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Estado español :: 21/08/2008

La hipocresía, disciplina olímpica

Gontzal Martínez de la Hidalga
Como cada cuatro años este verano los medios de comunicación nos bombardean con los Juegos Olímpicos. Nos los venden como ejemplo de superación, deportividad y hermanamiento entre los pueblos.

Ya no sé si habrá alguien tan inocente que aun se lo crea. Los Juegos Olímpicos son desde su origen en la antigua Grecia una celebración de la guerra. En estos días no es diferente: Exaltación del patriotismo racista, guerra comercial entre potencias, enriquecimiento exagerado de las multinacionales. Estas últimas son ahora las dueñas de los juegos. Hasta en alguna ocasión han sido las responsables en la sombra de la elección de la sede de los Juegos, como fue el caso de Atlanta y la Coca-Cola.

La máxima institución encargada de organizar los Juegos es el Comité Olímpico Internacional, un ejemplo claro de elitismo corrupto que fue presidido durante 21 años por el franquista Juan Antonio Samaranch. De todos es conocido el papel de los sobornos a sus miembros para lograr la elección de la sede. Aunque a veces es un regalo ver a superdotados y entrenadísimos deportistas compitiendo en sus deportes, no debemos perder la perspectiva y ser conscientes de lo que hay detrás. En el caso de las Olimpiadas de este año en Beijing el tema estrella ha sido el Tibet. Un país que sufre actualmente la opresión del gobierno chino y que hace unas décadas sufría la teocracia de los lamas, donde la mayoría de la población estaba condenada a la esclavitud en una situación seguramente mucho peor que hoy día. De todos modos es una buena metáfora de la hipocresía occidental. Mientras la población de Osetia del Sur sufre bombardeos masivos o el pueblo palestino sobrevive como puede bajo el apartheid a que es sometido por el gobierno israelí con apoyo de los EE.UU. y la Unión Europea, “activistas” de las “democracias” occidentales apoyan a los lamas absolutistas que dicen representar al pueblo del Tibet.

Incluso el genocida George W. Bush se atreve a dar lecciones de democracia. Conociéndole como le conocemos ya y siendo conscientes de su pobre cociente intelectual ya nada puede sorprendernos. Hasta en las celdas de Guantánamo, en las reservas indias y en los guettos negros piden más democracia a China. En esa guerra por las medallas cada estado invierte cantidades ingentes de dinero para conseguir subir un poco en el medallero. En vez de dedicar ese dinero a la promoción del deporte como actividad lúdica y saludable, los gobiernos se empeñan en fomentar el deporte de élite. Se crean becas para el entrenamiento de deportistas multimillonarios en detrimento de nuestros barrios que muchas veces carecen de instalaciones adecuadas para la práctica del deporte.

Además en los Juegos muchos pueblos tienen vetada su participación: Osetia, Euskal Herria, Kurdistan, Chechenia, Ingushetia, Bretaña, Catalunya y otros muchos no pueden desfilar en la ceremonia de apertura. Y sin embargo nos toca sufrir el rancio patriotismo de los estados que nos oprimen, sobre todo cuando logran una medalla.

Pero confieso que a pesar de todo mientras veo alguna de las pruebas por televisión consigo abstraerme y disfrutar del espectáculo. Pero por desgracia, debido a todo lo anterior sólo unos segundos después de apagar el televisor ya sólo puedo experimentar una sensación: Asco por todo ese circo hipócrita. ¡Qué lástima!.

La Haine

Gontzal Martínez de la Hidalga es miembro de Komite Internazionalistak.

 

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