lahaine.org
Europa :: 04/09/2015

La "Unidad popular" griega, ¿un nuevo paradigma político para la izquierda europea?

Manuel Medina
Los pronósticos del KKE sobre la dirigencia de Syriza se cumplieron con una precisión matemática.

Se podrá estar o no de acuerdo con la táctica o estrategia del Partido Comunista Griego -KKE-, pero lo que nadie le podrá negar jamás es el hecho de que sus pronósticos acerca de cuál iba a ser el comportamiento político de la dirigencia de Syriza se cumplieron con una precisión matemática.

Lo cierto es que el KKE, de manera perseverante y desde hace ya mucho tiempo, había venido advirtiendo acerca del carácter políticamente oportunista e ideológicamente socialdemócrata de la formación política griega Syriza.

En honor a la verdad hay que decir también que fueron muy pocos los que desde fuera de Grecia apoyaron su política de no aliarse electoralmente con Syriza. El propio sociólogo norteamericano James Petras, que fustigó duramente a los comunistas griegos por negarse a aceptar una coalición con el partido de Alexis Tsipras, terminó reconociendo que habían sido ellos los únicos que habian avisado sobre lo que finalmente iba a suceder. De igual forma, desde los medios digitales afines a lo que hoy todavía se denomina como "izquierda" en el Estado español llovieron duras críticas al KKE, en las que los epítetos más suaves que se usaron en su contra fueron los de "dogmáticos", "sectarios", "estalinistas", "iluminados", "gente situada fuera de la realidad", etc., etc.

La incomprensión y el rechazo fue general y casi absoluto. Por su negativa a aliarse con Syriza se les acusó igualmente de torpedear "la unidad de la izquierda". IU, sin ir más lejos, excluyó a los comunistas griegos de sus referencias internacionales, prestando a la coalición helena liderada por Alexis Tsipras un apoyo explícito e incondicional. Cayo Lara se exhibía con Tsipras allí donde tenía ocasión, en dura competencia con Pablo Iglesias. Numerosos encuentros y actos públicos tuvieron lugar en Madrid con motivo de la visita de éste a la capital del Estado. Los líderes de IU - todos sin excepción - huían de la posibilidad de que se produjera algún tipo de asociación entre el KKE y la formación reformista española. Syriza se convirtió de la noche a la mañana en el arquetipo político a imitar en España. Y el ritmo de esa orquestación lo protagonizaron Podemos e Izquierda Unida.

"Parece estarse produciéndose una nueva escenificación del engaño de Syriza. Si se analiza el programa electoral de la nueva formación escindida de la organización matriz, se podrá constatar que 'Unidad Popular' no ha hecho sino remozar las viejas propuestas neokeynesianas de reforma del capitalismo"

La verdad es que la actitud de IU no debería extrañar a nadie. Syriza, IU y Podemos comparten el mismo proyecto de sociedad, aunque estas formaciones intenten enmascarar sus objetivos políticos con un lenguaje radical y supuestamente transformador. Las tres organizaciones políticas desconfían de la posibilidad de que la sociedad actual pueda transformarse sustancialmente. Esa es la razón por la que en su perspectiva programática tan sólo contemplan la hipotesis de introducir desde el gobierno, y sin lesionar los intereses de las clases hegemónicas, algunos cambios que sirvan para embellecer el rostro monstruoso del sistema capitalista actual.

Panagiotis Lafazanis, ex ministro de Syriza y ahora dirigente del nuevo partido "Unidad Popular", acompañando a Alexis Tsipras

Ese, y no otro, ha sido el motivo por el que a partir del momento en el que los pronósticos de los comunistas griegos empezaron a plasmarse de forma bochornosamente espectacular, la "izquierda" reformista española ya no se atrevió siquiera a mentar a Syriza como el paradigma político a imitar. Su estruendosa traición al pueblo griego ha sido tan evidente y de tal magnitud que les ha hecho aconsejable mantener sobre el tema un prudente silencio. Syriza pasó repentinamente a un discreto segundo plano en los elogios públicos del reformismo neokeynesiano español. El electoralismo solo rinde gratitud y fidelidad a quienes les pueden servir de escalones en su incansable ascenso a las poltronas institucionales.

