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Argentina :: 20/05/2022

Pan amargo

Guillermo Cieza
La estrategia del presidente Fernández de hacer múltiples concesiones a las cadenas de agronegocios argentinas no está dando resultados

A menos de una semana que el gobierno aprobó la producción de trigo transgénico (!), la Cámara de la Industria molinera no aceptó la propuesta del fondo fiduciario, que hubiera permitido bajar el precio del pan. Este fracaso deja abierta la posibilidad de que la suba del precio internacional del trigo se traslade al precio de todos los productos elaborados en base a harinas de ese cereal [a pesar de que Argentinas es uno de los mayores países exportadores de trigo].

Entrevistado por C5N el presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, confirmó que el acuerdo propuesto por el gobierno no satisfacía a los empresarios y aclaró que existían otros modelos como, por ejemplo, aumentar la producción de trigo.

Ante la inminencia de un aumento del precio de un alimento esencial como es el pan, provocado por el hecho externo y coyuntural de la guerra en Ucrania, Cifarelli propone soluciones de mediano y largo plazo. Exponiendo un corazón más duro que su billetera, sólo consuela advertir que personajes como éste no están al frente de un comedor, el combate a un incendio o un naufragio.

Quien recibió el portazo de la Cámara harinera fue el secretario de Comercio, Roberto Feletti. Este funcionario expresa la preocupación de sectores del gobierno y del peronismo que advierten que las astucias del Presidente Fernández los está conduciendo a una catástrofe electoral en las presidenciales de 2023. Feletti ha vuelto a reclamar retenciones y que el Ministro de Economía tome medidas regulatorias urgentes que eviten una crisis alimentaria. Y concluyó : “Si no, esto se va a poner feo” . Tiene razón: “se va a poner feo“.

En los los inicios de la década del 90 el presidente Carlos Menem decía a quien quisiera oirlo que la mejor cualidad de un político era ser realista. Proponía identificar a quien manda y ponerse a su disposición. Menem pensaba que el sector más poderoso del empresariado local era el de las exportaciones agropecuarias y que la empresa líder era Bunge y Born. Por eso designó como Ministro de Economía a Miguel Roig, que era un alto funcionario de esa empresa. Como el hombre falleció a los cinco días de asumir, lo reemplazó por otro hombre de Bunge y Born, Nestor Mario Rapanelli. El plan económico de los primeros años de Menem fue conocido como plan BB, porque fue redactado en las oficinas de esa multinacional. En el plano internacional advirtió que el dueño del mundo era EEUU y propuso “relaciones carnales”.

El presidente Fernández, que inició su carrera política en el partido de Domingo Cavallo [ministro de Economía de Menem], conserva algunos rasgos de la “astucia menemista”. No ha puesto al frente de economía a un CEO de una empresa exportadora de granos, pero colocó en el Ministerio de Agricultura a Julián Domínguez, que suele actuar como vocero de los intereses de las empresas de agronegocios en el gobierno. Como prueba evidente, el Plan Estratégico Agroindustrial que presentó el gobierno con bombos y platillos como línea directriz de nuestra política agropecuaria por décadas, fue redactado por el Consejo Agroindustrial Argentino, que reúne a los grupos más concentrados de las cadenas de agronegocios.

Cuando estalló el conflicto de Ucrania, se advirtió tempranamente que una guerra que tiene como escenario campos que constituyen el granero de Europa iba a empujar para arriba los precios agrícolas. En la Argentina cereales y oleaginosas tuvieron alzas promedio del 40%, pero el aumento del trigo ronda un 80%. Esos productos constituyen la materia prima de buena parte de los alimentos, y frente a desajustes como estos alguien tiene que pagar los platos rotos. En ese momento y apostando a morigerar los aumentos se empezó a hablar de un aumento de retenciones. Estas medidas pueden ser eficaces porque contribuyen a descalzar los precios internos de los valores internacionales.

Sin embargo, muy temprano, el Ministro Domínguez salió a calmar a sus amigos empresarios asegurando que no habrá un aumento de retenciones. Como premio consuelo el Ministro ofreció la creación de un fondo fiduciario que permitiría controlar, al menos, el precio del pan. La semana pasada hizo un nuevo gesto para las multinacionales del agro aprobando el trigo transgénico [del que se ha comprobado científicamente que produce enfermedades y malformaciones], que supuestamente ampliaría las zonas de producción. Aunque con el costo de que ahora vamos a comer harinas con glufosinato [herbicida con el cual la harina procesada de esos grano de trigo retiene del 10-100% de los residuos de productos químicos]. Esta medida solo beneficia a las multinacionales de semillas, ya hay sectores de la cadena triguera, como Carbap, que expresaron su rechazo.

Después de que al gobierno le quedó el pecho pelado de tanto arrastrarse ante las empresas de agronegocios, recibe las respuestas que merecen quienes no se plantan con dignidad. No hubo acuerdo con las Cámaras harineras que dejan en libertad de acción a los miembros que quieran arreglar con el gobierno. En consecuencia es muy probable que sólo habrá pan barato para llenar algún número estadístico, como ocurre con la carne, un alimento básico con cortes baratos escasos y muy difíciles de encontrar.

Este invierno habrá poco pan y mucha amargura en las mesas de los más humildes.

tramas.ar

 

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