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Venezuela :: 16/04/2013

En torno al 14-A

Dozthor Zurlent
Debemos prepararnos para un período de gobierno difícil. Con mucha inestabilidad y violencia política, con saboteo interno a todos los niveles de la administración pública

Los medios nacionales e internacionales reflejan no sólo el triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del 14 de abril, sino que además, resaltan el escaso margen de la victoria, apenas un 1,59% de diferencia con su más cercano rival Henrique Capriles Radonsky. A propósito de los resultados, éste último aseveró ante los medios de comunicación, en rueda de prensa luego que Nicolás Maduro hablara como Presidente electo, "No vamos a reconocer un resultado, hasta tanto no se cuente cada voto de los venezolanos, uno por uno". Mientras por otro lado dijo con tono severo, rodeado de personeros de la cuarta república pertenecientes o aliados a la derecha más rancia de este país… "El derrotado hoy es usted (Maduro) y su gobierno, y lo digo con toda la firmeza, con todo el compromiso, con toda la transparencia", al tiempo que prosiguió, "no nos van a confundir, ni tratar de colocarnos en una posición distinta. La voz del pueblo es sagrada y se respeta. La palabra del pueblo vale todo".

Con esta velada amenaza “vale todo” el candidato opositor abrió la puerta —como se esperaba, aún antes de conocerse los resultados— a la inestabilidad política, a la desestabilización, a un mayor nivel de confrontación política que finalmente canse a los venezolanos y venezolanas al ahogarle las perspectivas de una vida tranquila y en paz.

Algo similar pasó en Nicaragua en los 80's. Los Estados Unidos la bloquearon económicamente con unas sanciones que le impedían acceder a créditos y a productos de los cuáles dependía su economía. Los comerciantes acapararon los alimentos y otros productos de primera necesidad que sólo se conseguían en la llamada “Tienda Diplomática” pagando dichos artículos en dólares. Adicionalmente los agresores mataban al ganado; destruían cosechas; asesinaban o dejaban lisiados a cientos de jóvenes en emboscadas y ataques a poblaciones fronterizas desde Honduras; y de todo esto se culpaba al Frente Sandinista de Liberación Nacional. El dólar llegó a 4 millones de córdobas en 1989, cuando 1 dólar equivalía a 7 córdobas en los 70's, y apenas fue devaluado en abril de 1979, ya casi en los días finales de la dictadura, a 10 córdobas por dólar.

Se culpaba al gobierno por todo lo malo que pasaba. Tanto se le hizo la vida imposible al pueblo que eventualmente éste votó por los asesinos, por los acaparadores, por los que le estaban haciéndole la vida imposible, y ganó Violeta de Chamorro, derrotando a la revolución.

Pero los problemas de la revolución no eran sólo externos. Había compas que habían usado su posición de poder recientemente adquirida para aplicar operación colchón. Mientras el pueblo vivía penurias, pasaba [el comandante] Bayardo Arce en un carro deportivo (tenía varios carros deportivos porque se había casado con una gringa millonaria) levantando polvo (muchas vías de Managua eran de tierra o adoquines) que caía encima de la gente esperando el bus.

La gente quería vivir sin la angustia de la muerte, de la destrucción, y además vio a una élite de dirigentes Sandinistas que vivían en la opulencia mientras ellos pasaban trabajo y vivían en la miseria; todo esto condujo al pueblo a votar, más que por Violeta Chamorro, que era una mujer de la burguesía nicaragüense con poco carisma, contra el FSLN.

Salvando las distancias, tomando en cuenta que la economía nicaragüense es una fracción de la economía venezolana y no posee los recursos estratégicos que posee nuestro país… aún cuando no estamos sometidos a una lucha armada -hasta ahora, aunque hay una guerra no declarada por la delincuencia y han usado a paramilitares y francotiradores extranjeros en coyunturas específicas- el desgaste debido a la situación inflacionaria, la corrupción, el crimen violento y el asesinato de inocentes, y el acaparamiento, contribuyen a la creación de una situación que hace imposible que la gente lleve una vida tranquila.

Es en este marco que debemos entender el avance de la derecha y el retroceso de nuestro proyecto revolucionario. Sí, el retroceso, aunque a algunos les huela mal el término. Mientras no ataquemos a fondo problemas como la inflación, el acaparamiento y la inseguridad, la derecha no sólo va a seguir avanzando, sino que nos va a propinar una derrota estratégica de la que difícilmente nos vamos a poder recuperar en un tiempo corto. Y nunca la recuperación -si la logramos- sería completa.

