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Venezuela :: 04/07/2015

La psicología (del secuestro) de masas de la guerra económica

Franco Vielma
La guerra económica entendida como una variante de la “Agresión de Espectro Completo” contra la Revolución Bolivariana y el pueblo venezolano, conjuga diversas variables

Políticas, económicas, comunicacionales, socioculturales y el componente psicológico.

Tal factor psicológico en el contexto de nuestra coyuntura económica y social es inocultable. Va más allá de un “comportamiento espontáneo de masas” ante una situación económica. Cada vez adquiere más consistencia la afirmación de que el comportamiento del venezolano está claramente inducido por factores económicos y paraeconómicos en su ejercicio brutal de boicot generalizado contra el abastecimiento y precios, y que actúan de manera articulada con medios y actores políticos.

Oscar Schemel se ha referido al aspecto psicológico de la guerra económica como una acción articulada de “clínica de masas”, esto con el propósito de “exacerbar sentimientos de rabia y descontento que puedan provocar desbordamiento de la violencia. Es decir, inducir una respuesta neurótica violenta que logre una ruptura del modelo o del orden establecido”. Pero las respuestas esperadas por los autores de la guerra van más allá de una violencia inducida, se trata también de encarrilar políticamente el descontento generado por la guerra a favor de la derecha, como es obvio.

La acción psicológica de masas de la guerra económica podría ser explicada de mejor manera por la psicología forense, si establecemos un paralelismo entre la guerra económica y un secuestro de masas. La psicología forense ha desarrollado un grupo importante de insumos para explicar el comportamiento de los secuestradores y secuestrados en la explicación del crimen del secuestro. La guerra económica ya ha adquirido la cualidad de parecer de manera abierta una acción articulada de extorsión y secuestro de masas. Han tomado al pueblo venezolano como rehén, haciendo frente a la autoridad, nuestro Gobierno, para conseguir el poder político, el cual es su objetivo.

Psicología de los secuestradores

Hacemos cita textual a un fragmento de una nota publicada anteriormente, que explica estos detalles:

Ejercicio del poder y control por parte del secuestrador: hablamos del poder de facto de los factores económicos, su rol hegemónico en los nodos de importación, producción, abastecimiento y comercialización que están siendo ejercidos a favor de la guerra con todo su peso sobre la sociedad venezolana, a los fines de someterla. Mediante las prácticas de gran especulación incontrolable, gran acaparamiento, gran contrabando y enrarecimiento simultáneo de los eslabones de la economía; implican en sí un acto de hacer saber que "ellos tienen el control de la situación". La actitud es idéntica a la de un sujeto con un arma larga imponiendo su control y humillando a los secuestrados en una situación de rehenes.

Pérdida de la empatía hacia los secuestrados: de acuerdo con el doctor Dave Davis, de una clínica psiquiátrica de Atlanta, la personalidad de los secuestradores se asocia con la falta de empatía, es decir, la incapacidad de ponerse en el lugar del otro. Si hablamos de los generadores de colas y penurias a la población venezolana, el planteamiento es obvio. Si analizamos casos muy específicos como el de las redes de Farmatodo y de Día a Día, se confirmó que éstas practicaban de manera efectiva la "operación morrocoy" en sus puntos de venta. Habilitaban sólo una caja, sacaban productos poco después de mediodía en muchos casos para someter a la gente a las penurias del sol de la tarde. Los actores del megacontrabando de pañales desechables y papel higiénico entienden que hacen tal "negocio" no por el valor comercial de dicho rubro del otro lado de la frontera, sino por su cualidad sensible al consumo. Los ejemplos son interminables.

Intimidación y ejercicio de la violencia pasiva contra los secuestrados: como los secuestradores, siempre en actitud amenazante, el empresariado en la voz de Jorge Roig afirma: "Las colas van a continuar. Si nos persiguen, las colas van a continuar". Casi más parecida a una situación de secuestro como en las películas, Roig ha dicho: "Si no nos dan los dólares, las colas van a continuar".

Generar indefensión e incertidumbre en los secuestrados: Oscar Schemel señala que en la clínica de masas de la guerra económica, su desarrollo implica la consolidación de estadios de "indefensión e incertidumbre en la población". Tan idéntica es la situación en el marco de la guerra económica que los medios de propaganda de la burguesía propician tales sensaciones desde su planteamiento noticioso hasta en el que viene de la mano de "especialistas" opinólogos de la economía. El planteamiento mediático de la guerra al unísono con su planteamiento en la economía real inhibe las sensaciones de seguridad en el abastecimiento. Hablamos de una práctica del terror, el ejercicio concreto del terror, para someter, para hacer sentir a la población que el Gobierno no puede ejercer una protección efectiva, por "incapaz". He ahí la afirmación de la guerra económica de carácter generalizado. El comercio roba y azota al unísono, asumiendo que las fiscalizaciones son imposibles en todos lados al mismo tiempo.

