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Medio Oriente :: 15/01/2006

Palestina abandonada

Alain Gresh
Javier Solana, alto representante de la Unión Europea para la política exterior y la seguridad comuna (PESC) amenaza a la Autoridad Palestina con retirarle su apoyo en Bruselas en caso de victoria de Hamas en las elecciones del 25 de enero de 2006. En suma, la Europa de los veinticinco acepta las elecciones a condición que salgan elegidos los candidatos que prefiere

En el curso de los últimos años tanto los dirigentes europeos como los medios de comunicación han ido cambiando, sutil e insensiblemente, su manera de abordar el drama de Palestina y la solución del conflicto israelo-palestino. Durante todo lo que se ha denominado "proceso de Oslo" estaba claro que la solución pasaba por una negociación de conjunto fundada en una retirada de las tropas israelíes de los territorios ocupados en 1967, incluida la parte este de Jerusalén, el establecimiento de fronteras duraderas entre el Estado palestino e Israel, y una solución aceptable para los refugiados palestinos. Tanto las negociaciones de Camp David (julio de 2000) como las de Taba (enero de 2001) trataron sobre estos contenciosos.

El estallido de la segunda Intifada a finales de septiembre de 2000, la sangrienta represión llevada a cabo por el ejército israelí desde los primeros días -dos meses antes de los primeros atentados suicidas-, la escalada de violencia, la elección de Ariel Sharon como primer ministro, la multiplicación de los atentados contra civiles israelíes, después la recuperación del control total por parte del ejército israelí de los territorios ocupados han ido jalonando los últimos años. Sin embargo, desde el punto de vista del derecho internacional, sea cual sea la apreciación que se pueda tener sobre la estrategia y la táctica de la Autoridad Palestina, persisten los problemas de base: Cisjordania, Gaza y Jerusalén este siguen siendo territorios ocupados, Israel sigue siendo una potencia ocupante y la creación de un Estado palestino independiente sigue siendo la clave de la paz.

Crímenes de guerra ocultados

Sin embargo, leyendo las declaraciones de los dirigentes europeos y siguiendo las noticias reflejadas por los medios de comunicación se constata una inversión de la perspectiva: ahora son los palestinos, es decir, los ocupados, quienes tienen que dar muestras de su buena voluntad. Las referencias de la Unión Europea a uno y otro campo ocultan mal la adhesión a la visión del primer ministro israelí: cualquier avance en la línea de la paz depende de la Autoridad Palestina; es ella quien debe reformarse, liquidar a los grupos armados, dar pruebas de su buena voluntad de coexistir con Israel. Esta adhesión es también muy sensible en los medios de comunicación que tienden a borrar la realidad de la política israelí sobre el terreno, a subestimar su carácter represivo y contrario al derecho internacional, a ocultar los crímenes de guerra cometidos. En Francia las violentas campañas llevadas a cabo contra algunos periodistas e intelectuales, de Daniel Mermet a Edgar Morin, pasando por Jean Ferrat, han contribuido a paralizar a una parte de los periodistas: ¿quién querría ser tachado, aunque fuera erróneamente, de antisemita?

Un caso de manual lo proporciona el editorial de Libération del 2 de enero de 2006, que se lamenta de la situación que prevé en Palestina. Pero, ¿de quién es la culpa? «La elección de Mahmoud Abbad en el sillón de Arafat hace un año, escribe Patrick Sabatier, había sido un motivo de esperanza. Se había abierto una ventana de oportunidad por la que podría soplar un aire de democratización y de reformas en los Territorios palestinos (¡sic!, sobre todo no utilicemos la palabra ocupación), al mismo tiempo que el de la desmilitarización de la política palestina con vistas a retomar las negociaciones con Israel. Hoy esta ventana está a punto de cerrarse en las narices de los partidarios de la paz». Apenas se evoca la responsabilidad del gobierno de Sharon

La evacuación de Gaza durante el verano de 2005 representó otro ejemplo edificante desde este punto de vista. Durante semanas los medios de comunicación occidentales atrajeron la atención sobre los algunos miles de colonos evacuados y se extendieron tanto sobre sus sufrimientos como sobre los llantos de los soldados encargados de evacuarlos. Pocos periodistas recordaron que según las normas del Tribunal Penal Internacional la "colonización" representa un crimen de guerra. Que muchos de estos colonos son fanáticos dispuestos a disparar con los civiles palestinos. Que decenas de miles de palestinos de Gaza fueron desplazados en el curso de los últimos años sin que ello haya suscitado la menor emoción en Occidente.

