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Argentina :: 24/06/2020

Políticos, jueces y espías en los sótanos de la democracia

Guillermo Cieza
Como hecho símbolico de la sobrevivencia podemos mencionar la aparición del represor Raúl Guglielmineti como parte de la custodia de Raúl Alfonsín

Una de las noticias más fuertes de los últimos días ha sido el escándalo político y mediático producido por la investigación de la interventora de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Cristina Camaño, que desnudó las operaciones del grupo que se autodenominaba Súper Mario Bros. En este grupo participaban agentes de la AFI, pero involucraba también a funcionarios penitenciarios y de otras fuerzas de seguridad, a narcotraficantes, a funcionarios judiciales y periodistas, y se reportaba directamente a la Secretaría de la Presidencia donde su interlocutora era Susana Marinengo, una funcionaria de extrema confianza de Mauricio Macri.

Los delitos cometidos por este grupo incluyen desde espionaje ilegal a políticos opositores y a posibles opositores internos dentro de Cambiemos, actividades conjuntas con servicios de inteligencia extranjeros, operaciones de ablande a testigos o imputados para que incriminen a otros en causas judiciales, colocación de explosivos como forma de amedrentamiento, escuchas ilegales a presos, etc.

Por su composición y forma de accionar el grupo descubierto parece muy similar al que investigó y procesó el Juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla, que detuvo al agente de inteligencia vinculado con EEUU, Marcelo Sebastián D'Alessio, y procesó al aún fiscal Carlos Stornelli, a los comisarios bonaerenses reclutados por la AFI Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi, y al periodista del Grupo Clarín, Daniel Pedro Santoro. Además de la composición y procedimientos, los grupos tienen en común que cuando se trata de identificar a sus titiriteros, los nombres se repiten: Claudio Arribas, Silvina Majdalani, Patricia Bullrich y Mauricio Macri.

Las palabras del Presidente Fernández denunciando su voluntad de terminar con los "sótanos de la democracia", ha provocado un revuelo político y judicial, que no tendría que limitarse al intercambio de acusaciones entre el gobierno y la oposición de derecha.

Los sótanos de la democracia son tan viejos como el retorno de los gobiernos constitucionales en 1983. Podría decirse que fueron una sobrevivencia de la dictadura en las propias bases de un sistema político que se propuso erradicarla. Como hecho símbolico de esta sobrevivencia podemos mencionar a la aparición del represor Raúl Guglielmineti, que actuó en el Centro Clandestino Automotores Orletti, como parte de la custodia de Raúl Alfonsín.

Con respecto a la Justicia, es bueno recordar que el gran armador de la Justicia Federal que hoy padecemos fue Carlos Corach, en tiempos de Carlos Menem. Como pertenecientes a ese armado, los memoriosos recordarán que en la famosa servilleta que Corach le mostró a Cavallo en 1996, figuraban dos jueces que han sido expuestos al desnudarse las últimas tramas mafiosas: Rodolfo Canicoba Corral y el recientemente fallecido Claudio Bonadío. Gustavo Arribas pudo conservar su cargo en la AFI porque Canicoba Corral lo sobreseyó en la causa Odebretch y Claudio Bonadío aparece como involucrado en distintas operaciones de la banda de D'Alessio. Toda la presión que ejerció el macrismo para terminar de alinear a sus decisiones al Fuero Federal , se hizo sobre las bases de un monstruo que ya existía.

La SIDE [antigua Secretario de Inteligencia del Estado] cambio de nombre y empezó a llamarse AFI pero hubo una continuidad en sus procedimientos y sus objetivos antidemocráticos. El recorrido de Antonio "Jaime" Stiusso, que de empleado raso llegó a convertirse en el hombre fuerte de los servicios de inteligencia da cuenta de su continuidad. Ingresó con la dictadura de Lanusse en 1972, se mantuvo allí durante el gobierno constitucional del peronismo hasta el 76, siguió durante toda la dictadura y participó después en todos los gobiernos constitucionales hasta 2014 cuando fue desplazado por Cristina Kirchner.

Las operaciones de chantaje político con intervención de los servicios de inteligencia tiene un antecedente que llegó a definir una elección presidencial. En el año 2002, Carlos Reuteman [ex-piloto de Fórmula uno] era el candidato con más chances de ser elegido Presidente en las elecciones del año siguiente. Obtenía 40% en las encuestas, contaba con el apoyo de Eduardo Duhalde, todo el establishment mediático y debía enfrentar a un alicaído Carlos Menem.

