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Mundo :: 10/06/2009

La OEA, ministerio de colonias

Jorge Altamira
La política de Obama es desarrollar el ?deshielo' con Cuba en un marco estrictamente bilateral. La negativa de Cuba a retornar a la OEA es funcional a la negociación bilateral

La intención manifestada por Obama de reiniciar negociaciones diplomáticas con Cuba ha desembocado en una propuesta de resolución, impulsada por varios gobiernos de América Latina, para que sea cancelada la expulsión de Cuba de la OEA, que tuvo lugar en 1962. Pero mientras un sector reclama que la cancelación sea acompañada con la readmisión de Cuba a la OEA, el bloque que comanda el gobierno norteamericano la condiciona a una negociación que comprometa a Cuba a poner en marcha los términos de la "carta democrática" del organismo.

Semejante exigencia no se le ha hecho, sin embargo, a China, cuyo gobierno circula por todos los ámbitos diplomáticos, a pesar de que su régimen es una implacable dictadura de partido único. El Estado que exige pruebas de democracia es el mismo que amparó a las dictaduras que produjeron decenas de miles de desaparecidos, y que defiende ahora la legitimidad de los ‘grupos de tareas' y la práctica de la tortura en la llamada lucha contra el terrorismo. La pugna en torno a una readmisión de Cuba a la OEA llama la atención, porque el gobierno de Cuba se ha cansado de decir que propugna el fin de la OEA y su reemplazo por una Unión de Estados de América Latina. El grupo de países que integran Argentina y Brasil también condiciona la readmisión a un proceso de negociación previa sin condiciones -valga la contradicción.

Todo este ‘ruido' político tiene que ver con la intención de Obama y los principales gobiernos capitalistas del continente de ‘poner fin a la guerra fría' en América Latina y proceder con Cuba como se ha hecho con el ex bloque soviético y con China. Esta política tiene el apoyo de la mayoría del ‘establishment' norteamericano, pero no de su conjunto. Es que la ‘guerra fría' no está representada en el momento solamente por Cuba, sino también por varios países con fuertes encontronazos con las oligarquías locales y con una parte del imperialismo.

Más en general, una gran parte de América Latina se encuentra condicionada por la irrupción de fuertes movimientos populares en la última década. Como broche final, la bancarrota capitalista mundial está sacudiendo todas las estructuras sociales y políticas, incluidas las de los países que se alinean contra el llamado neoliberalismo. Por esto, la política de Obama es desarrollar el ‘deshielo' con Cuba en un marco estrictamente bilateral (aunque con los servicios de Brasil). También el gobierno cubano pretende mantener este marco. La negativa de Cuba a retornar a la OEA es objetivamente funcional a la negociación bilateral.

La propuesta de reabrir las puertas de la OEA a Cuba muestra la extrema dependencia de los gobiernos centroizquierdistas y nacionalistas hacia el imperialismo norteamericano, porque en lugar de eso deberían estar planteando la disolución de la OEA. Pero la OEA es el paraguas político del financiamiento de América Latina por parte del BID y del Banco Mundial, así como del conjunto del capital financiero, pues hay que recordar que la OEA es una organización regional de las Naciones Unidas.

El tema del reingreso de Cuba y la respuesta a las iniciativas de Obama han provocado una división entre los gobiernos latinoamericanos. Estas se manifestaron en la reciente asunción del presidente de El Salvador, del FMLN Farabundo Martí, a la que no concurrieron Chávez ni Evo Morales. El propio FMLN se encuentra dividido incluso antes de iniciar su periodo de gobierno.

Prensa Obrera, 4 de junio

 

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