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Mundo :: 24/05/2025

Toussaint Louverture vive: el legado inmortal de la Revolución Haitiana

Juan Martínez Peria
En el aniversario del nacimiento de Toussaint Louverture, recordamos la Revolución Haitiana: la única insurrección de esclavos triunfante y la primera independencia de América Latina

Louverture, el hijo de África que hizo temblar al mundo colonial y puso en jaque al sistema esclavista

Silenciada, maldita la Revolución Haitiana fue la única revolución de esclavizados triunfante en la historia de la humanidad y la primera independencia de América Latina. Cuando nadie lo esperaba desde las entrañas del mundo atlántico, emergió una revolución irrefrenable protagonizada por miles de africanos y afrodescendientes que puso en jaque al corazón mismo del sistema moderno colonial Aquella revolución tuvo un gran líder y se llamó Toussaint Louverture. Hijo de un príncipe africano, este nació el 20 de mayo de 1743 como esclavizado en la plantación Bréda en un contexto social terrible marcado por el racismo, la esclavitud y la deshumanización del sistema colonial imperante. Para aquella época Saint Domingue era una de las colonias más ricas de América y la más importante de Francia. Su prosperidad radicaba en ser la primera productora de azúcar y de café del mundo y en la hiperexplotación de medio millón de africanos y afrodescendientes esclavizados que enriquecían las arcas de la élite y de Francia. La élite era una pequeña minoría de franceses conocida como gran blancs, dueños de cientos de plantaciones y miles de esclavos. Por debajo de ellos se encontraban lo petit blancs, blancos plebeyos que a pesar de su pobreza tenían un alto estatus por su condición racial. Finalmente, los affranchis, eran un sector intermedio compuesto por lo que en el contexto colonial eran conocidos como mulatos, que aunque sufrían el racismo paradójicamente también tenían plantaciones y esclavizados.

De joven Toussaint Louverture vivió de primera mano los horrores del sistema colonial, pero también conoció las mil y un formas de resistencia en contra a la esclavitud, asumiendo el creole y el vudú dos poderosas armas de identidad cultural negra. Sin embargo, en 1776 logró su manumisión y gracias a su padrino Pierre Baptiste aprendió a leer y a escribir. Así también se formó en el catolicismo y en las ideas ilustradas convirtiéndose en un hombre de dos mundos, algo que resultó clave en su trayectoria política posterior.

Trazado por profundas contradicciones el orden colonial de Saint Domingue empezó a resquebrajarse en 1789, cuando la Revolución Francesa impactó en la isla. La minoría de blancos temía que la "Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano" se aplicase de forma universal en la isla, sin embargo muy rápidamente quedó claro que al hombre que se le reconocían derechos era uno muy particular: el varón blanco, francés y propietario, excluyendo a los trabajadores, las mujeres y los esclavizados.

Esta evidente contradicción resultó fatal para Francia. En agosto de 1791 los esclavizados liderados por Dutty Boukman se rebelaron masivamente rompiendo sus cadenas y prendiendo fuego a miles de plantaciones en las cuales habían vivido bajo un orden de sistemática tortura. Al comienzo Louverture se mantuvo al margen de la insurrección pero al poco tiempo se sumó con alma y vida a la causa. Rápidamente se destacó por su inteligencia, su gran capacidad militar y sus conocimientos. Particularmente importante resultó su rol como ideólogo escribiendo a mediados 1792 una carta dirigida al gobierno colonial que vino a cristalizar el ideario de la Revolución Haitiana. En esta decía:

"Somos a quienes ustedes llaman sus esclavos y quienes reclamamos los derechos a los cuales todos los hombres pueden aspirar (...). Bajo el golpe de su látigo bárbaro nosotros hemos acumulado para ustedes los tesoros que disfrutan en esta colonia; la raza humana ha tenido que sufrir la barbarie con que ustedes tratan a hombres como ustedes -si hombres- sobre los cuales ustedes no tienen otro derecho que ser más fuertes y más bárbaros que nosotros,(...) Somos sus iguales, por derecho natural y si la naturaleza se congratula a sí misma dando una diversidad de colores a la raza humana, no es un crimen haber nacido negro, ni una ventaja haber nacido blanco. ¿Han olvidado que juraron solemnemente la Declaración Universal de los Derechos del Hombre que dice que todos los hombres nacen libres, iguales en sus derechos, que sus derechos naturales incluyen la libertad, propiedad, seguridad y resistencia a la opresión? Entonces, como no pueden negar lo que juraron, nosotros estamos en nuestro derecho y ustedes deben reconocerse como perjuros, pues por sus decretos reconocen que todos los hombres son libres, pero a la misma vez quieren mantener en la esclavitud a 480.000 hombres que les permiten disfrutar de todas sus posesiones."

