lahaine.org
Mundo, Argentina, Venezuela :: 04/11/2015

¿Son lo mismo? Las pruebas de fuego

Guillermo Cieza
Los procesos latinoamericanos no son lo mismo, y el rasgo distintivo es su carnadura social, el empoderamiento popular alcanzado, el protagonismo ejercido

En los últimos días la frase “son lo mismo “, o su replica “no son lo mismo”, ha tenido muy atareada a nuestra militancia popular.

Transitamos un momento de la historia de Latinoamérica en que habrá un veredicto sobre esas valoraciones que no será esta resultado de un jurado de opinólogos y militantes populares más o menos coherentes u oportunistas, lucidos o desmemoriados, arribistas o consecuentes.

Hace más de 20 años Hugo Cores, un veterano luchador de la izquierda uruguaya, escribió un artículo que fue publicado en la revista Mate Amargo, donde aportaba una lúcida reflexión sobre aquellos momentos en que las organizaciones y los proyectos politicos eran puestos a prueba. Cores decía algo así como que hay un momento donde la propia realidad somete a una prueba de fuego. Y se pasa o no se pasa. Ese examen riguroso desnuda lo que se ha construido. Y se acabaron los cuentos.

Dos matrices con puntos de contacto

El cuento de los gobiernos progresistas de America del Sur, ha tenido en nuestro país dos versiones. En una de ellas se diagnostica que los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Chile, Uruguay, Brasil y Argentina por el solo hecho de oponerse a algunas iniciativas de EEUU y promover la inclusión social, son lo mismo. En la otra, la evidencia de que en esos países sobreviven en lo económico posiciones dominantes de la burguesía, sirve para diagnosticar que son lo mismo y calificarlos peyorativamente.

Estas opiniones tienen matrices de nuestra vieja izquierda.

La opinión que unifica a los progresismos a partir de valoraciones geopolíticas tiene la matriz del viejo Partido Comunista. Esa matriz se asoma aun en sus versiones más refinadas como la que expresa Atilio Boron. Quienes tenemos memoria recordamos su versión mas grotesca; cuando el PC decía que había que apoyar a Videla, porque era menos malo que López Aufranc.

La opinión que unifica a los progresismos “porque no han acabado con la burguesía e instaurado el socialismo”, tiene cuño trotskista.

Los puntos de contactos de esas matrices es que prescinden de la práctica, de la opinion y la vivencia popular: Pueden recitar que los pueblos hacen la historia, pero en voz baja nos comentan: "para ser sinceros, el programa, el partido, el comite central, los libros sagrados, el pensamiento cientifico, las contradicciones indisolubes del capitalismo, el sujeto determinado..."

Quienes hemos puesto más atención a la practica y la vivencia de los pueblos, hemos venido sosteniendo que es necesario diferenciar claramente proyectos politicos que no superan el horizonte de un capitalismo “serio”, o “inclusivo” y proyectos que intentan, tropezando, balbuceando, y con todos los limites conocidos, transitar un camino al socialismo. En consecuencia tenemos una mirada particular sobre los denominado “ ciclos de los gobiernos progresistas”.

Seguramente todos esos procesos transitan una coyuntura económica muy adversa con la pérdida de valor de sus materias primas de exportación. Seguramente todos van a enfrentar esta coyuntura sin hacer los deberes de cambiar su matriz productiva y van a estar sometidos a los problemas de economías que importan buena parte de lo que consumen, o alimentan su circuito productivo cuando se caen los ingresos por exportaciones.

Sin embargo, sería aventurado esperar los mismos destinos.

El papel de los medios y un ejemplo ilustrativo

Una de las banderas principales de la derecha en todo el continente ha sido “la inseguridad”. En nuestro país [Argentina] se ha instalado la opinión de que “quien sale de su casa corre el riesgo de no volver”, y en consecuencia los candidatos presidenciales con más chance dieron prioritaria importancia a este tema en sus campañas. Competían los diez mil policías de Scioli, con las tropas del ejercito ingresando a los barrios humildes que prometía Mazza, los pedidos de bajar la edad de imputabilidad del PRO, etc.

