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Argentina :: 24/05/2013

¿Un "fenómeno sociológico" nos mata un pibe por día?

CORREPI
Ninguno de los funcionarios, intelectuales ni militantes K pudieron responder a las denuncias concretas sobre las torturas y asesinatos sistemáticos

En sintonía con la política kirchnerista de despegarse de las acciones represivas estatales sobre el pueblo, a principios del mes de mayo convocaron a un encuentro, en Plaza Congreso, de la "Campaña contra la Violencia Institucional", con la participación de todo tipo de funcionarios y militantes oficialistas, intelectuales y algunos familiares de víctimas.

El absoluto cinismo con el que se trata el tema represivo desde el gobierno permitió que, en la misma jornada, funcionarios y dirigentes kirchneristas cumplieran el rol de defender la política represiva del gobierno, a la vez que compartían paneles con familiares de sus víctimas, que, por el sólo hecho de existir, dan por tierra con todo intento de desresponsabilizar al estado de la represión sistemática que día a día se descarga contra el pueblo.

Desde la "producción intelectual" alrededor de estas políticas, se desprende un enorme esfuerzo por asumir una tarea en defensa del gobierno. Así, en los materiales escritos que expresan las voces de quienes son caras visibles de esta campaña, se levantan desde las básicas "teorías" de la "autonomía policial" o "los lastres de la dictadura" hasta pomposas explicaciones sociológicas donde se intenta ocultar el rol de la represión como política de un estado que defiende los intereses de los explotadores, queriendo poner esa responsabilidad en "la sociedad en su conjunto".

Dicho en pocas palabras, como ya no pueden negar la represión, nos quieren hacer creer que "la culpa de que haya más de 3.800 pibes fusilados por la policía o decenas de asesinados por luchar, la tenemos todos".

En folletos y revistas de la campaña encontramos párrafos y párrafos citando a Althusser y "las relaciones que sujetan", a Durkheim, para plantear que los pobres policías son casi víctimas de "dispositivos y relaciones que presionan sobre su modo de actuar, pensar y sentir" (¿asesinar y torturar?), la microfísica de Foucault para justificar las relaciones de poder dentro de la policía como un "fenómeno social" y hasta tergiversan a Trotsky para parecer zurdos y abonar un poco más a la tesis de la continuidad de una policía autónoma con resabios de autoritarismo dictatorial.

Ni qué decir de los coquetos manuales con consejos sobre qué hacer "si te detienen" con recomendaciones administrativas sobre casos de detenciones sólo de la bonaerense, una versión reformada y recortada de nuestro "Manual del Pequeño Detenido", obviando lógicamente su conclusión central: "Todas estas técnicas ayudan para acelerar la soltura y aliviar la situación del detenido. (...) No son una solución de fondo, pero en el caso concreto ayudan. (...) Mostrarles que no les tenemos miedo, (...) les mete miedo a ellos, porque a nada temen más que a los pobres organizados y conscientes".

Los militantes de la Juventud Peronista hablaron de "historia", de los ‘70, de los ‘90, del neoliberalismo… pero ninguno mencionó que más de la mitad de los asesinados por la represión estatal responden al período del "gobierno nacional y popular".

Desde el CELS hablaron de la "cultura de la fuerza" y de los "abusos" policiales. De sus "importantes investigaciones" que registran "una amplia gama de acciones policiales abusivas cuyo blanco principal son los jóvenes pobres"… Sin perder de vista, claro, que sólo hablan de la policía de Scioli, como si en el resto del país, incluida por supuesto la ciudad de Buenos Aires, los pibes no fueran detenidos, torturados y asesinados de la misma forma y en la misma cantidad de casos que en la provincia de Buenos Aires.

Pero tanto esfuerzo puesto en confundir y cooptar se ve opacado por la realidad. Ninguno de los funcionarios, intelectuales ni militantes K pudieron responder a las denuncias concretas sobre las torturas y asesinatos que ocurren sistemáticamente desde Jujuy hasta Tierra del Fuego.

Es que desde el estado y los diferentes gobiernos de turno, jamás podrán responder favorablemente al pueblo, al que necesitan disciplinar para mantener este estado de cosas, con la explotación del pueblo pobre y trabajador por los que dominan. Ni haciendo el mejor compendio sociológico podrán pasar por alto que los más de 3.800 asesinados por el aparato represivo desde 1983 hasta la fecha muestran una sistematicidad y una responsabilidad de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales, de todo tipo y color; y que la participación del aparato judicial y los medios de comunicación son parte de la puesta en práctica de esta política represiva del estado.

Usan nuestras cifras, nuestro lenguaje, nuestros espacios… pero jamás podrán usar nuestra lucha.

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