Con este impresionante manifiesto Louverture expresó los ideales y los anhelos de los esclavizados insurgentes. En una operación enormemente original y radical, estos se apropiaron del ideario de la ilustración pero lo resignificaron desde su experiencia de lucha y al hacerlo lo universalizaron rompiendo con sus estrechos límites racistas y eurocéntricos.

Ante aquel mensaje genuinamente universal, la Revolución Francesa no sólo no se inmutó sino que respondió con una feroz y sanguinaria violencia. Sin embargo, el proceso dio un giro inesperado en 1793 cuando Inglaterra y España le declararon la guerra e invadieron la isla. Invasión que además trajo una alianza entre España y los esclavos rebeldes, a la cual esta le reconoció la libertad a cambio de su cooperación militar. En ese difícil contexto, los jacobinos quienes inicialmente no pensaban abolir la esclavitud, se vieron obligados a hacerlo con la esperanza de quebrar dicha alianza y lograr el apoyo de los esclavizados. Sonthonax, el comisionado jacobino en la isla tomó esa medida en agosto de 1793 que luego fue confirmada por la Convención Nacional metropolitana en febrero de 1794. Esa jugada audaz, que en el fondo escondía un interés colonial logró inicialmente su cometido y los esclavizados con Louverture a la cabeza se pasaron de bando apoyando ahora a Francia.

Así el ejército francés, compuesto en realidad por una abrumadora mayoría de ex esclavizados derrotó primero a España en 1795 y luego a Inglaterra en 1798. En dicho proceso, Toussaint Louverture, se destacó como genial estratega militar y un hábil político y vivió un ascenso meteórico convirtiéndose en general y en gobernador de la isla. Incluso, una vez derrotadas las potencias invasoras, Louverture reorganizó con gran éxito la sociedad creando las bases de un nuevo orden post-racista y post-esclavista que incluso fue consagrado en una constitución promulgada en 1801. Dicha carta magna fue una medida sumamente radical, siendo no sólo la primera constitución de América Latina, sino además la primera en abolir explícitamente la esclavitud y el racismo. Incluso a pesar de mantener el pacto colonial con Francia limitaba casi totalmente el poder metropolitano establecimiento un régimen de autogobierno republicano con Louverture a la cabeza.

Batalla de Santo Domingo, también conocida como "Batalla de Palm Tree Hill" de January Suchodolski (1845).

Para Napoleón Bonaparte y la élite francesa esta fue la gota que rebalsó el vaso. Aquel extraño experimento revolucionario en la colonia más importante del imperio se había vuelto absolutamente insoportable y el Primer Cónsul decidió mandar una inusitada expedición para destruirlo. En 1802, un ejército de cincuenta mil hombres liderado por Victor Emmanuel Leclerc invadió Saint Domingue. En público, Leclerc afirmaba que sólo deseaba deponer a Louverture, pero en realidad su objetivo era restablecer el antiguo régimen esclavista, racista y colonial. La guerra estalló de inmediato y a pesar de ocupar algunas ciudades costeras los franceses se encontraron con una decidida resistencia. Sin embargo, a mediados de dicho año ambos líderes firmaron la paz por la cual los invasores prometían respetar la vida de Louverture y sus lugartenientes, no tocar el ejército negro ni reimponer la esclavitud. Todas mentiras. Al poco tiempo, Louverture fue traicionado, apresado y desterrado de la isla. Sin embargo, al ser expulsado pronunció unas palabras que resultaron proféticas: "Al derrocarme, han cortado solamente el tronco del árbol de la libertad. Pero este renacerá nuevamente porque sus raíces son numerosas y muy profundas". Sabía de lo que hablaba. De todos los rincones de la emergió nuevamente el pueblo en armas, liderado ahora por Jean Jacques Dessalines quien había sido el principal lugarteniente del gobernador depuesto. Trágicamente, Louverture fue encarcelado en una fortaleza helada en los Alpes franceses donde murió el 7 de abril de 1803.

No obstante la revolución continuó. Llevando bien alto su legado y enarbolando la consigna "Libertad o Muerte" los ex esclavizados revolucionarios terminaron derrotando a Francia. El 18 de noviembre de 1803, en la batalla de Vertieres las tropas napoleónicas fueron ampliamente superadas y el 1 de enero de 1804 Jean Jacques Dessalines declaró la independencia. En un acto de enorme justicia histórica los revolucionarios bautizaron al país con su nombre originario Haití. Nacía de esa manera el primer país independiente de América Latina y la primera república negra del mundo. Aunque nunca llegó a ver aquel resultado, Louverture dio su vida por aquella causa y supo con claridad que las masas insurrectas lucharían hasta el final para alcanzar la anhelada libertad. Hoy en un mundo aún trazado por lógicas coloniales y racistas su legado y el de la revolución que encabezó continúa teniendo una potente vigencia.

*Doctor en Historia, Docente UBA, UNSAM, UNMa.

 

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