Sin embargo si repasamos los datos objetivos advertimos que la Argentina tiene un registro de homicidios dolosos similar al de EEUU, y los dos comparten con Canadá y Uruguay el grupo de países más seguros, aquellos lugares del continente donde tenemos menos posibilidades de ser asesinado.

La explicación de que todo esto es producto del trabajo los medios de comunicación, es una explicación insuficiente. Los medios masivos del continente que responden a la burguesía actúan en cadena, sus estrategias son las mismas, pero sus resultados no son los mismos.

La carnadura social de los proyectos

Si en la génesis de todos los procesos politicos latinoamericanos que se pretenden agrupar como progresistas -pero conviene caracterizar como neodesarrollistas y transformadores-, está la resistencia popular al neoliberalismo, distintos árboles dieron distintos frutos.

La compartida vocación por promover la inclusión social no ha tenido los mismos resultados cuando se privilegió el empoderamiento popular o la ampliación del consumo.

En el caso argentino me parecen muy significativos, por provenir del oficialismo (es un referente del movimiento Evita), los comentarios de Enrique Martínez, que cuando se le pregunta si los doce años de kirchnerismo trajeron un aumento de la participación política responde textualmente

– No es cierto que fue creciendo. Basta con mirarlo en términos de generaciones para ver que las manifestaciones de cierre de campaña de Alfonsín y Luder en 1983 no tienen absolutamente nada que ver con los actos de 20 mil, 50 mil personas que es lo máximo que se ha logrado hacer en los últimos tiempos con organizaciones casi administradas.

Creo que los sectores medios y buena parte de los sectores populares se sienten ajenos a la política y han sido manejados a través de consignas por una organización de cuadros que fue llenando los espacios políticos, digitando, diferenciando entre amigos y adversarios. No creo en ese relato del aumento de la participación política. No creo que haya mayor participación política hoy que hace 30 años.

Me ha parecido tambien muy interesante la opinión de Santiago Quiroga Pardo sobre la derrota de la izquierda en la Alcaldía de Bogotá.: Previo a la elección, el escritor uruguayo Raúl Zibechi confiaba que la opinión critica e ilustrada de Bogotá iba a mantener a la izquierda en el gobierno. Este era un consenso aparente, sobre el cual se explicaban los triunfos de la izquierda de Bogotá, a pesar de los constantes ataques contra sus partidos, ideas y personalidades. No obstante parece que esta opinión esta vez no operó… ¿Desapareció? ¿Cambio de perspectivas y referencias? Respuestas puede haber varias y de diferente tipo, pero hay una que es central: no hay opinión critica que tolere un ataque mediático tan grande, tan intenso y tan intencionado como el que ha sufrido la izquierda en Bogota en los últimos 12 años.

La mención a “la opinión crítica e ilustrada de Bogota”, me devuelve a la mirada a la Argentina donde hubo una particular preocupación del kirchnerismo por crecer en consenso en los sectores medios ilustrados y universitarios, corrigiendo los defectos del primer peronismo que los tuvo como enemigos. Aunque para ser justos digamos que fueron “un peronismo al revés”, porque en esa comparación se advierte que todo lo que avanzaron con los sectores medios lo retrocedieron en protagonismo popular de los trabajadores y de los mas humildes, que se mantuvieron sometidos a las mafias sindicales o punteriles heredadas del menemismo.

El Partido Justicialista que alguna vez llevo como candidatos a concejales, intendentes y diputados a activistas obreros fabriles y territoriales (donde se daba la particularidad de que era difícil encontrar activistas que quisieran ser candidatos), y que siempre fue considerado como un herramienta electoral a la que muy pocos se afiliaban, se convirtió a partir de 1983 en una estructura electoral de clases medias dirigida por proyectos burgueses. Una plataforma de lanzamiento para acceder al Estado, con votos populares, pero sin ningún protagonismo popular.

Esa construcción explica la vulnerabilidad a los ataques mediáticos aún con una economía que ha encontrado limites y tiene pronostico de colapso, pero pudo sostenerse sin grandes golpes al bolsillo popular hasta el momento de emitir el voto.

