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Venezuela :: 09/11/2013

Plan Siria para Venezuela y mucho más

Juan Carlos Vallejo
El comandante Chávez creó las Milicias Bolivarianas para defender al pueblo y su revolución. No para engalanar desfiles ni cuidar supermercados

Hace varios meses que vengo advirtiendo el plan del fascismo internacional para destruir la Revolución Bolivariana. Algo que nadie niega y que con los asesinatos selectivos, el desabastecimiento planeado, la manipulación de tarifas aéreas para desalentar el turismo, el cierre de nómina y reducción de la jornada laboral por empleadores para aumentar el desempleo, y otra serie de hechos que se han materializado recientemente en Venezuela, no dejan lugar a dudas que el plan aplicado en Siria se está paulatinamente orquestando en la patria de Chávez.

El paramilitarismo sigue ingresando por la zona fronteriza con complicidad de venezolanos vendepatrias. Las ONG’s de avanzada siguen derramando sus viles coimas para aclimatar la intervención foránea presentando un país al borde del caos. Los medios de comunicación y periodistas al servicio de siniestros intereses, manipulan, tergiversan, ocultan y difaman sin control ni ética alguna.

En las pasadas Notas confirmé que fuentes fidedignas habían dicho que el atentado (no intento de robo, como se dijo) contra Eduardo Samán había sido ordenado y planeado por venezolanos en Colombia. Hoy, Eva Golinger, confirma que hay un plan escrito y en marcha en donde todos los aspectos, anteriormente descritos, siguen un patrón y tienen como fin desestabilizar la patria Bolivariana. Y todo esto, financiado y planeado desde Colombia con el auspicio del actual y los viejos imperios de occidente. Los mismos que invadieron Irak, Afganistán, Libia y persisten con Siria y Corea del Norte. Así es que no es de poca monta el riesgo en que está Venezuela ni son mucho menos dóciles sus enemigos.


Estamos con el pueblo venezolano y su revolución

Que no se llamen a engaño quienes piensan que los revolucionarios del mundo nos quedaremos cruzados de brazos esperando otra afrenta más como la ocurrida en Honduras y Paraguay contra los gobiernos democráticamente electos de Zelaya y Lugo, para hablar no más del caso Latinoamericano. Nuestra movilización ha sido inmediata y ya estamos dispuestos con todos los medios legales y democráticos disponibles a presentar una férrea resistencia. Y si la derecha internacional rompe el orden legal, será aplastada inmisericordemente. Ya basta de creer que se pueden saltar las normas y el derecho internacional cuando y como les venga en gana. Si juegan sucio, se estrellarán con una inmensa pared de dignidad como llevan estrellándose más de cincuenta años contra Cuba. Morderán el polvo y, esta vez, será para siempre.


¿Y las Milicias Bolivarianas?

El comandante Chávez creó las Milicias Bolivarianas para defender al pueblo y su revolución. No para engalanar desfiles ni cuidar supermercados. Ya era hora que estuvieran armadas y patrullando las calles de ciudades, pueblos, veredas y barrios. Hablando con los vecinos, identificando a los sospechosos, confrontándolos, entregándoles un claro mensaje, inequívoco, digno. Las empresas de cable e internet, donde operan las cartas desestabilizadoras, llamadas al orden o mostrarles la puerta, siempre abierta, para que se vayan y cerrarla a ellos para siempre si piensan volver. Hay que entregar al pueblo los medios de producción y distribución. La corrupción se debe pagar como se castiga una traición revolucionaria. Y se debe aplicar la reeducación como en el triunfante Vietnam, contra los vasallos del invasor.

¡Habrá paz en Colombia!

Pese a que no hay mucho optimismo de mi parte, debo reconocer que hay buenos y alentadores signos sobre un posible acuerdo entre el establecimiento y la insurgencia. Acuerdo que no traería la paz por decreto sino que daría paso a abrir un camino de tolerancia y entendimiento. Eso sí, le tocaría demostrar a la oligarquía colombiana que está dispuesta a cumplir lo pactado o de lo contrario a sufrir las consecuencias de su histórico torpe proceder. Porque, dicho por propios y extraños, esta sería la única oportunidad de oro para Colombia para salir del tropel o sumergirse por siempre en una guerra a muerte del pueblo contra sus opresores.