La estrategia estadounidense de incorporar como parte del Plan Colombia a las narconovelas, el narcotráfico, el vallenato y el reggaeton ha funcionado, porque estos géneros han tenido una penetración importante en la conciencia de la población venezolana, incentivando la prostitución, la delincuencia, el consumo y tráfico de drogas, el crimen a todo nivel.

Seguimos viviendo en un país capitalista donde el dinero prevalece por encima de la entrega y el sacrificio. El trabajo honrado se ve como que es algo para gente que “no tiene futuro”, para “perdedores” en la vida.

Encima de todo esto, las instituciones públicas siguen siendo dominadas estratégicamente por la oposición, ya que debido a la estabilidad laboral que promovió nuestro Comandante Supremo, los antiguos militantes de AD y COPEI, hoy militantes de esos mismos partidos o de otros como Primero Justicia pero inscritos en el PSUV por conveniencia, mantuvieron sus cargos de nivel medio y bajo en el gobierno. Nos conformamos con nombrar presidentes de instituciones, gerentes, directores, que muchas veces venían de AD y COPEI o se comportaban igual a los adecos y copeyanos pero con franelas [camisetas] rojas, y mientras tanto con sus perversiones, malas prácticas y exceso de burocracia y corrupción han llevado a nuestras instituciones al punto de volverse totalmente inoperantes o de operar a un mínimo de su real capacidad con el personal y los recursos existentes. Un auto de lujo sin un buen motor ni buenos componentes no va a funcionar nunca bien.

Nos quedamos tratando de convencer a la gente que las cosas marchan bien con “rectas por el centro del plato”, que transmitimos por los canales del Estado, para la gente que ya está convencida. Pero, con contadas excepciones, no usamos imágenes ni lenguajes creativos, no contamos la verdadera historia de las vidas de las personas. Y cuando lo hacemos lo hacemos de tal manera que la gente de la oposición no lo ve, ni lo lee. Contamos la realidad de nuestra propaganda aspirando a que refleje la realidad de la gente, y no contamos las historias reales de la gente ni las convertimos en nuestra mejor propaganda. Esto no se comprende, creemos que vamos a cambiar la mentalidad de la gente porque le demos una casa; se la equipemos o le demos facilidades para equiparla; porque le demos oportunidades de estudio; porque le brindemos servicios accesibles de salud, entre otros beneficios materiales de la revolución. Pero no hemos creado conciencia de clase, conciencia revolucionaria. El cambio cultural no se promueve en la cotidianidad.

Esto parece que no se entiende bien. El presidente de la Asamblea Nacional y presidente del PSUV, Diosdado Cabello, por ejemplo, se mostraba perplejo ante los resultados electorales, a través de su cuenta en Twitter @dcabellor llamó al liderazgo chavista a buscar las fallas hasta debajo de las piedras. Una vez conocidos los resultados de las elecciones presidenciales, en los que el candidato Nicolás Maduro sacó 234.935 más que el candidato de la oposición, Henrique Capriles, Cabello escribió varias reflexiones sobre estos resultados.

Minutos después colocó "agradecimiento eterno para aquellos que le cumplieron al Comandante, lamentamos mucho que otros se dejaron seducir por la derecha perversa".

En un último Twitter en su cuenta el presidente de la Asamblea Nacional llamó a hacerse una profunda autocrítica. "Es contradictorio que sectores del pueblo pobre voten por sus explotadores de siempre".

Mientras tanto, la mayoría de los jóvenes salieron a apoyar a Capriles, salieron a apoyar al pasado pintado con una máscara de futuro, atraídos con consignas como “libertad”, de “una nueva Venezuela”, de “hay un camino”. En el fondo son consignas vacías y carentes de contenido real pero que se presentan de tal manera que reflejan una mayor cercanía a sus aspiraciones dentro de una sociedad capitalista como la nuestra. Porque en el fondo, estamos tratando de crear el Socialismo perfeccionando el Capitalismo. Y como los capitalistas son mejores que nosotros en esto, como los Estados Unidos y el imperialismo son mejores en cuanto a capitalismo se refiere, nos sabotean los servicios, la economía, la vida cotidiana, nos hacen lucir como ineptos.

En todo este marco, Nicolás Maduro, nuestro ahora Presidente electo, se dirigió al pueblo venezolano en general y a la oposición en particular con un tono mayormente conciliador, aunque aseguró que no se trataba de negociar con cúpulas a espaldas del pueblo, que se podía conversar sobre cualquier tema con la oposición pero nunca traicionar al pueblo.

Maduro aseguró que durante la campaña tuvieron que enfrentar una guerra sucia que se inició en diciembre que incluyó saboteo del abastecimiento y el saboteo en los productos de primera necesidad de una burguesía que se creyó poderosa y creyeron que había llegado el final de la historia de la revolución bolivariana. "Enfrentamos una guerra psicológica en la que capturamos a unos colombianos. También guerra electrónica. Hoy podemos decir que tenemos un triunfo electoral, justo, legal y constitucional".

