe González, Sixto Durán Ballén, José María Aznar y todo un séquito de políticos e intelectuales de la derecha, cuando se trata de luchar por los Derechos Humanos de los que no están del lado del poder?

Están en sus mansiones, en sus oficinas de lujo, en sus despachos o en los recintos militares y policiales, planificando, organizando los golpes contra el pueblo al que explotan, así como las mentiras mediáticas con las que intoxican la mente de las personas, con las que pretenden engañar al mundo.

Ahí están, ustedes, los que han sido responsables de brutales crímenes contra sus propios pueblos, y otros en el mundo entero.

Ustedes están ahí. Ustedes, los que impusieron el neoliberalismo brutal con el apoyo de gorilas fascistas violadores de Derechos Humanos, los que se volvieron ciegos frente a la tortura y la represión ejercida por las fuerzas represivas entrenadas por la CIA, los que nada dijeron cuando violaron los Derechos Humanos de jubilados, pensionistas cuando privatizaron los recursos de sus países o establecieron la dolarización y los salvatajes bancarios.

Tú, Macri, abogas por los torturadores y criminales fascistas que establecieron una brutal dictadura en Argentina. Tú, Felipe González, no recuerdas que cometiste brutales crímenes contra luchadores independentistas vascos cuando fuiste presidente del gobierno español. Tú, “Vil” Clinton, no fuiste el causante de la guerra en la ex Yugoslavia y la disolución de ese país. Tú, Barack Obama, no fuiste el autor de la destrucción de Libia. Tú, Guillermo Lasso, no fuiste corresponsable del feriado bancario en el Ecuador y de la dolarización que provocó la muerte de varios jubilados. Tú, Sixto Durán Ballén, no fuiste el que pretendiste silenciar a los padres de los Hermanos Restrepo, asesinados por el gobierno de tu coideario, León Febres Cordero.

Son, ustedes, cínicos y miserables, los que piden por la libertad de lo que, sin ningún pudor, llaman “presos políticos” en Venezuela, como en otro momento lo hicieron para exigir la libertad de mercenarios al servicio de EEUU en Cuba.

Para ustedes, pusilánimes personajes, son presos políticos aquellos delincuentes que convocaron a guarimbas para incendiar buses, quemar bibliotecas, guarderías y matar personas en las calles de Venezuela.
Esas celebridades suyas, responsables de crímenes contra el pueblo venezolano, pese a los actos delincuenciales que cometieron, gozan de condiciones carcelarias adecuadas.

Pero, ustedes, los baluartes de la defensa de los Derechos Humanos, nada dirán de los prisioneros en Eron-Picota, en Colombia, ni de los más de 106 enfermos graves, prisioneros de guerra, en todas las cárceles colombianas.

De Edilson Martínez, con seguridad, no les importará que esté a punto de perder su pierna derecha por la falta de atención médica. Tampoco le darán importancia a la situación complicada de salud de Isaac Arias López o de José Humberto Caraballo.

Del profesor Miguel Ángel Beltrán, detenido por ser un pensador crítico, el intelectual de la derecha neoliberal, Vargas Llosa, seguramente no le dedicará una sola de sus letras.

Por los familiares de los detenidos en las cárceles colombianas, sometidos a tratos inhumanos, indudablemente no se solidarizará ninguno de los sujetos antes mencionados.

Mientras la burguesita Lilian Tintori lleva adelante una campaña internacional de mentiras para reclamar por las condiciones “terribles” de encierro de su marido, el guarimbero Leopoldo López, las mismas que tienen que ver con la utilización de una celda individual, con baño personal, agua potable, equipo de sonido, una pequeña cocina, etc., los medios y sus mercenarios de tinta y micrófono, no dicen una palabra sobre las condiciones de vida carcelaria de los prisioneros de guerra y políticos en Eron-Picota, en El Buen Pastor, en Tramacúa.

Es la doble moral de ellos.

De todas maneras, sus nauseabundas expresiones no caben en esta lucha, al contrario, la desfigurarían, la ensuciarían.

Lo que sí es preocupante, es el silencio de los otros, de los que dicen ser distintos a los de las mentiras fétidas.

¿Dónde están las palabras de la llamada izquierda latinoamericana y de sus dirigentes políticos y gobernantes para abogar por que se mejoren las condiciones de los presos en las cárceles colombianas?

El presidente colombiano Juan Manuel Santos si se ha pronunciado por la libertad de Leopoldo López, al igual que Mauricio Macri, presidente electo de Argentina. A ellos no les importa entrometerse en los asuntos internos de Venezuela. En el caso de Santos, da más asco su posición, puesto que, como Jefe de Estado, es responsable directo de la situación que se vive en las cárceles colombianas, al no disponer que se mejoren las condiciones de vida de las y los presos.
Mientras pregona por la paz, quizás con el objetivo de obtener el premio Nobel como Obama, al igual que éste, no realiza ningún gesto contundente a favor de la misma.

Entonces pregunto: ¿Dónde están las voces de Evo Morales, de Rafael Correa, de Nicolás Maduro en la Celac para pedir “muy cortésmente” al mandatario colombiano que se preocupe por la situación de las cárceles en ese país?

Quizás digan que se trata de cuestiones de tacto diplomático, pero ya vemos que ellos, no lo tienen.

¿Y los intelectuales de izquierda, los de las universidades progre latinoamericanas? ¿Dónde están? ¿Quizás en los cafetines, fumando un cigarrillo y tomando café, pretendiendo con reflexiones filosóficas banales que el mundo cambie?

¿Dónde están todas esas voces honestas, solidarias que abogaron por la libertad de los Cinco Héroes cubanos y que no dicen nada sobre la situación de los presos políticos y de guerra en Colombia?

¿Por qué no abogan con la misma fuerza que lo hicieron por los Cinco, por Simón Trinidad, combatiente revolucionario colombiano, encarcelado en EEUU?

Es hora, con todo respeto, que dejen de estar a la sombra.

Los prisioneros de guerra y políticos del Estado colombiano están en huelga de hambre, para protestar contra la indolencia del poder. La movilización toma fuerza, pero los progre siguen callados.

Este es el momento para que la solidaridad se haga efectiva en favor de las compañeras y los compañeros detenidos en toda Colombia, así como a sus familiares.

Frente a las voces de la mentira, hay que levantar las voces de la dignidad.

Ojalá Silvio Rodríguez pudiera dedicarles unas letras a los prisioneros políticos y de guerra en Colombia, ojalá los Cinco Héroes cubanos encabecen una campaña solidaria por la liberación de Simón Trinidad, ojalá Rafael Correa, en una de las sabatinas, pida a su homólogo colombiano que atiendan médicamente a Edilson Martínez, ojalá que Telesur haga un reportaje amplio sobre la situación carcelaria en Colombia.

Y, lo más importante, ojalá que cada uno de quienes dicen luchar por un mundo mejor, denuncien a través de las redes sociales la situación en la que viven los presos políticos y de guerra en las cárceles colombianas, que se movilicen en cada país para formar comités de solidaridad con las y los compañeros que viven en medio del horror dentro del sistema penitenciario colombiano.

Es hora de luchar, como dijera el gran poeta uruguayo Mario Benedetti, por los Izquierdos Humanos, ya que ellos, los fascistoides, los neoliberales y los progre se apoderaron de los derechos humanos.

30 de enero de 2016
La Haine

 

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