Peor aún, la evacuación de Gaza ha sido presentada como un "gesto" significativo de Sharon. Esta evacuación le ha permitido reforzar su crédito en Estados Unidos y en Europa, y le ha abierto las puertas a una visita oficial, y con gran pompa, a Francia. Sin embargo, tal como recuerda Naciones Unidas, Gaza sigue siendo un territorio ocupado, las tropas israelíes realizan ahí numerosas incursiones -el gobierno israelí incluso acaba de decidir instalar una "zona de seguridad’ sobre el territorio palestino evacuando para ello a una parte de la poblaciónLa amenaza de cortar la electricidad a toda Gaza constituye también un castigo colectivo contrario a las convenciones de Ginebra. La organización estadounidense Human Rights Watch señalaba en un comunicado del 23 de diciembre de 2005 que esta medida representa una violación de las leyes de guerra, lo mismo que la que Tel Aviv había decretado prohibiendo entre el 24 de septiembre y el 12 de noviembre la entrada a su territorio de 5000 trabajadores palestinos, aumentando así el sufrimiento de una población de la que un 68% vive por debajo del umbral de miseria (1).

Avanza la colonización

Moustapha Barghouti, candidato que obtuvo aproximadamente el 20 % de los votos durante las elecciones presidenciales en Palestina en enero de 2005 frente a Mahmoud Abbas, publicó recientemente un artículo titulado «La verdad que no escucháis» (2). En él hace balance de la situación sobre el terreno, tanto en Gaza como en Cisjordania, un balance muy alejado de la versión israelí que «presenta una imagen absolutamente opuesta de la realidad»; muy alejado también de la imagen que pueden transmitir la mayoría de los medios de comunicación occidentales.

Así, la colonización avanza rápidamente. «La población total de los colonos () es actualmente de 436 000: 190 000 en Jerusalén y 246 000 en Cisjordania. Sólo 8 475, esto es, el 2% de este total, de los colonos ilegales han sido evacuados de Gaza y de la región de Jenín. Durante el mismo periodo la población de las colonias de Cisjordania aumento masivamente en 15 800 colonos.»

Relata también la vía cotidiana impuesta por el muro de separación, que rodea completamente una ciudad como Qalqiya, con una sola puerta cuya llave tienen los soldados israelíes. «Para franquear el muro se necesita un permiso, un permiso que es prácticamente imposible de obtener. Incluso cuando se logra obtenerlo hay que arreglárselas con los horarios especiales de apertura. En la región de Jayous se puede pasar entre las 7h40 y las 8 horas de la mañana, entre las 14 h y las 14h15, y entre 18h45 y 19 horas: un total de 50 minutos al día. A veces el ejército se olvida de abrir las puertas y los alumnos, los profesores, los agricultores, los enfermos y la gente corriente tiene que esperar indefinidamente».

Las consecuencias de la construcción del muro de separación en la ciudad de Jerusalén han sido confirmadas por un informe reciente de los jefes de misión de la Unión Europea a Jerusalén este (3). Este texto revela, entre otros, algunos ejes de la política israelí en la ciudad santa:

la prácticamente terminada barrera en torno a Jerusalén este, lejos de la línea verde (línea de alto el fuego del 1967);

la construcción y la expansión de las colonias ilegales por parte tanto de entidades privadas como del gobierno israelí, en el interior y en torno a Jerusalén este;

la demolición de casas palestinas construidas sin permiso (que son casi imposibles de obtener);

el plan de expansión de la colonia de Maaleh Adoumim, que amenaza con acabar de rodear la cuidad por las colonias judías y con dividir Cisjordania en dos sectores geográficos.

