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Venezuela :: 02/06/2015

Sobre el rumor, el vacío ético y la batalla perdida

Manuel Azuaje Reverón
En Venezuela hemos vivido un capítulo más de la campaña de rumores que se ha emprendido, primero contra el gobierno y ahora contra todo el país.

A la historia de los bombillos ahorradores con cámara y los ladrones de pelo se suma la alarma por los robos de niños. Pero estos tres elementos simplemente fueron eventos noticiosos resaltantes en un ambiente político y social, donde el rumor viene siendo usado desde el mismo instante que Chávez llegó al poder. Basta recordar campañas como las que afirmaban que las cabezas de los adecos serían freídas en aceite y la patria potestad de los niños sería asumida por el Estado.

La intensificación y perfeccionamiento de estas campañas responde a la frustración de la derecha venezolana, al no haber logrado acceder al gobierno por vías legítimas, a su vez revela la ausencia de contenido ético en la manera como ven lo político. Se han dado dos etapas en el uso de la mentira y el rumor con objetivos políticos. La primera estuvo caracterizada por la construcción discursiva de una determinada imagen del gobierno y el chavismo, para ello se hizo uso del miedo y la estigmatización, se reforzó una imagen negativa del presidente Chávez y desarrollaron ideas respecto a la amenaza que representaba su gobierno para la propiedad, la familia y la propia sociedad en general. Se dijo que la propiedad personal sería confiscada, que serían ubicados cubanos en las casas y los hijos pasarían a manos del gobierno entre otras cosas.

La segunda etapa, que vivimos de manera agudizada actualmente, se caracteriza por el desplazamiento el objetivo del rumor, de estigmatizar al gobierno se ha pasado a fortalecer una imagen caótica y negativa del país. Los últimos rumores han estado orientados a crear un ambiente de zozobra en toda la población, destinado a alimentar una determinada imagen del país, esto ha venido sucediendo desde hace mucho tiempo, sólo que no con la intensidad actual. Estas campañas no están dirigidas y pensadas especialmente para aquellas personas que se opone al gobierno, como era antes, su estructura se comporta de tal manera que afecta a toda la población por igual. Si en una primera etapa el objetivo era destruir la imagen de Chávez y su gobierno, la actual se caracteriza por la destrucción de la imagen de la sociedad venezolana. Lo que no quiere decir que hoy en día deje de existir una campaña dirigida directamente al Presidente y al gobierno.

La naturaleza del rumor es compleja pero profundamente instintiva, responde a la dimensión más profunda de la emocionalidad y el cerebro reptil, se apela al miedo como principal recurso. El rumor no es tan simple como la mentira, porque tiene una fuerte carga de credibilidad, si no es creíble no cumple su objetivo, para que funcione tienen que darse determinadas condiciones sin las cuales no trasciende. A su vez, viene a fortalecer un conjunto de ideas o visiones que quienes lo creen ya previamente han incorporado a su esquema mental, legitima una interpretación de la realidad que ya se tiene. Así, los rumores sobre Chávez y el gobierno se convertían en verdades para aquellos que creían en ellas de acuerdo a una visión que ya tenían sobre ambas cosas, lo mismo sucede actualmente, estos nuevos rumores tienen mayor credibilidad para quienes ya tienen determinada imagen del país y nuestra sociedad.

La primera víctima del rumor político no es la verdad, es la salud mental de la gente. Ya hemos visto durante años como han ido destruyendo la estabilidad de la población que se opone al gobierno, a través de una gran cantidad de campañas, mentiras y rumores, hoy en día muchos han quedado atrapados en redes de odio y frustración. Ahora se han propuesto generar ese mismo estado de ánimo en toda la población, utilizando una situación compleja de crisis material como fundamento para deteriorar la imagen del país y destruir la estabilidad mental de los venezolanos. Esto supone reconocer el vacío ético de la derecha venezolana, capaz de utilizar cualquier recurso para alcanzar el poder político, sin importar cómo afecta a la población.

Finalmente, se hace presente la frustración de hallarnos ante una batalla perdida. Una vez que un rumor cumple su función la verdad no lo derrota, ninguna campaña comunicacional resuelve el daño causado, puede impedir que el rumor avance más, pero en un sector de la población ha hecho un daño irreparable. Los medios de comunicación y mecanismos de (des)información hoy en día, están configurados para permitir que este tipo de campañas cumplan su objetivo. A su vez, el gobierno se desgasta intentando combatirlas sin un resultado satisfactorio, porque no logra llegar ahí donde el rumor llega, a los instintos y las pasiones.

Mientras, es probable que este artículo sólo sea leído, compartido y comprendido por aquellos que ya previamente están de acuerdo con las ideas expuestas en él.

La Rosa Blindada

 

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