Cuestiones idénticas a las de un secuestro

La clínica de masas de la guerra económica trae consigo una carga simbólica significativa. Quienes más están facultados para secuestrar, desarrollan una metodología específica de efectividad demostrada en su lenguaje, en su expresión corporal, en el uso de la palabra y de su factor de fuerza (como un arma de fuego). Hay "coincidencias" enormes entre las frases típicas de un grupo de secuestradores y las expresiones del seudoempresariado venezolano y sus actores políticos, en el marco de nuestra situación económica. Estos últimos han logrado posicionar en el imaginario simbólico expresiones que podemos esquematizar de la siguiente manera:

Las demandas de los secuestradores: un grupo de secuestradores afirman de manera constante, repetitiva y enfática ante sus secuestrados: "que nos entreguen lo que queremos o seguirán aquí". En palabras de Henrique Capriles: "hay que cambiar este Gobierno para salir de esta situación".

Los secuestradores someten y esperan obediencia de los secuestrados: un grupo de secuestradores suele crear las más favorables condiciones para ellos en el control de la situación. Necesitan rehenes pasivos, que colaboren, que no se rebelen contra ellos. Emplean frases como: "ustedes salen vivos de aquí si yo quiero, no se resistan, colaboren y les irá bien". En frases posicionadas por el seudoempresariado y la derecha política nos encontramos con enunciados como "Venezuela necesita del empresariado venezolano, hay que seguir creyendo en la empresa privada como solución a los problemas del país… El pueblo debe apoyar nuestras demandas".

Inocencia de los secuestradores: en todos los casos de secuestros registrados en el mundo, los secuestradores siempre han tratado de ganar el respaldo de sus víctimas declarándose "inocentes" o "forzados" a realizar tal acción por razones diversas, casi siempre achacadas a la autoridad a la cual confronta. Se deslindan de culpas. Una frase típica de un secuestro es "la autoridad que está afuera y que quiere joderme para liberarlos es el causante de que yo esté aquí; él es el enemigo". En enunciados de muchos actores económicos y políticos de la derecha se ha afirmado: "El Gobierno nacional es el responsable de la crisis ya que con su mala administración genera el desabastecimiento, el bachaqueo y el precio del dólar paralelo".

El escudo humano de los secuestradores: en un secuestro los rehenes suelen ser empleados como escudos humanos. Los secuestradores suelen emplear frases como "si la policía entra para matarme, los matará a ustedes también. Díganles que no entren y que cumplan nuestras peticiones". Son múltiples las expresiones que han venido de seudoempresarios venezolanos y sus actores políticos en contra de las regulaciones, de las fiscalizaciones y de la búsqueda y captura de los grandes actores del sabotaje. Han declarado con insistencia: "tales acciones son una persecución al sector privado", "un acoso al empresariado emprendedor", "las regulaciones sólo traerán mayor escasez", "el pueblo será el perjudicado por las acciones del Gobierno", "las fiscalizaciones sólo traerán más colas", "con persecución es imposible invertir y producir", "la situación va a empeorar si siguen regulando".

Simpatizantes y cómplices de los secuestradores: en muchos casos de secuestro en el mundo se han registrado casos de "síndrome de Estocolmo", que es cuando algunos secuestrados sienten empatía y sentimientos positivos hacia sus secuestradores. En el marco de la realidad venezolana podrían encajar quienes como seguidores de la oposición venezolana aplauden a la empresa privada, la defienden y se ponen a favor de los actores políticos del sabotaje. Gran parte de la oposición venezolana sufre "síndrome de Estocolmo". Otra cuestión documentada en secuestros es la de la colaboración activa o complicidad entre los secuestrados. En el caso de la política venezolana, podrían encajar los muchos casos de pequeños actores económicos del comercio, especuladores, así como seguidores desaforados de la oposición, que entienden a plenitud que en Venezuela hay una guerra económica. Estos la entienden como "un mal necesario para salir de este Gobierno".

La acción de la autoridad

En un secuestro la autoridad actúa en base a la negociación, en la obtención de tiempo y muchas veces en la ejecución quirúrgica de la fuerza de manera diferenciada, en ocasiones con el desenlace de "daño colateral". Esta situación podría compararse con mucho de lo implementado desde el Gobierno nacional.

Para finalizar, cierto es que todo registro policial del secuestro ha dado cuenta con que casi todos los casos de la historia forense moderna, han culminado en un punto en que la parte con "posición de dominio" en la situación consigue su objetivo, siendo casi siempre la autoridad la que gana. La acción articulada de la autoridad y quienes, como rehenes se oponen al sometimiento de la guerra económica, son quienes mejores condiciones tienen para resolver a su favor esta coyuntura. La situación ya ha alcanzado un punto de inflexión, de definición, basada en la identificación de los actores y al apoyo entre los rehenes a la acción contundente de la autoridad y sus elementos de apoyo. 

En este punto crítico, la cuestión está por definirse.

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