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Medio Oriente :: 04/06/2023

Liberación 2000: Cómo Hezbolá expulsó al ejército del régimen israelí

Yusuf Fernández
En mayo de 2000, y tras casi 18 años de guerra, Israel se retiró del sur del Líbano, diezmado por las bajas, en lo que se conoció como el “Vietnam de Israel”

El 6 de Junio de 1982 Israel lanzó su tercera invasión del Líbano, denominada eufemísticamente “Operación Seguridad para Galilea”. El ejército israelí sitió entonces Beirut durante 83 días. Tras varias semanas de bombardeos contra la ciudad, que causaron la muerte de miles de libaneses y palestinos, las fuerzas de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) aceptaron abandonar el Líbano para dirigirse a Túnez.

Poco después, en septiembre de 1982, un oficial del Ejército libanés retirado, mayor Saad Haddad, declaró, animado por los israelíes, la autonomía en una región del Sur del Líbano que comprendía tres ciudades, 74 pueblos y unos 90.000 habitantes. Él también formó el llamado “Ejército del Sur del Líbano” (ESL), bajo el mando del Ejército israelí y la Seguridad General de Israel. Haddad fue sucedido por Antoine Lahad. El objetivo israelí a largo plazo era la anexión de esta zona del Sur del Líbano a Israel y el aprovechamiento de las aguas del Río Litani.

Sin embargo, en mayo de 2000, y tras casi 18 años de guerra, las fuerzas de ocupación israelíes se retiraron del Sur del Líbano, diezmadas por las bajas y agotadas por una continua lucha sobre el terreno contra los combatientes de Hezbolá y otras organizaciones.

La decisión fue tomada por el primer ministro israelí Ehud Barak, que llevaba poco tiempo en el cargo y había ganado las elecciones prometiendo sacar a los soldados israelíes del atolladero libanés que iba a ser conocido como el “Vietnam de Israel”.

Por su parte, la Resistencia islámica, creada para luchar contra la invasión israelí en 1982, había llevado al Ejército de ocupación israelí y sus colaboradores del ESL a una guerra de desgaste. Con los años, sus operaciones tomaron una mayor amplitud en cantidad y calidad, incluyendo 10 grandes operaciones de martirio.

El 11 de octubre de 1982, el mártir Ahmad Kassir llevó a cabo la primera operación de martirio, detonando su automóvil lleno de explosivos en la residencia del gobernador militar israelí en Tiro, sur del Líbano, matando a 76 soldados y oficiales israelíes e hiriendo a otros 118. Los israelíes trataron de ocultar el desastre afirmando en un principio que se trató de la explosión de bombonas de gas.

A partir de 1994, el número de operaciones guerrilleras de la Resistencia islámica experimentó un marcado repunte. Pasó de 378 en ese año a 660 en 1995, 763 en 1996, 786 en 1997 y 1.164 en 1998.

Todo era atacado: las posiciones del ejército de ocupación y las del ESL, a distancia o por infiltración, en grupos o en ataques individuales. También patrullas de infantería y convoyes militares en movimiento. Lo mismo se aplica a los helicópteros de combate, durante sus intervenciones para evacuar a los soldados muertos y heridos o para brindarles apoyo aéreo.

Israel lanzó dos guerras para asestar un golpe final a Hezbolá: en 1993 y 1996. Fueron un fracaso, al no poder eliminar a su mando militar, destruir sus depósitos de cohetes o sus rampas de lanzamiento o detener las operaciones de resistencia. Terminaron imponiendo la ecuación de los asentamientos israelíes contra las áreas civiles libanesas, primero verbalmente y luego por escrito.

En 1997 tuvo lugar la operación de resistencia más humillante para el ejército israelí. La guerrilla había atraído a una de sus unidades de élite más famosas, la Shayetet 13, a una emboscada fuera de la franja fronteriza, a 60 km de la frontera con la Palestina ocupada. Habiendo desembarcado los sionistas en la playa de Ansariyeh, con la misión de eliminar a un importante líder de la Resistencia, todos los miembros de su comando (unos quince) fueron muertos por bombas colocadas a su paso y los ataques de los combatientes de la Resistencia, que los estaba esperando.

Pero lo peor estaba por venir. En 1999 y hasta mayo de 2000, el número de operaciones llegó a 1.528.

Entre otras cosas, la Resistencia dio muerte al comandante de la Unidad de Enlace del ejército israelí en el Líbano, el general Erez Gerstein. Luego, a finales de enero de 2000, el número dos del ESL, Aql Hashem, fue liquidado en una espectacular operación que fue filmada por el órgano mediático de la resistencia, Medios de Guerra, y emitida por el canal Al-Manar, que jugó un papel crucial en poner de manifiesto las mentiras israelíes.

También hubo la última operación de martirio de la resistencia islámica contra un convoy militar israelí en la carretera que une el pueblo de Al-Qolayaat con la ciudad de Maryayun, que causó la muerte o hirió a 15 soldados israelíes, incluido un oficial superior.

Y en abril de 2000 se llevó a cabo la operación que asestaría un golpe mortal al ESL. Apuntó a un cuartel en Aaramta, en poder del mando del 10º Regimiento de la Brigada Oriental del ESL, y que debía servir como protección para un cuartel israelí establecido en una montaña boscosa que lo dominaba.

Fue objeto de un intenso ataque y luego los combatientes de la Resistencia lo invadieron, eliminando a todos los que allí se encontraban, antes de hacerlo estallar mediante una camioneta cargada de explosivos, reduciéndolo a escombros e imposibilitando su rehabilitación.

Y luego, el 18 de mayo de 2000, 72 horas antes de que los israelíes comenzaran su retirada, se produjo la última operación de la Resistencia. También apuntó a una posición del ESL, ubicada en el área de Al-Bayyadat, en Naqura, en en el extremo sur del Líbano, no lejos de la frontera con la Palestina ocupada. Un tanque T-54 de fabricación soviética participó en el ataque, lo cual era una novedad.

El ESL se derrumbó y sus miembros huyeron en todas direcciones.

Según el primer ministro israelí, fue el colapso de esta milicia lo que le impulsó a acelerar la retirada de sus tropas del sur de Líbano, que debía completarse en julio.

La retirada comenzó el 22 de mayo, a escondidas, sin el conocimiento de los colaboracionistas que no tuvieron tiempo de huir. Fueron sorprendidos por los habitantes que invadieron sus posiciones simultáneamente con la retirada de los israelíes. Otra sorpresa que los israelíes tampoco esperaban. Más adelante, las fuentes de la resistencia indicaron que esta incursión de los residentes locales había sido planeada por el mando de la Resistencia y los combatientes se habían infiltrado entre ellos.

Ningún colaboracionista fue ejecutado. Algunos fueron entregados al ejército libanés o a las fuerzas de seguridad. El resto se apiñó en la frontera con la Palestina ocupada esperando que los israelíes decidieran su destino. Estas fueron las imágenes más humillantes de los integrantes de esta milicia.

Liberación de Jiam

Las imágenes más conmovedoras de la Liberación fueron las de la puesta en libertad de los libaneses detenidos en la infame prisión de Jiam el 23 de mayo. Cabe señalar aquí que la política israelí en el Líbano ocupado estuvo caracterizada por los asesinatos, la toma de rehenes, los maltratos, detenciones sin juicio y torturas sistemáticas.

El Centro de Detención de Jiam fue establecido en 1985, en la instalación de una antiguo fuerte construido por los militares franceses en 1930, durante el mandato francés. Durante los 15 años que el campo estuvo en funcionamiento, unos 8.500 libaneses pasaron por la instalación, convertida en un centro de tortura y crimen. El centro estaba nominalmente a cargo de un oficial del ESL, Aamer Fakhoury, que fue sucedido más tarde por Salaam Fakhoury, pero estaba en realidad dirigido, supervisado y financiado por el Ejército israelí.

La mayoría de los internos eran ciudadanos libaneses: hombres, mujeres y niños. Las razones de su detención iban desde llevar a cabo actividades anti-israelíes hasta expresar opiniones contrarias a la ocupación israelí o simplemente el estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Miles de ellos estuvieron detenidos allí durante años sin ser acusados de nada. Allí no había juicios ni tribunales ni ley aplicable. Solo había muerte y tortura y todos los detenidos eran sistemáticamente torturados, con independencia de su género o edad.

La tortura comenzaba tan pronto como los detenidos llegaban al campo. Quizás el más notorio instrumento de tortura era la “barra”. Desnudos, con la cabeza cubierta por una capucha y esposados a esta barra de metal, los internos eran golpeados o se les echaba encima agua helada o muy caliente. A veces eran dejados durante horas colgando de la barra con los pies apenas tocando el suelo.

Otros métodos de tortura, según los registros de hospitales cercanos, donde los detenidos eran enviados, incluían mutilaciones, aplicación de descargas eléctricas en los genitales, extracción forzada de dientes y uñas, quemaduras con cigarrillos, amputación de dedos, privación de sueño, dejar a los internos desnudos en los meses de invierno, negación de ir al baño para dejar al preso con sus propios excrementos, violaciones y abusos sexuales. Los abusos contra los parientes eran otro tipo de tortura psicológica.

Después de las torturas, los presos tenían que vivir, comer y dormir en celdas de menos de un metro cuadrado. La comida era totalmente insuficiente. En ocasiones, tres internos tuvieron que compartir una patata, un huevo y cinco aceitunas.

No es sorprendente que varios internos murieran como consecuencia de las torturas. Existen registros hospitalarios de fallecimientos durante los interrogatorios o en las celdas por heridas de bala, desangrados, etc. Dos de ellos murieron en el Hospital de la Universidad Americana a consecuencia de las torturas poco después de su liberación.

Los testimonios de los internos revelan la forma en la que el campo de Jiam jugó un papel central en la forma en que Israel y el ESL mantuvieron el control de la zona ocupada del Sur del Líbano. La deliberada crueldad y la tortura sistemática tenían como objetivo el sembrar el terror en la región para evitar acciones de resistencia contra la ocupación o la expresión abierta de los sentimientos anti-israelíes. Esto, sin embargo, resultó un fracaso y las acciones de la Resistencia fueron in crescendo hasta obligar a Israel finalmente a retirarse del Sur del Líbano en mayo de 2000.

Tras la liberación por parte de la Resistencia Islámica, el 25 de Mayo de 2000, las puertas del campo fueron abiertas y los detenidos restantes que quedaban allí, unos 144, fueron liberados.

Hoy en día, los libaneses desean preservar el campo de Jiam sin cambiar nada, no como una imagen histórica, sino como un testimonio viviente de los crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad cometidos por el régimen de apartheid de Israel.

La culminación de la Liberación fue, sin duda, el discurso del secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, el 25 de mayo de 2000, desde la recién liberada localidad de Bint Jbeil. Tras ofrecer esta victoria a todos los libaneses y árabes y a la Ummah, lanzó la frase que quedará grabada en la mente de los funcionarios israelíes: “Israel es más frágil que una tela de araña”.

Al Manar / La Haine

 

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