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Mundo, James Petras :: 28/11/2013

Petras: Las concesiones de Irán han alcanzado el tope

Mario Hernández
Entrevista con el investigador James Petras :: "Netanyahu utiliza al Congreso norteamericano como cinturón de transmisión de lo que quiere Israel"

Mario Hernandez (MH): Quería conversar sobre algunos hechos electorales producidos recientemente en las elecciones municipales en EE. UU., pero antes te pediría que me comentes tu impresión del acuerdo sobre el programa nuclear iraní.

JP: Es un paso positivo porque por lo menos en este momento EE. UU. deja de amenazar militarmente a Irán y este país muestra una flexibilidad sobre su programa nuclear haciendo muchas concesiones y aparentemente entraría en una fase más avanzada el repudio al estado de Israel que es el principal enemigo de la paz en Medio Oriente. En mi opinión hay un gran obstáculo en el Congreso norteamericano donde los sionistas han comprado literalmente 2/3 de los congresistas, con financiamiento a las campañas electorales y están presentando una nueva serie de sanciones que pueden destruir la posibilidad de un acuerdo definitivo.

Ahora el Sr. Obama tendrá que ponerse los pantalones largos y enfrentar esta presión sionista en el Congreso e informarles que no deben proponer nuevas sanciones.

MH: ¿Esta actitud del Congreso norteamericano tiene relación con la postura del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien advirtió que su gobierno no tolerará que Irán enriquezca uranio al 5% para usos civiles?

JP: Netanyahu utiliza al Congreso norteamericano como cinturón de transmisión de lo que quiere Israel. No tiene ninguna independencia. La única presión que tenemos es la de la ciudadanía que en su gran mayoría, el 65%, está a favor del nuevo acuerdo y esa es una palanca para golpear a los congresistas y amenazarlos con una campaña pública repudiando su subordinación a Israel.

Las concesiones de Irán han alcanzado el tope. Han disminuido el enriquecimiento de uranio de 20% a 5%, están desmantelando algunos instrumentos de enriquecimiento del uranio y han aceptado congelar otros programas. Es el tope y si Obama actúa contra este acuerdo podría entrar en una situación muy peligrosa.

MH: Recién comentabas la actitud de la ciudadanía norteamericana a favor de este acuerdo y me llamaron la atención una serie de hechos en el plano electoral municipal, por ejemplo, que una inmigrante india de 41 años será la primera concejala socialista de Seattle en la historia moderna. También el caso de la ciudad de Nueva York donde Bill de Blasio, que apoyó el movimiento Occupy Wall Street y fue arrestado por manifestarse contra el cierre de un hospital, fue elegido alcalde. ¿Esta situación se puede interpretar como una reactivación de los movimientos sociales en EE. UU.?

JP: No creo. Las campañas electorales son muy diferentes. En Seattle tenemos el caso de una verdadera socialista que se presenta a una elección en la ciudad más progresista de EE. UU. Es la ciudad más izquierdista de nuestro país. No se puede comparar una elección en Seattle de una auténtica socialista, con Bill de Blasio en la ciudad de Nueva York.

Indudablemente es una alternativa a Bloomberg y los supermillonarios, pero igualmente está negociando con Wall Street, hablando de un aumento de impuestos, pero no del salario mínimo que sigue siendo una miseria. En cambio, en Seattle, Kshama Sawant, la mujer que ganó las elecciones, propone levantar el salario mínimo a U$S 15 la hora, mientras Bill de Blasio no menciona el tema.

Hay que ver qué va a hacer, porque es un demócrata, en el mejor de los casos un liberal, algo progresista en su discurso, pero todavía no ha hecho nada positivo para afirmar que abrirá un nuevo camino para los sectores oprimidos y explotados en Nueva York, para los millones de inmigrantes que todavía no tienen sus papeles ni documentos y son amenazados diariamente por el gobierno federal de Obama, del mismo partido político que representa Bill de Blasio.

En Honduras el pueblo no aguanta más

MH: ¿Qué novedades tenés de las elecciones en Honduras?

JP: Parece que tenemos lo mismo de siempre, intimidación, terrorismo e intervención de la derecha y, finalmente, un conteo fraudulento de votos. Creo que la boca de urna indica que la candidata del progresismo ganó, pero a partir del conteo por un Consejo Electoral muy corrupto, le birló el triunfo a la izquierda que desarrolló una gran movilización acompañando la campaña electoral.

¿Cómo va a gobernar el candidato de la derecha? Habla de militarizar la sociedad civil con el argumento de combatir la violencia, pero la experiencia que tenemos es que el primer objetivo de la represión son los jornaleros, los pequeños campesinos, los desplazados y otros sectores populares que cada día enfrentan una más dura represión. Pienso que la situación se pondrá muy tensa y con confrontaciones porque el pueblo no aguanta más.

Primero fue el golpe contra el progresista Manuel Zelaya, después baños de asesinatos y ahora el fraude electoral. Hay un límite de lo que el pueblo hondureño va a aguantar y cuando llegue el momento podríamos ver un levantamiento generalizado. Tengo miedo de un baño de sangre para justificar el nuevo gobierno fraudulento.

MH: ¿Algún otro tema al que quieras referirte?

JP: El tema que más importa ahora en EE. UU. es el problema económico. Hemos visto cómo está creciendo la Bolsa pero el salario promedio está bajando y los grandes sectores populares tienen una tremenda preocupación por el Plan Nacional de Salud que no tenemos y las políticas de salud ahora son muy precarias.

Todos los sectores empresariales utilizan el pretexto del Plan de Obama para quitar los planes de salud a millones de trabajadores. Quedamos sin nuevo plan y perdiendo los viejos. Una situación muy dramática. Calculá que el costo por una noche de una cama en el hospital es de U$S 850 promedio. La principal causa de bancarrota familiar en EE. UU. es por los gastos de salud y ese problema es muy grave más allá de los salarios y la falta de representación sindical. El 92% del sector privado no tiene ningún representante sindical para negociar convenciones colectivas y el 80% en las nuevas empresas automotrices tampoco están sindicalizados. Hemos dado un gran salto atrás con relación a la capacidad que tienen los trabajadores de negociar.

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