Juntar las mesas y llamar a la Iglesia Católica

He insistido que a la mesa de diálogo en La Habana le faltan dos patas: el ELN y la Iglesia Católica. Dialogar por separado con la insurgencia puede resultar peligroso y un contrasentido. Peligroso, porque puede resquebrajar lo acordado con unos en beneficio de otros o ser mal interpretado como ‘sometimientos” o “dádivas” inaceptables; y un contrasentido, porque tanto las FARC-EP y el ELN son consecuencia del conflicto y no los causantes de éste. Sentados todos en la mesa, tendrían más lógica y proyección los acuerdos, pues al fin y al cabo ambas guerrillas tienen como objetivo la paz con justicia social y la soberanía. En cuanto a la Iglesia Católica, aunque me pica decirlo, su Doctrina Social es única y sería una herramienta efectiva al momento de dar cumplimiento a los pactos o acuerdos. La posición actual asumida por ella, luce más a cómoda e indolente, pues ha tenido mucho que ver con el conflicto armado. Que no vengan después a subirse al carro de la paz sin mancha. Y que ni piensen “apoderarse” de una Comisión de la Verdad, como ya me han soplado mis buenas fuentes púrpuras. ¡Ni de vainas! La Comisión de la Verdad debe surgir de mutuo acuerdo de las insurgencias (ELN y FARC-EP) y el establecimiento colombiano (ahí sí, con su Iglesia Católica).

“Plan Pistola” en Honduras

No es casual que una vez “Varito” hubiese salido de visitar y “asesorar” a los golpistas hondureños, se iniciare un “Plan Pistola” –como el que creó su íntimo amigo, Pablo Escobar- contra líderes sociales, campesinos, periodistas y activistas políticos. Tampoco es casual que haya miembros del paramilitarismo colombiano “entrenando” a los hondureños. Las masacres y asesinatos selectivos continúan con el silencio cómplice del imperio y la OEA. ¿Qué han dicho Amnistía Internacional o Human Rights Watch? El pueblo hondureño tiene una cita electoral y las amenazas y atentados se incrementan. Ni qué decir de los extraños virus y epidemias recientes. Todo, porque los golpistas le tienen miedo al pueblo. Les tienen miedo porque no tienen miedo. Vaya mi solidaridad y mejores deseos para ese bravo pueblo. Son necesarias las veedurías internacionales para evitar un robo de las elecciones que de seguro ganarán por amplia mayoría.

El Opus Dei contra el Opus Gay

Unos de los sectores más retrógrados de la Iglesia Católica, el Opus Dei, ha puesto el grito en los cielos contra la decisión de varios países de reconocer las uniones de parejas del mismo sexo e incluso permitir la adopción. La furia santa, católica, apostólica y romana no se ha tapado y ya tienen organizadas marchas y grupos de ciudadanos “hijos de Dios” recolectando firmas y contratando abogados para demandar las leyes. El Opus Dei, con todo su poder económico y su doctrina clérigo-militar, tan promovida durante los golpes de estado en América Latina y la Guerra Civil española, pretende hacernos creer que “el matrimonio lo instituyó nuestro Señor Jesucristo y debe ser compuesto por una mujer y un hombre”.

Pues, como al que no quiere caldo se le dan dos tazas, la comunidad gay chilena, española y colombiana han creado el Opus Gay para hacer todo lo contrario de su contraparte. La explosión de ira santa del Opus Dei es ahora por el uso “ambiguo” que la nueva organización está haciendo de su nombre.

De mi parte, bienvenido sea el Opus Gay y déjenme decirles que Jesucristo no fue quien implantó o instituyó el matrimonio, pues ni siquiera se casó. Además, siempre llamó al juvenil Juan su “discípulo amado”. Así que no sea que primero haya existido el Opus Gay que el Opus Dei y los copietas sean otros. Y si nos adentramos en la historia, Jesucristo fue “Hijo de Dios” a partir del siglo III después de su muerte, gracias al misógino Concilio de Nicea, que condenó al holocausto a las mujeres y declaró como puta a la Magdalena. Antes de ello, Jesús no fue más que un hijo de vecino. Las otras teorías: que Jesús como tal nunca existió o que sí existió, pero tuvo hijos con la Magdalena y huyó de Tierra Santa hacia Europa donde murió, tienen también muchos adeptos y enemigos. Así que nadie se puede declarar “dueño” de la verdad sobre el Cristo.

 

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