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EE.UU. :: 15/07/2018

Trump muestra la caricatura de un mundo gobernado por el dinero y las armas

siempre.mx
Entrevista con el escritor uruguayo Jorge Majfud :: La vieja excusa de los DDHH se ha terminado por revelar en toda su falsedad

1) ¿Cómo interpretas la actitud de Donald Trump ante quienes han sido considerados grandes aliados de EEUU?

JM: Primero, como una actitud personal con implicaciones nacionales. Trump, movido por su propio super-Ego, y los de su misma especie, los super ricos en su etapa post-democracia-liberal, prefieren regímenes más personalistas donde el resto de los seres humanos son piezas de recambio, sin derechos (como la naturaleza misma desde el Renacimiento) y los capitales gozan de toda la libertad para hacer y deshacer, para construir y destruir. En esta etapa, el capitalismo se siente mucho más cómodo con los regímenes comunistas (oops!) que con las democracias liberales. En realidad, el “capitalismo de elite” (no me refiero a sus fanáticos defensores, aquellos que tienen un pequeño negocio y apenas pueden pagar el seguro de salud de sus hijos) siempre se sintió más cómodo con diferentes formas de autoritarismo, porque todo gerente de una transnacional es un pequeño (o gran) dictador, pero en el pasado debió afinar sus estrategias para adaptarse al consenso de las democracias liberales, resultado de la Segunda Guerra mundial en 1945, primero, y de la Guerra Fría en 1990, después. Sospecho que el modelo actual lo aportaron las dictaduras militares latinoamericanas, apoyadas también por las grandes transnacionales durante el siglo XX, sólo que en lugar de ser regímenes comunistas eran regímenes conservadores, de derecha.

Trump haría lo que fuese necesario para mantenerse en las noticias y, a largo plazo, en la historia. Es un juego peligroso, porque puede dejarlo bocabajo. Por ahora la clásica arrogancia del matón, del bully del barrio, tiene el crédito de una economía que venía de una década sostenida de recuperación, sobre todo para los más ricos, y se encuentra con vientos positivos de los mercados mundiales. Las desregulaciones bancarias y la reforma impositiva le van a dar más oxigeno aún a los inversores (no a los de abajo sino a los de arriba, que son quienes pesan más en los promedios del PIB), pero al mismo tiempo pondrá a las economías, incluida la de EEUU, en una vulnerabilidad peligrosa para dentro de pocos años. Una recesión es lo menos dramático que debemos esperar, pero suficiente para que el rey caiga de su trono. El bolsillo, no la moral ni la justicia, es el órgano más sensible de un votante.

2) ¿Qué repercusiones puede tener esto en el contexto mundial?

JM: A corto plazo muy poco, pero a largo plazo forzará a muchos países, como México, Canadá y los europeos, a acostumbrarse a mirar para otro lado. Tarde o temprano descubrirán alternativas que no le servirán a la hegemonía de EEUU. Recordemos que hoy esas alternativas (de mercados, pero también militares) son mucho mayores que hace diez o veinte años. Trump está jugando con fuego. Pero, como dice el dicho, “quien a hierro mata…”

Si un mérito tiene Trump ha sido el de mostrar la caricatura de lo que siempre fue el mundo gobernado desde el poder del dinero y las armas. Si algo ha demostrado Kim Jong-un es que, si no tienes dinero y si no respetas los derechos humanos, debes tener al menos una bomba atómica y presumir de tener diez. Sólo esto vale mil veces más que los otros dos elementos. Sospecho que a Kim Jong-un algo le salió mal en su proyecto atómico, tal vez un accidente que sepultó una buena parte de sus proyectos, o simplemente considera que llegó el momento de cobrar en efectivo la deuda psicológica generada por años de amenazas bélicas. La lección debería ser clara. Kim Jong-un es el ganador en este juego. Para Trump, es un reality show global y el mundo le sirve como adulación y alimento para su megalomanía.

La vieja excusa de los Derechos Humanos por parte de los líderes más poderosos del mundo se ha terminado por revelar en toda su falsedad, aunque ni aun así es titular de ningún medio.

3) ¿Qué es lo que intenta obtener Trump con estas acciones que ha desestabilizado a sus contrapartes y prácticamente lo consideran como una falta de seriedad?

JM: Creo que en principio Trump juega con las reglas que conoce, las del hombre de negocios, y la presión, el regateo y la venta de ilusiones a propios y ajenos están en su naturaleza. ¿Por qué destroza un acuerdo nuclear con Irán y crea uno con Corea del Norte, supuestamente una dictadura comunista que viola los derechos humanos? Porque el primero fue obra de Obama y el segundo será Su obra. Así de simple y trágico. No hay que subestimar la estupidez humana. Claro que luego podemos ver las necesidades y los intereses económicos y estratégicos que pueden o no coincidir con los caprichos del emperador.

4) ¿Podríamos decir que el término “aliados”, usado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, será cambiado por alguna otra instancia?

JM: Es muy temprano para decirlo. Se atribuye a Churchill la confesión de que “el Reino Unido no tiene amigos sino intereses”. Esa sinceridad revela muchas hipocresías y la obviedad de que los enemigos de hoy pueden ser los amigos de mañana. Bastaría con considerar los casos de Japón y Alemania para EEUU. Por otra parte, por sus culturas, por su historia y por su proximidad geográfica, EEUU y Europa están obligados a relacionarse más o menos de forma estrecha. Cuando EEUU intentaba invadir Irak en el 2002 y durante la invasión en el 2003, muchos estadounidenses no comían papas fritas (lo cual fue un sacrificio mayor), porque, como sabes, aquí se llaman “french fries”. El odio a Francia había alcanzado niveles tan irracionales somos esa absurda guerra cuyas consecuencias todo el mundo está sufriendo hoy.

Cuando hace diez años dije en una charla que la guerra en Irak había sido lanzada en base a mentiras, estudiantes activistas del partido republicano se levantaron y se fueron de la sala. Hace un par de años, en plena campaña electoral, Trump dijo lo mismo (motivado por su enemistad tribal con la familia Bush) y los republicanos lo aplaudieron de forma histérica. La gente tiene mucha memoria temporal pero poca memoria histórica. Trump lo sabe o lo siente, como buen hombre de negocios: para los dueños del mundo, la verdad, la realidad es lo que uno cree o imagina y todo lo demás sólo importa a un grupo pequeño de críticos, académicos o “perdedores” (de ahí tanto odio a las ciencias, la que sólo da un paso cuando consigue las pruebas, no cuando se cansa de repetir un sermón). En pocos años Trump caerá y Europa tendrá otros líderes. Los enemigos de hoy serán amantes mañana y así todo. Claro que algunas cosas no son tan fluctuantes. La decadencia relativa de Occidente se seguirá confirmando. Esto es una buena y una mala noticia al mismo tiempo.

 

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