No obstante, en la medida en que las vergonzosas posiciones mantenidas por Syriza en las negociaciones con la Troika se han ido conociendo, y una escisión se ha abierto entre sus filas, los ex incondicionales españoles de Tsipras han trasladado sus simpatías ideológicas hacia el puñado de diputados de Syriza que, con el nombre de "Unidad Popular", se presentarán a las próximas elecciones. Pero, ¿quiénes son, realmente, los que han pasado a constituir hoy la nueva referencia ideológica de la socialdemocracia vergonzante española?

EL ORIGEN DE SYRIZA

Convendría, antes de despejar esta interrogante, hacer una breve referencia histórica de cuál ha sido la trayectoria histórica de la Coalición Syriza.

Syriza fue la resultante de la integración de diferentes grupos desgajados del propio Partido Comunista griego durante los años 90 del pasado siglo, coincidiendo con el proceso de desplome de la Unión Soviética.

Partiendo de los presupuestos ideológicos que se habían impuesto en la dirección del Partido Comunista de la Unión Soviética, encabezado por Mijail Gorbachov, estos grupos trataron de imponer al Partido Comunista Griego un proceso de socialdemocratización en el que llegaron a abogar, incluso, por su disolución.

Con precisión se podría decir que el núcleo inicial del que nacería Syriza - Synaspismos - estaba constituido por antiguos eurocomunistas, procedentes de sucesivas escisiones que habían tenido lugar en el seno del KKE a lo largo de las décadas de los 60 y 70 .

A diferencia de lo que sucedió con el Partido Comunista Francés, el Partido Comunista Italiano, el Partido Comunista de España y otras organizaciones comunistas europeas, en Grecia esta operación de cirugía ideológica fracasó y el Partido Comunista griego continuó siendo hegemónico entre las organizaciones que se reclamaban pertenecientes a la izquierda helena.

"Syriza se convirtió de la noche a la mañana en el arquetipo político a imitar en España por la socialdemocracia vergonzante. Y el ritmo de esa orquestación lo protagonizaron Podemos e Izquierda Unida"

A partir de la década del 2.000, Synaspismos (SYN) dio acogida en su seno a otros grupos minoritarios, pero con orígenes bien diversos e incluso contradictorios. A las filas de lo que hoy es Syriza se incorporaron múltiples corrientes compuestas por trotskistas, maoístas y otros grupos de procedencia muy heterogénea. En una suerte de "tótum revolutum" político, sus integrantes confluyeron en lo que ellos mismos denominaron un "movimiento antisistema", de perfiles ideológicos borrosos pero con una línea política común, incapaz de traspasar los límites reivindicativos del reformismo keynesiano.

Sólo a partir del 2010, con la caótica crisis económica capitalista y la estrepitosa quiebra de los partidos dominantes en el sistema político griego, el núcleo embrionario de Syriza empezó a cobrar una cierta notoriedad en el seno de la sociedad griega.

La actitud entreguista de los grandes partidos tradicionales helenos ante el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la propia Unión Europea arrastró a muchos griegos a alejarse de estas organizaciones, que de manera invariable se turnaron en el gobierno después de la Dictadura militar de los Coroneles.

El PASOK - una especie de PSOE español - y Nueva Democracia - la versión helena del PP - sufrieron una caída espectacular en el crédito del pueblo griego. Fue Syriza la organización que, al calor de la crisis económica, absorbió parte de las deserciones del PASOK, asumiendo con un lenguaje supuestamente radical y de "izquierdas" una imposible defensa de los intereses populares, dentro del marco de un proyecto económico capitalista como es la UE. Las franjas sociales de asalariados con altas remuneraciones, las clases medias y los profesionales sintieron el vértigo provocado por el vacío al quedar, de repente, sin los soportes del suelo político sobre el que hasta entonces habían creído estar representados. Syriza vino cubrir ese hueco.

El resto de la trayectoria de Syriza es conocido ya por nuestros lectores. El partido de Alexis Tsipras ganó las elecciones, comprometiéndose ante su pueblo a aliviar la situación económica de las clases trabajadoras griegas, pero nunca a que se operaran cambios radicales en la estructura económica del país. Bastó que transcurrieran unos pocos meses para que quedara en evidencia que las intenciones del ejecutivo griego se ajustaban milimétricamente a los cánones capitalistas de gestión.