Y explica tambien porque los becarios del Conicet convocan presurosos a votar contra Macri “porque vamos a perder todo”, mientras en barrios populares se descargó el voto castigo contra el manoseo, la corrupción y la prepotencia de los punteros que encarnaba Aníbal Fernández.

Mal que les pese a quienes maquillan matrices tan gastadas como inservibles, los procesos latinoamericanos no son lo mismo, y el rasgo distintivo es su carnadura social, el empoderamiento popular alcanzado, el protagonismo popular ejercido efectivamente construyendo una identidad que se muestra inoxidable y impertérrita frente a los ataques mediáticos. En esa construcción cultural de resistencia y afirmación popular, los sectores medios, y quienes aspiran a acceder o son parte del viejo Estado capitalista, son sectores atrasados, que en el mejor de los casos acompañan a las construcciones populares consolidadas.

Dos nuevas pruebas de fuego

El 6 de diciembre de 2015 el gobierno bolivariano va a someterse a su prueba de fuego con las elecciones legislativas. El 21 de febrero se convoca en Bolivia un referendum que definirá la posibilidad de re reelección de Evo Morales, líder indiscutido del proceso popular.

Las condiciones que enfrentará el gobierno de Maduro son mucho mas adversas que las que enfrentó el justicialismo en la Argentina. Como resultado de la combinación de la caída de los precios del petróleo a menos de la mitad de su valor, la activa guerra económica desatada por la burguesía y el imperio, y algunos errores cometidos por el propio gobierno, el peso de la crisis ya se ha descargado sobre el pueblo. Iran a votar con desabastecimiento de productos básicos y con la evidencia de una sensible perdida de poder adquisitivo en el último año.

Lo acumulado en conciencia y voluntad de cambio en 15 año de proceso será puesto a prueba. En 2003, con el paro petrolero se hizo popular la consigna “Con hambre y desempleo, con Chávez me resteo" (me juego, lo apoyo). La realidad volverá a tomar examen, aunque una derrota circunstancial no augura el fin de la experiencia. No hay posibilidad alguna que una propuesta antichavista pueda acceder al gobierno por vías pacificas.

El proceso boliviano esta sometido a un pronóstico de dificultades económicas similar a los restantes países exportadores de materias primas. Sin embargo estas consecuencias todavía no se han expresado y Bolivia es uno de los países de la región que ha mantenido el crecimiento. Habrá que esperar a ver cuál es la situación en febrero del próximo año.

Geopolítica y solidaridad revolucionaria

En alguna de las versiones más groseras del abuso de la geopolítica, partidos de nuestra vieja izquierda apoyaron a la Unión Democrática contra Perón en 1946, y afirmaron que había que apoyar a la dictadura de Videla porque rompía el embargo cerealero y de carnes a la Unión Soviética.

Ahora el centro de atención esta en el apoyo a Venezuela y a los pases del Alba y se pretende justificar decisiones políticas en nombre de la solidaridad internacional. Advierto que el mejor apoyo que podemos hacer a los procesos mas avanzados del continente es avanzar en nuestro propio país construyendo unidad popular con vocación revolucionaria.

Este debate nos excede. Es parte del debate del conjunto de las izquierdas latinoamericanas.

Uno de los referentes de la postura de acompañar a los proyectos neodesarrollistas, un sector de la izquierda brasileña, se ha inmolado con el apoyo a Dilma y al PT. Seguramente tienen más recursos, pero para generar un liderazgo revolucionario se necesita mucho más que recursos, se necesita mística, prestigio ante el pueblo.

Las alianzas que se tejen con determinados espacios politicos no son neutras, provocan que se destejan otras. Hay que elegir finalmente con quien queremos estar, con quien queremos construir.

Los procesos de transición al socialismo que se desarrollan en Venezuela, Bolivia y Cuba, se merecen y nos propone que nos animemos a hacer una revolución en nuestro propio país. Que nuestros actos sean juzgados en respuesta a ese desafío.

 La Haine

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal