Tensiones históricas del campo político-cultural: la polémica Alfredo Guevara-Blas Roca
El 12 de diciembre de 1963 el periódico Hoy publicó en su sección “Aclaraciones” una nota crítica hacia la política de exhibición del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográicos (ICAIC). El artículo, sin irmar, pronto se reveló redactado por Blas Roca, otrora secretario general del Partido Socialista Popular (PSP) y luego miembro de la Dirección Nacional del Partido Unido de la Revolución Socialista Cubana (PURSC), sucesor de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) a partir de 1962. Alfredo Guevara, presidente del ICAIC, organismo creado a solo tres meses del triunfo por el gobierno revolucionario para atender la actividad cinematográica en el país, respondió al artículo de Roca en el propio periódico, para dar inicio a una polémica que se extendería hasta el 27 de diciembre.
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Sin producirse un debate público sobre estas cuestiones, la relación entre la crítica pública que no procediese de la más alta dirigencia revolucionaria y la construcción del socialismo se mantendría en la discreción o en la estricta reserva. La idea de un espacio público donde diversas posiciones revolucionarias pudiesen polemizar en igualdad de condiciones, y con similar autoridad para poder defender materialmente sus criterios, había sido puesta en solfa. La intelectualidad cubana perdió espacios para la expresión autónoma de su diversidad y especiicidad, y la idea de que la política es también cultura, que se había hecho fuerte en los sesenta, se trastocó en el futuro inmediato por otra acepción: no hay cultura fuera de una política.