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Occidente rechaza los ruegos de Ankara
PIA.- La solicitud de Turquía para ingresar a la Unión Europea (UE) fue rechazada una vez más, dando lugar al debate sobre esas negativas que se repiten desde el año 2005, cuando se iniciaron las negociaciones. Frente a los reiterados votos en oposición, Ankara emitió un extenso comunicado en el que criticó las políticas de Europa a las cuales describió como la continuación de las políticas racistas occidentales.
La discusión sobre estos rechazos se torna compleja si se tiene en cuenta que Turquía encaró diversas medidas para satisfacer las demandas de la UE en aspectos sociales, políticos, económicos e incluso militares. Esa condescendencia torna imperante analizar por qué la comunidad europea sigue negándose a recibir al estado turco entre sus filas. Por un lado deben tenerse en cuenta las diferencias culturales y especialmente la reticencia del bloque a aceptar en su seno a un país islámico. A su vez, muchas de las medidas tomadas por la UE hacia Ankara derivan de las lecturas que los países occidentales hicieron del accionar del país turco.
En primer lugar, Turquía utilizó como estrategia el apoyo a Oriente y la oposición al régimen sionista como armas para presionar a la UE, asumiendo que con esas maniobras Occidente aceptaría sus demandas. Pero el accionar concreto de Turquía demostró que esa tendencia hacia el Oriente no era real.
Los países occidentales interpretaron que los posicionamientos expresados por Turquía se asemejaban a una retórica política que no tenían anclaje en lo real, sino que el verdadero interés de Ankara era mantener la cercanía con Europa.
En segundo lugar, Turquía dejó a un lado sus políticas regionales anteriores y empezó a relacionarse con sus vecinos durante los dos últimos años. Las medidas tomadas lo convirtieron en el país ejecutor de los planes occidentales en la región. Esa situación no se dio sólo en los asuntos políticos y económicos, sino que los alcances se ampliaron al plano militar. Ejemplo de ello fue la actuación del Estado turco con respecto a Siria e Irak.
Las estrategias que se están encabezando desde Ankara apuntan a crear diversas crisis en la región en claros esfuerzos por satisfacer a Europa. En ese marco, los países occidentales saben que Turquía está dispuesta a realizar cualquier maniobra, ante lo cual, el rechazo de la membrecía de este país en la UE puede ser leído como una estrategia para obligar a los turcos a cumplir con aún más demandas de Occidente.
A modo de conclusión, puede sostenerse que, por un lado, los errores de planificación de los turcos motivaron a Occidente a imponer sus demandas a Turquía en lugar de aceptar a este país en la UE. Por otro lado, Ankara se sigue prestando como un instrumento para los juegos occidentales en lugar de retomar experiencias anteriores y aprender de esas situaciones, tales como la de Siria e Irak. Mientras tanto, el estado turco sigue pidiendo la autorización para su ingreso a la Unión Europea.
