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Medio Oriente :: 18/05/2013

Siria y la sensación militar

Juan Francisco Coloane
Lo de Siria está lejos de ser una guerra civil. Los civiles huyen o son diezmados y lo que hay es una intervención extranjera con fuerzas armadas mercenarias

Siria.- En Ramadán, agosto del año 2012, el coronel del ejército sirio Hussein Daud fue secuestrado por un grupo de opositores armados cuando acompañaba a su esposa al mercado. Los secuestradores lo forzaron a declarar que estaba en contra del gobierno. Resistió hasta que lo decapitaron. Aida su viuda cuenta de 12 oficiales que han sido secuestrados y decapitados para incentivar pánico en el ejército, desmoralizar la infantería y por cierto los estamentos superiores de fuerzas armas sirias que no han claudicado frente a una intervención extranjera no convencional. Como en Aleppo y Homs y en parte de la periferia de Damasco, son acciones de terroristas apertrechados en los barrios expandiendo operadores armados para generar terror urbano.

Hay pliegues de esta guerra irregular impuesta en Siria que se desconocen. Lo que existe es una visión fragmentada de acuerdo a la intensidad de los enfrentamientos y su movilidad geográfica. Lo que sí se constata, es que los epicentros de combates de mayor volumen corresponden a ciudades o en periferias de ciudades cercanas a las fronteras permeables a la infiltración de contingente y equipamiento. Turquía y Jordania destellan en este plano y en menor medida la frontera con Irak y el Líbano.

El patrón de los enfrentamientos se caracteriza por el uso una fuerza irregular usando una estrategia de doble punta: terrorismo y francotiradores para generar pánico y destrucción de infraestructura. Por estos rasgos bien definidos y por el tipo de contingente para-militar que se infiltra por los 1.500 kilómetros de frontera, lo de Siria está lejos de ser una guerra civil. Los civiles huyen o son diezmados y lo que se ha implementado es una intervención extranjera con fuerzas armadas irregulares que atraviesan la frontera. No hay trazos de una rebelión interna masiva que permita justificar el uso del término guerra civil.

La primera gran batalla en esta irregular guerra se inició en el plano mediático con una formidable ventaja a favor de la oposición al gobierno. Esta ventaja se empieza a revertir con iniciativas de sectores humanitarios de diversos países para difundir lo que se omite. Por ejemplo el del incansable esfuerzo del empresario sirio-venezolano Naim Chabouk, hay que decirlo.

En las otras batallas se han producido hasta mayo de 2013 alrededor de 80.000 muertes. Fuentes no oficiales calculan que 30.000 insurgentes desde mercenarios internacionales, terroristas de Al Nusra, hasta sirios presionados, son atribuibles al ejército sirio.

La frase no deja de revelar una realidad. Siria posee la gente que mejor ha sabido manejar la transición de una guerra convencional a una no convencional con múltiples estrategias de desestabilización. “Es una fuente de recursos que se la querría el Pentágono. Las deserciones han sido insignificantes, aunque sí ha habido presiones para recibir recompensas varias, especialmente monetaria”, dice un ex militar con experiencia de combate en el Líbano. Fuentes locales dispersas anti Gobierno señalan que no mas de 10% de los insurgentes son extranjeros, mientras funcionarios de gobierno contactados indican lo contrario, no más 10% son sirios que tomaron las armas.

Una cifra aproximada de opositores extranjeros armados proveniente de un par de jóvenes sirios que devoran Internet revela que podrían haber llegado 50.000 combatientes a Siria. ¿Es creíble esa cifra? Por la porosidad y amplitud de las fronteras, por las mínimas deserciones en el ejército, y porque no hay una oposición interna al gobierno marcada -lo que existe es una población que se aparta de las zonas de combate-, la conjetura es que hay un flujo y reflujo de combatientes armados entrando a territorio sirio y desapareciendo en combates o saliendo de Siria. La cifra más escuchada respecto a la cantidad global de opositores armados ha sido de 70.000. Varios militares sirios retirados señalan que por la prolongación del conflicto, el número podría llegar hasta los 100.000, contando las bajas. La fuerza militar Siria puede llegar a más de 400.000, sin contar a las milicias populares.

La guerra mediática también se da en el plano numérico de la capacidad bélica y es parte de la estrategia. Por el patrón determinante del enfrentamiento, alimentado por la infiltración de personal desde Turquía y Jordania, el terrorismo y despliegue de francotiradores urbanos, los diferentes frentes de batalla están situados cerca de la frontera. Especialistas señalan que el ejército sirio no ha desplegado todo su poderío a la espera de los enfrentamientos con Israel o/y Turquía, que es el diseño original antes de que Rusia, China e Irán se comprometieran a la no intervención militar en Siria.

El pueblo Sirio sigue batallando en las industrias y servicios para salir adelante y se da cuenta de una intervención extranjera no convencional usando terrorismo y pánico. Es la lucha por la independencia nacional. Imaginemos un instante una invasión aun limitada como ésta, en cualquier país apoyada por los vecinos.

Damasco amaneció el pasado lunes muy asoleado después de una lluvia acompañada por la mezcla de estruendos de relámpagos y explosiones de artillería. Los combates se concentran en la zona periférica noreste donde está agolpada una fuerza mixta de mercenarios y terroristas intentando penetrar la capital. No han podido, a pesar de que contaron con al apoyo de Israel en el bombardeo del 5 de mayo. Desde temprano el aspecto es de mucho vigor y tráfico intenso de una gran urbe movediza que no ignora la guerra pero que funciona. Como que de repente hubiera un nuevo aliento. No es que no lo hubiera habido, sin embargo mientras pasaban los días después del bombardeo de Israel el habitante de Damasco sentía que su ejército no le había fallado.

Argenpress. Extractado por La Haine

 

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