Las protestas y disturbios reflejan la creciente frustración en toda Indonesia


La policía de Yakarta liberó a 156 estudiantes de secundaria detenidos durante la protesta del 25 de agosto fuera del complejo de la Cámara de Representantes (DPR) en Senayan. Los conductores de motocicletas de plataforma (ojol), un segmento creciente de los pobres urbanos de Yakarta, también se manifestaron. La manifestación se desarrolló en varios sitios alrededor de Yakarta, pero finalmente se centró en el parlamento indonesio. La policía utilizó cañones de agua y gases lacrimógenos contra los manifestantes. Los manifestantes respondieron lanzando piedras y cócteles molotov durante el día.
Una segunda manifestación tuvo lugar el 28 de agosto. Por la mañana, fueron los sindicatos afiliados al Partido Laborista, que apoyan al gobierno. Por la tarde y por la noche, vinieron más estudiantes de secundaria, conductores de plataformas y estudiantes universitarios. En un intento de dispersar a la multitud, un conductor de moto de plataforma que entregaba comida fue atropellado por un coche blindado de la policía y murió. Su muerte, ampliamente publicitada en las redes sociales, provocó manifestaciones en todo el país durante los días siguientes, algunas de las cuales resultaron en enfrentamientos físicos con la represión policial y la quema de coches y edificios.
Las manifestaciones fueron convocadas por publicaciones virales en las redes sociales. Estas publicaciones tocaron una fibra sensible dada la creciente indignación que ha estado acumulándose durante mucho tiempo, pero que se ha desatado durante 2025. Es crucial tener en cuenta las principales reivindicaciones de los manifestantes que se han expresado en Yakarta y en otros lugares.
La indignación por los grandes ingresos de los miembros del parlamento y la violencia policial fueron el foco de muchos comentarios en las redes sociales, así como de las protestas. Las exigencias de abolición de las asignaciones parlamentarias y el fin de los impuestos onerosos para la gente común también figuraron entre las más destacadas. Entre miles de personas que se movilizaban en las calles de más de 30 ciudades, la mayoría no afiliados a ninguna organización, hubo también otras demandas.
A lo largo de los últimos años ha habido protestas de varios tipos en torno a diferentes temas. Las dramáticas manifestaciones más recientes ocurrieron entre el 13 y el 14 de agosto en la oficina del Regente (alcaldía) contra el aumento del 250% del impuesto sobre tierras y edificios rurales y urbanos (PBB-P2) del Regente Sudewo y exigiendo dimisión.
La negativa del regente (alcalde) a reunirse con los manifestantes llevó a la confrontación: la policía usó cañones de agua y gases lacrimógenos; los manifestantes quemaron un vehículo policial y rompieron puertas. Protestas anti-impuestos similares estallaron en Java Central y Sulawesi. Poco después de las protestas, el gobierno admitió que ordenó que se derogaran los aumentos de impuestos.
Mientras estas manifestaciones se debatían viralmente a través de las redes sociales, la elitista clase política ha exhibido una extraordinaria sordera que refleja el incrustado sentido de impunidad tras veinte años de gobierno estatal del partido y su red caciquil.
Mientras que consignas como "Indonesia es oscuridad" y "¡Salgamos de aquí ahora!" y "Indonesia no está bien" siguen siendo virales, junto con el levantamiento de la bandera pirata "One Piece", los políticos votaron aumentarse el sueldo, elogiaron el buen estado del país, aseguraron que Indonesia está "en la Luz" y "baik-baik saja" (todo está bien), criticaron a la gente común por ser codiciosa, aumentaron los impuestos y las tarifas que la gente común paga, dieron la impresión de pensar que "los maestros son una carga para el Estado" (incluso si no dicen eso exactamente) y otorgan los premios estatales más altos a empresarios ricos que han sido condenados por corrupción de alto nivel o a ministros del gabinete que ni siquiera han servido a un año en el mismo.
Sin liderazgo político o ideología, la ola de movilizaciones se apagó rápidamente. Habían comenzado el 25 de agosto y desaparecido para el 30 de agosto. El 31 de agosto, cuando el presidente Prabowo autorizó a la policía y al ejército a tomar medidas firmes contra los disturbios, Yakarta estaba relativamente tranquila, con solo pequeñas protestas esporádicas en otros lugares. Durante la semana de protestas, al menos diez personas murieron en la represión policial. Hay cientos de detenidos y algunos aún desaparecidos.
El gobierno ha hecho sus primeros arrestos de dirigentes de ONGs. Se alega que han compartido publicaciones explicando cómo hacer cócteles molotov e instando a quemar estaciones de policía. Sin embargo, hay una profunda sospecha en la sociedad civil en general sobre tales acusaciones, una sospecha asociada a provocaciones y la participación de la inteligencia tanto de la élite como de la policía y el ejército. Muchos en la sociedad civil temen la intensificación de la represión.
Sin embargo, en la búsqueda desesperada de un crecimiento económico para alcanzar el 8% del PIB de Prabowo, el gobierno, y la élite en su conjunto, no pueden permitirse asustar a los inversores con repetidas oleadas de protestas y disturbios. La bolsa de valores cayó durante estos cinco días.
Una característica conspicua y muy nueva de la respuesta tanto del gobierno como de la élite a las protestas ha sido una serie de concesiones muy anunciadas: la rescisión de los grandes aumentos de ingresos para los miembros del parlamento, muchas declaraciones de figuras de élite "minta maaf" (pidiendo perdón) al país, cese de los parlamentarios más sordos, promesas de una reforma del parlamento y la baja deshonrosa de un oficial de policía y degradación del conductor del coche blindado que atropelló al conductor de plataforma. Y, finalmente, el 8 de septiembre la sustitución del ministro de Finanzas Sri Mulyani, cuyo rostro melancólico reproducido viralmente en las redes sociales ha sido un símbolo de las políticas fiscales y de austeridad del gobierno.
El nuevo ministro de Finanzas, Purbaya Yudhi Sadewa, comenzó su mandato con su propia declaración sorda, distribuida viralmente en las redes sociales, afirmando que las recientes protestas fueron las voces de solo un pequeño segmento de las personas que enfrentan dificultades y que ese descontento desaparecerá y la gente makan enak (comerá bien) pronto cuando se logre una tasa de crecimiento del 6% o 7%.
Pero 24 horas después de su nombramiento los estudiantes de la Universidad de Indonesia se manifestaban pidiendo su cese. No cabe duda de que Indonesia está entrando en un período preñado de posibilidad de protestas impredecibles, que desafiarán a las organizaciones de la sociedad civil a proporcionar soluciones para responder al descontento contra el régimen neoliberal.
* Profesor visitante en la Universidad de Gajah Mada, Indonesia.
maxlaneonline.substack.com. Traducción: Enrique García para Sinpermiso.