Así lo aseguró desde el balcón del pueblo en Miraflores, donde una vez conocido los resultados emitidos por el Consejo Nacional Electoral, Maduro salió a saludar a sus seguidores quienes fueron convocados a celebrar. Maduro obtuvo, según el informe del CNE, unos 7.505.338 votos contra 7.270.403 de Henrique Capriles.

Aseguró que hay una operación internacional para atacar la democracia venezolana, pero no dudó en recalcar que aquí habrá patria para enfrentar los ataques. "Seré el candidato de la paz. A Venezuela se le respeta, sabremos qué hacer si alguien levanta su insolente voz contra el pueblo de Venezuela".

Indicó que respetará a los 7 millones de votantes que optaron por la alternativa de la oposición. Aseguró que el triunfo lo asumirá con humildad. "Dije que si ganaba por un voto, gané. Y lo hice por casi 300 mil votos".

Resaltó que se han dado los resultados, pero tengan la seguridad que si el CNE hubiese dicho que su oponente era el ganador, él hubiese aceptado los resultados con responsabilidad como se lo enseñó su mentor. "El grande Hugo Chávez. Esta constitución es construida por puño y letra. Generaciones enteras, torturados, desaparecidos, alzamientos populares militares. Nosotros (somos) los garantes de esta constitución".

Aseguró que el candidato de la oposición, Henrique Capriles lo llamó para hacer un pacto de esperar las auditorias; pero Maduro le dijo que no, porque traería consecuencias nefastas en el pueblo, que debería esperar posiblemente más de una semana para conocer los resultados.

Dijo que si la oposición está pidiendo que se haga 100% de las auditorías, señaló que él acepta que se hagan todas las que ellos soliciten. "A los mejor ganamos por más votos con esas auditorías".

Esta última aseveración me parece errónea, porque entonces le está dando la razón a la oposición en el sentido que puede haber diferencias entre el conteo electrónico y el conteo manual correcto.

Debemos entonces prepararnos para un período de gobierno muy difícil. Con mucho saboteo, inestabilidad y violencia política. Se espera, no sólo que continúe, sino que se agrave el acaparamiento, la escasez de alimentos; que los precios van a ser excesivos, que la violencia se va a incrementar, no sólo de la delincuencia sino también de protestas callejeras que ahora tienen la puerta abierta por el desconocimiento de los resultados electorales. Se anticipa un incremento del saboteo interno a todos los niveles de la administración pública.

Mucha gente espera que habrá una sacudida de matas a nivel ministerial, a nivel de directores y directoras, presidentes y presidentas de institutos autónomos del gobierno. El problema es que, aunque en algunos casos esto es necesario, éste no es el mayor problema, conozco a muchos ministros y ministras y son gente muy revolucionaria, trabajadora y dedicada. La cosa debe ir más allá. Tenemos un cáncer que nos está matando el proyecto revolucionario desde dentro de la administración pública. Debemos reorganizar y reestructurar el aparato del Estado. Hay una cantidad de gente que no hace nada, o sabotea que es peor. El pueblo estará contento de ver nuevas caras, nuevas políticas, nuevas dinámicas, decisiones firmes dentro de los rangos bajos y medios de la administración pública.

La cosa es seria, los resultados crean condiciones además para que la oposición arrase en las elecciones para alcaldes que están a la vuelta de la esquina. Si no empezamos a tomar medidas de una vez.

Conozco personalmente a Nicolás. Sé que es un hombre sincero, que realmente cree lo que dice y practica lo que dice, que es más importante aún. Todavía en su entorno hay gente que debe salir. ¿Podrá la salida de estos personajes crear un grieta en la unidad revolucionaria ahora que no está Chávez físicamente? No es fácil una decisión al respecto, pero es necesaria. Seguramente usted conoce de gente corrupta, cobradores de comisiones, aplicadores de operación colchón, Rojita Ibañez por aquí y por allá en cargos de embajadora y de cónsul, oportunistas, reposeros, e infiltrados en posiciones altas y medias del gobierno. Seguramente a usted también le ha costado su trabajo el denunciarlos o que lo acusen de ser agente de la CIA. Esto no puede seguir. La gente se da cuenta. Se desmoraliza. Y el daño se le hace a la revolución, no a un individuo.

Si profundizamos hacia adentro y hacia fuera, podremos convertir este triunfo electoral en una verdadera victoria estratégica. De lo contrario, tenemos los días contados.

laespadadebolivar@gmail.com
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