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Medio Oriente :: 24/10/2006

Mientras se incrementan los enfrentamientos entre kurdos y árabes, acecha el peligro de una tercera guerra

Patrick Cockburn
[Traducido del inglés para La Haine por Felisa Sastre] Cuando el mes pasado el presidente kurdo, Massud Barzani, prohibió que la bandera iraquí ondeara en los edificios públicos del Kurdistán, los iraquíes kurdos dieron un simbólico paso adelante hacia la independencia de hecho.

El presidente justificó la prohibición diciendo que "en su nombre se han cometido muchos pogromos y grandes matanzas".

Los iraquíes kurdos no quieren crear un Estado, ya que ahora creen que no les beneficiaría, sino que aspiran a un grado de autonomía que casi significa lo mismo. "No existe esperanza alguna para este país salvo una solución federal", declaró Barzani a The Independent en su cuartel general en la cima de la montaña, en Salahudin, desde la que se domina la capital kurda, Arbil.

La oposición de Barzani a que la bandera iraquí sea izada fue severamente criticada por los políticos de Bagdad. El primer ministro, Nuri al-Maliki, pronunció una estrafalaria alocución de apoyo a su emblema nacional al decir que: "No sólo los kurdos han sido masacrados con esta bandera sino muchos otros iraquíes. Iraq ha sido sacrificado con esta bandera."

Sin embargo, para muchos árabes iraquíes la bandera significa mucho. En Mosul, donde árabes y kurdos están enfrentados, la policía, en su mayor parte árabe, siguió insistiendo en que los comerciantes y los edificios públicos exhibieran la bandera iraquí. Un mes más tarde, los vendedores callejeros hacían un buen negocio vendiendo banderas nacionales en miniatura a los conductores.

El Kurdistán, en el que gobierna Barzani, es la única zona en paz de Iraq desde la caída de Saddam Hussein en 2003. Formado por las tres provincias kurdas de Arbil, Dohuk y Sulaymaniya, el enclave se desligó del gobierno de Bagdad en 1991 tras la rebelión kurda, y se vio protegido por los sobrevuelos de Estados Unidos.

Los árabes iraquíes se acostumbraron a la idea de que ese territorio kurdo en su totalidad, conocido como Gobierno Regional del Kurdistán (KRG, en sus siglas inglesas), disfrute de una semi independencia. Pero la determinación kurda de permitir que se unan al GRK las zonas de mayoría kurda del resto del Iraq septentrional, en particular Kirkuk, está originando un conflicto grave entre los árabes y los kurdos de a pie.

Iraq ya es el escenario de dos guerras: la primera, entre la comunidad sunní de Iraq y Estados Unidos se inició en 2003, y una segunda, el enfrentamiento sectario entre árabes sunníes y shiíes, que empezó en 2005. Iraq, ahora, puede estar a punto de sufrir una tercera: entre árabes y kurdos en las provincias del norte.

La causa es que en el artículo 140 de la Constitución iraquí, aprobada el año pasado, los kurdos consiguieron el derecho de retorno a las regiones de las que fueron expulsados hace más de medio siglo. Mediante un censo, se determinará quiénes vivían allí y, finalmente, se celebrará un referéndum a finales de 2007, por el que las regiones kurdas podrán unirse al GRK.

El plan está teniendo consecuencias explosivas. Los kurdos reclaman un tercio de los 2,7 millones de habitantes de la vecina provincia de Mosul. Además, tienen un enclave en Khanaqin, en la provincia de Diyala al noreste de Bagdad. En muchos casos, kurdos y árabes están mezclados y la animosidad entre ellos está creciendo.

El subgobernador, Khasro Goran, afirma que, en la ciudad de Mosul, cada semana mueren asesinados cuatro o cinco kurdos, y añade que setenta mil han sido obligados a marcharse este año, la mayoría de ellos de la ciudad de Mosul. En Kirkuk, se ha producido un aumento de los atentados con bomba contra la sede del partido kurdo y de los asesinatos de kurdos. En Diyala, en Bagdad, en el centro de Iraq, los kurdos se dan a la fuga para buscar refugio en el GRK.

La convivencia entre árabes y kurdos cada vez se hace más difícil. La semana pasada, en Jalawla, una ciudad de población mixta en la provincia de Diyala, miembros árabes y kurdos de la policía local entablaron un tiroteo entre ellos, originado porque un comandante árabe de la policía sustituyó a otro kurdo y el nuevo jefe de policía quiso remplazar a los policías kurdos de base con árabes.

En teoría, kurdos y árabes del norte de Iraq decidirán su futuro en las urnas pero el gobierno de Bagdad es débil y resulta difícil imaginarlo organizando un censo y un referéndum que no desea. Barzani es extremadamente considerado con el gobierno de Bagdad pero no cabe duda de que no confía en su autoridad. Tampoco la hay en que tiene razón al decir que el nuevo Iraq será federal, pero puede que sea un federalismo decidido por las pistolas en lugar de por las urnas.

Axis of Logic, 30 de septiembre de 2006

 

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