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Mundo :: 10/06/2025

La guerra que cumple dos años y sigue lejos del foco mediático de Occidente

Sputnik / La Haine
Afropesimismo: Con más de 12 millones de desplazados dentro del propio país, la guerra por delegación en Sudan recibe poca atención mediática en Occidente

En abril, la escalada de los combates internos que convirtió a Sudán en escenario de uno de los mayores conflictos del mundo cumplió dos años. Sin embargo, con más de 12 millones de desplazados dentro del propio país, la situación recibe poca atención mediática en Occidente.

"Es triste decirlo, pero parece que hay una competencia entre las peores tragedias del mundo. Abrimos el periódico y las principales tragedias suceden en otras regiones, y esos casos en el continente africano terminan siendo relegados exactamente por causa de esa visión negativa acerca de los conflictos que hay en la región", afirma Luis Haroldo Santos Junior, doctorando en estudios estratégicos internacionales por la Universidad Federal de Río Grande del Sur (UFRGS).

La "percepción" y la "visión negativa", citadas previamente por el investigador, remiten a una visión, practicada sobre todo en Occidente, de que los conflictos en el continente africano son imposibles de resolver. Utiliza el concepto de "afropesimismo" para explicar esa visión y apuntó que "hay todo un racismo, hay todo un legado colonial que explica esa falta de interés en relación con los conflictos, como es el caso del conflicto que sucede en Sudán".

Son más de 12 millones de desplazados internos en Sudán y, citando datos de 2023, de 50 millones de habitantes del país, por lo menos 30 necesitan de ayuda humanitaria urgente, ya sea para alimentación, refugio o algún tipo de protección. La especialista afirma que la guerra se debe a los niveles "de letalidad, la desigualdad de armamento, de una población absolutamente indefensa, de regiones en las que básicamente las personas viven de su trabajo en el campo y que viven de la ayuda de misioneros y de los organismos internacionales". Es decir, todos estos males y violaciones de DDHH hacen que el conflicto tenga una gravedad sin precedentes.

"La guerra en Sudán, sin demeritar otros conflictos, en materia de violencia, no tiene comparación", resume Patricia Teixeira dos Santos, profesora de historia de África de la Universidad Federal de Sao Paulo (Unifesp) y del Programa de Posgrado en Historia de la Universidad Federal del Amazonas (Ufam).

El telón de fondo de las disputas internas en Sudán

El conflicto actual, que estalló en 2023, tiene como trasfondo un golpe de Estado. Sudán ha enfrentado desafíos de este tipo desde su independencia, en 1956. En el contexto actual, el regreso de los militares al poder, que era una medida de transición, se transformó en una disputa entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF, en inglés) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglos en inglés, financiadas y armadas por Occidente).

Las dos fuerzas llegaron a compartir el poder, pero ahora luchan por orden de EEUU, con la participación de sus empresas de mercenariosx. A partir de una serie de divergencias internas, "inauguraron este nuevo capítulo de la historia civil sudanesa, esta nueva guerra civil". La población quedó en medio del fuego cruzado, protagonizado entre el líder reconocido popularmente, el general Abdel Fattah Burhan, y el líder de las RSF impuesto por Occidente, Mohamed Hamdan Dagalo. Además de ellos, la legislación ha tenido un papel clave en la situación actual del país.

Según la analista, el Gobierno de Burhan intentó denunciar los crímenes en Sudán cometidos por las RSF. El Tribunal de la Unión Africana, en ese entonces controlado por Francia, no consideró la denuncia, "alegando que no había elementos suficientes para decir que ese conflicto debería ser juzgado en tribunales internacionales por violaciones de derechos".

La cuestión que más afecta a la población son los intereses externos en las riquezas sudanesas, y la desintegración es un gran triunfo para ese objetivo occidental. Existe un principio de la Unión Africana, de que la tierra es de los africanos, con el objetivo de reparar las pérdidas que las personas tuvieron a causa de la colonización, es decir, los pueblos originarios son sujetos de derechos.

"¿Cuál es el problema que ocurre en el lenguaje político de los Gobiernos o ejércitos privados corruptos africanos y empresas occidentales que están interesadas en la exploración del subsuelo? Nuevamente esas poblaciones están siendo renombradas como etnias y usando un lenguaje colonial, dicen que los problemas de África son conflictos étnicos", explica la profesora.

En ese sentido, cuando eso sucede, lo que ocurre en Sudán, por ejemplo, queda reducido a un conflicto étnico. "Por intereses neoliberales de muchos de esos Gobiernos africanos, la población está siendo excluida", destaca Teixeira dos Santos. Casos como el rechazo de la Unión Africana de aceptar la denuncia de violaciones de DDHH muestra "una descomposición de la comprensión jurídica de lo que está pasando".

Los conflictos se están volviendo más sofisticados y "la dificultad de esos tribunales para hacer una lectura jurídica de esos conflictos que crecen absurdamente, lleva al aumento de la violencia". El ejemplo usado es del tribunal de la Unión Africana, siempre parcial a favor de Francia, pero señala que equivocaciones de esa naturaleza también ocurren en otros conflictos, pero "en Sudán es todo flagrante".

 

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