Por el lado del peronismo los otros candidatos no tenían chances. De la Sota no remontaba en las encuestas y un casi desconocido Néstor Kirchner aspiraba a crear una alianza de centroizquierda con algunos peronistas críticos y disidentes del radicalismo como Elisa Carrió, sin mas pretensión que posicionarse como tercera fuerza. Fue en ese momento cuando Reuteman recibió la visita de Nair Menem, sobrino de su contendiente principal y después de la cual decidió retirar su candidatura.

De lo sucedido allí surgió una frase atribuida al renunciante "Vi algo que no me gustó". Años después el propio Reuteman ha desmentido esa frase como suya. Trascendidos de aquellos años comentaban que lo que le mostró Nair Menem fue el video de una orgía en el que participaba el candidato junto a otros políticos y el arzobispo de Santa Fe, Monseñor Edgardo Gabriel Storni. Los antecedentes de Storni, que fue procesado y condenado por abusos sexuales gracias al testimonio de 47 seminaristas y las declaraciones del propio Reuteman que al desmentir aquella frase famosa aseguró que "si algo tiene sano es el culo", dan pie para suponer que el video y la operación existieron.

La vocación de Mauricio Macri por el espionaje parece provenir no tanto de la política sino de del mundo empresarial. Macri, al igual que otros personajes como Trump, han sido habituales consumidores de servicios de inteligencia privados o públicos para desestabilizar competidores, chantajear funcionarios o tener información privilegiada para comprar o vender acciones o empresas. En el caso de Macri, llegó a espiar a su propia familia. El capitalismo lumpenizado que expresa Macri, cuya ganancia esta más ligada a contar con información privilegiada, contactos y funcionarios sobornados que a la eficiencia productiva, aporta un nuevo torrente de mugre a los sótanos de la democracia.

Finalmente han seguido vigentes las operaciones de inteligencia de las Fuerzas Armadas, otras fuerzas de seguridad y servicios extranjeros. Desde 2004 y hasta 2012 estuvo en funcionamiento el proyecto X de Gendarmería Nacional, que reunía informaciones de movimiento sociales, gremios, partidos de izquierda, militantes de DDHH, referentes villeros y centros de estudiantes. Estas informaciones fueron utilizadas en causas penales contra trabajadores acusados de cortes de ruta, ocupaciones de empresas, etc. Años más tarde y con el gobierno macrista, Gendarmería siguió ejecutando actividades de inteligencia en el caso Santiago Maldonado y otras actividades represivas contra pueblos originarios.

En las últimas revelaciones producidas a partir del descubrimiento de la banda Súper Mario Bros, apareció la vinculación de estos grupos con servicios extranjeros en relación a la reunión del G20. Pero puede asegurarse que la vinculación de servicios extranjeros norteamericanos y el Mossad de Israel ha sido constante y permanente desde los tiempos de la dictadura.

El Mossad tuvo activa participación aportando datos falsos y testigos truchos en la causas Amia y del Memorando con Irán y posteriormente con las operaciones que rodearon a la muerte del Fiscal Nisman. Un reciente testimonio de uno de los miembros de esta organización reconoce a Nisman como "uno de los nuestros". El consorte de la ex-ministra de seguridad, Guillermo Yanco, es un prominente sionista que estuvo vinculado a licitaciones y compras de tecnología y armamento de origen israelí para reequipar a las fuerzas represivas federales y provinciales.

En relación a las vinculaciones con EEUU, funcionarios judiciales como Stornelli y Bonadio han sido asiduos concurrentes a la Embajada. Entre los políticos, toda la plana mayor del PRO ha mantenido vínculos, con protagonismos muy notorios como el de Elisa Carrió, que más bien pareció convertirse en una vocera de los temas de interés de la Embajada. La red WikiLeaks advirtió de otros vínculos de políticos como el ex rugbier Jorge O'Reilly, que fuera asesor del actual Presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa.

La existencia de los sótanos de la democracia y de los monstruos que la habitan es un hecho que debería avergonzar a todos aquellos que han gobernado por mandato constitucional desde 1983. Que sea denunciada su existencia es un paso adelante. Dirá la historia si el gobierno tiene vocación de afrontar la tarea de erradicar estas lacras, o se limitara a un maquillaje que permita que los monstruos sigan vivitos y coleando, no espiando al oficialismo pero si a las organizaciones populares. Si la tarea no se cumple se reforzará la sospecha de que, como sucede en las casas antiguas, los sótanos no son espacios que pueden suprimirse sin afectar todo la estructura. Son partes constitutivas y basales de esas construcciones.

20 de junio de 2020.

 

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