Y los cónsules europeos en Jerusalén subrayan que «las acciones de Israel en Jerusalén violan sus compromisos en relación a la Hoja de Ruta y al derecho internacional». ¿Resultado de estas constataciones? La Unión Europea decidió, valientemente, no publicar este informe

La Autoridad [Palestina] no es un Estado

Amira Haas, la corresponsal del periódico Haaretz en los territorios ocupados, conocida por sus valientes reportajes, comentaba así la victoria de Hamas en las elecciones municipales de diciembre de 2005 en Cisjordania: «La victoria de Hamas en las elecciones locales ha florecido en un terreno fértil. La gente está harta de las mentiras que han acompañado sus vidas durante los últimos trece años [desde la firma de los Acuerdos de Oslo]: que Oslo significa la paz; que la creación de una Autoridad Palestina es una victoria y un símbolo el cual abolirá todos sus fracasos, que la Autoridad es un Estado (4).»

Con todo la periodista no redime a Hamas, cuya propaganda se apoya, según ella, en tres mentiras: el movimiento islamista pretende que Gaza ha sido «liberada», cuando ha sido el resultado de una decisión unilateral israelí; que esta evacuación es resultado de la «lucha armada», mientras que «los atentados suicidas sólo han reforzado el apoyo de la opinión pública israelí a todas las formas de toma de control de Cisjordania»; que las elecciones legislativas de enero de 2006, en las que Hamas decidió participar, son fundamentalmente diferentes de las de 1996, cuando éstas se desarrollan en el mismo marco, el fijado por los Acuerdos de Oslo.

Los llamamientos a la democratización de la Autoridad Palestina parecen también vacíos de sentido. Durante las elecciones presidenciales de enero de 2005 estaba claro que la Unión Europea solo quería un vencedor, Mahmoud Abbas: por lo tanto, las numerosas presiones realizadas por Fatah sobre la comisión electoral no fueron denunciadas por los observadores internacionales ni puestas de relieve por los medios de comunicación (5). En adelante, Javier Solana, alto representante de la Unión Europea para la política exterior y la seguridad comuna (PESC) amenaza a la Autoridad Palestina con retirarle su apoyo en Bruselas en caso de victoria de Hamas en las elecciones de enero de 2006. En suma, la Europa de los veinticinco acepta las elecciones a condición que salgan elegidos los candidatos que prefiere

Cómo sorprenderse entonces de que la Unión Europa refuerce sus relaciones con Israel, de que sea más rápida en hacer presión sobre la Autoridad que en poner en marcha las sanciones previstas por los Acuerdos de Asociación Euro-mediterránea en caso de violación de los derechos humanos, violaciones que son cotidianas en los territorios ocupados; en recibir a los dirigentes israelíes para "animarles" a seguir por la misma vía, mientras que esta vía lleva directamente a la anexión de una gran parte de Cisjordania y Jerusalén este. Francia, hay que lamentarlo, ha renunciado a su acción autónoma y visible en favor de los derechos de los palestinos: recibe al primer ministro Ariel Sharon y retoma su cooperación militar e incluso de seguridad con Israel (6); muchos de sus ministros, entre ellos Nicolas Sarkozy, multiplican sus visitas a Israel; dos sociedades francesas están construyendo el tranvía que une el centro de Jerusalén con las colonias judías situadas al este de la ciudad, contribuyendo así a la política israelí de ocupación. Esta estrategia, que se inscribe en acercamiento más amplio a Estados Unidos en Oriente Medio, desde Iraq a Afganistán, es contraria a décadas de política francesa sobre el conflicto israelo-palestino.

(***)


Notas

(1) http://hrw.org/english/docs/2005/12...

(2) «The truth you don"t hear», Al-Ahram Weekly, El Cairo, 1-7 diciembre 2005.

(3) www.france-palestine.org/article286...

(4) Haaretz.com, 21 diciembre 2005.

(5) Léase el excelente análisis de Roger Heacock, «Les élections palestiniennes», Confluences Méditerranée, n°55, otoño 2005, L"Harmattan.

(6) En diciembre de 2005, el ministro israelí de Seguridad pública Gideon Ezra, y el jefe de la policía israelí Moshe Karadi, pasaron cuatro días en París invitados por Sarkozy, para - sgún Haaretz - aconsejar a los policías franceses sobre los métodos de gestión de altercados del tipo de los sucedidos en los banlieues franceses

3 de enero de 2006. Le Monde diplomatique. Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

 

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