En su gestión gubernamental la coalición centrista Syriza-ANEL no sólo mantuvo los dos memorandos anteriores impuestos por la Troika, así como las medidas legislativas resultantes de los mismos, sino que además aprobó parlamentariamente un nuevo acuerdo aún peor que los precedentes, liquidando los pocos derechos laborales que todavía existían hasta ese momento. Aceptando las presiones de la Troika, el ejecutivo de Tsipras aplicó fortísimos recortes a la Seguridad Social, a los salarios y a las pensiones. De igual forma, procedió a la creación de nuevos impuestos que afectaron fundamentalmente a los sectores populares. En flagrante contradicción con sus promesas preelectorales, el gobierno de Syriza puso en marcha la promoción privatizadora de importantes bienes públicos. Todo ello fue ejecutado, además de con el apoyo fervoroso del conjunto de la derecha parlamentaria, con los votos de la totalidad de los diputados de Syriza, sin ninguna excepcion. Sólo los parlamentarios del Partido Comunista se opusieron a esas medidas.

PERO, ¿QUIÉNES SON LOS "DISIDENTES" DE SYRIZA?

Después de la tragicomedia griega representada por el gobierno de Syriza, esta organización ha entrado en un proceso de quiebra cuya proyección en el tiempo resulta hoy todavía difícil de calcular. Por lo pronto, Syriza ha realizado una convocatoria urgente de elecciones con un desenlace final impredecible. El proceso electoral va a tener lugar en el marco de un profundo desconcierto y desmoralización de la sociedad griega. En las presentes circunstancias cualquier eventualidad puede producirse.

No obstante, lo que parece estarse produciéndose es una nueva escenificación del engaño de Syriza. En efecto, 25 diputados de esta formación política, encabezados por Panagiotis Lafazanis, el hasta hace poco flamante Ministro de Energía del ejecutivo de Tsipras, han constituido lo que ellos denominan la "Unidad Popular". Los ex diputados de Syriza dicen ahora reivindicar las posiciones "originariamente izquierdistas" de la formación reformista.

Pero si se analiza con detenimiento el programa electoral de la nueva formación escindida de la organización matriz, se podrá constatar que "Unidad Popular" no ha hecho sino remozar las viejas propuestas neokeynesianas de reforma del capitalismo que ya enunciara desde hace dos años el partido encabezado por Alexis Tsipras.

La verdad es que "Unidad Popular" no se diferencia en casi nada de la organizacion de la que proviene. Su cúpula está integrada por viejos componentes de la dirección institucional de Syriza. Durante los meses que ha durado el gobierno de Alexis Tsipras, los 25 diputados "discrepantes" han aceptado sin réplica alguna los acuerdos entre el gobierno heleno y la Troika. Sin ir más lejos, el pasado 20 de febrero los actuales "disidentes" suscribieron con su voto parlamentario las nuevas medidas legislativas resultantes de las exigencias impuestas por el gran capital europeo.

"Los diputados que hoy encabezan la "Unidad popular" apoyaron la coalición Syriza-ANEL cuando Tsipras prometió públicamente a los EE.UU. y a la OTAN una nueva base militar en el Mar Egeo y planificó maniobras militares con Tel Aviv"

Lejos de oponerse al lesivo memorándum acordado entre la Troika y el gobierno de Tsipras, los diputados que hoy encabezan la "Unidad popular" no dejaron de apoyar a la coalición Syriza-ANEL, impidiendo con sus votos de apoyo la quiebra de ésta. Sólo cuando Alexis Tsipras anunció su renuncia, los diputados de "Unidad popular" se apresuraron a anunciar su distanciamiento político de la organización y del que hasta ese momento había sido su Secretario General.

Los diputados "rebeldes", que hoy se agrupan en torno a la nueva plataforma electoral de "Unidad Popular", mantuvieron un silencio religioso cuando el Gobierno encabezado por Alexis Tsipras prometió públicamente a los Estados Unidos y a la OTAN una nueva base militar en el Mar Egeo. Tampoco fueron capaces de levantar la voz cuando su gobierno planificó maniobras militares con Tel Aviv. Idéntico silencio pudo observarse cuando la Unión Europea desplegó toda una cadena de medidas sancionadoras en contra de Rusia, llegando a declarar su ministro derechista de Defensa que Grecia se encontraban en disposición de participar en las actividades con las que la OTAN y la UE trataban de cercar a ese país.

¿Qué motivos tenemos hoy los hombres y mujeres de izquierdas para confiar en quienes frustraron las esperanzas de su propio pueblo? ¿Puede constituir la "Unidad Popular" griega un paradigma político para los trabajadores, tal y como parecen estar sugiriendo voces procedentes de IU, Podemos o de los sectores del centrismo abertzale vasco?

Canarias-semanal.org

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal