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Estado español :: 13/07/2009

Pepita, in memoriam

La Haine
La Escuela Libre Paideia y el anarquismo rinden homenaje a Josefa Martín Luengo, fundadora de la escuela y de Mujeres por la Anarquía. :: Pepita multicolor, despedida.

El pasado jueves, 2 de julio, Josefa Martín Luengo (Pepita) fue incinerada en el crematorio “La Dolorosa”, en Salamanca. Pepita, fundadora y principal propulsora de la escuela libre Paideia falleció el día antes en el Hospital Universitario de Salamanca. Tenía 64 años, 31 de ellos dedicados a la escuela.

Fue un acto muy emotivo donde nos dimos cita cerca de cincuenta personas. Amigas y amigos que tuvimos que salir corriendo, dada la rapidez con que se desarrolló todo, para no perdernos el último adiós a esta gran mujer. A lo largo del día desfilamos por el tanatorio un montón de conocidas y conocidos, antiguos/as alumnos y alumnas, padres y madres, familiares, compañeros de la escuela (que más que amigos/as eran también su familia), y su querida compañera de viaje durante tantos años, Concha.

Sucesivamente fueron alternándose las lágrimas tristes con los recuerdos de su vida, los abrazos sentidos con la serena añoranza. Un día duro y cansado donde el tiempo lento y pesado se empeñaba en que nos convenciéramos de que ella ya no estaba con nosotros/as. Que no iba a volver a estar nunca. Que había un hueco entre nosotras/os que no volvería a llenarse.

Todos quisimos acercarnos después hasta el crematorio donde se cumplirían los últimos deseos de Pepita, ser incinerada y llevada después a Mérida, donde estaba su vida, su proyecto educativo, su gente, su compañera….

Allí se leyeron dos emotivas notas de despedida (se adjuntan en las líneas de abajo) que terminaron de agujerearnos el estomago a todos/as. Los numerosos ramos de flores ya habían sido retirados de encima del ataúd para que no los devoraran las llamas, y se guardaron con la intención de llevarlos al colegio.

Se colocó encima del ataúd de nuestra querida, y ya añorada, Pepa, una bandera negra con una A en un círculo pintada en el centro, para que, al arder, formara parte de sus cenizas, igual que formó siempre parte de su vida. Finalmente el fuego consumió sus restos y todos nos retiramos a sentir su falta en soledad.

www.paideiaescuelalibre.org


Pepita multicolor

Desde lejos dominan en ella el rojo y el negro: el color rojo de su pelo, de su cabeza, y el color negro de su letra, de su escritura, de su pensamiento. Pero al acercarte a ella, ves que es multicolor, observas sus tonalidades y adviertes claramente el violeta de la mujer por la anarquía, lucha dora y feminista, el verde de su amor por la vida y la naturaleza. Ves los colores que ella utilizó para llenar de vida sus ideas, sus proyectos, sus relaciones. Y todos los colores se ordenan libremente para pintar Paideia, se revuelven y recolocan cada día para dar color a las Asambleas, se refuerzan y aprietan para formar una barricada resistente y colectiva que se expresa en la educación libertaria que ella creó desde su mente solidaria, responsable, libre y liberadora.

Y en medio de tanto ir y venir de colores, de niñas y niños, de libros, de imágenes, de compañeras y compañeros, estaba ella, pepita, del despacho a la cocina, del comedor al archivo, del patio de las palmeras al colegio de la gente chica, de la clase del corcho a la huerta, del gabinete a la habitación de mujeres… de escuchar y hablar con unos padres y madres a despedir a las criaturas al autobús...

Esta era su vida, su vida era Paideia, pero Paideia es más que una escuela libre, Paideia es un espacio de libertad, de responsabilidad colectiva que ella creó, vivió y compartió con todos nosotros, con todas nosotras. Desde la igualdad, desde el trabajo, desde su incansable imaginación y pensamiento, teniendo siempre una palabra, una idea que compartir, una mirada cómplice o una llamad de atención a tiempo.

Paideia es una forma de vida, y esa vida es la que ha vivido Pepita, una vida arriesgada, contra las normas, una vida luchada y trabajada cada día, cada instante. Una vida desafiante y libre, diferente y feliz. Enfrentada a una sociedad apática y dependiente…. Ella fue autónoma, fue mujer, fue dueña de su vida, fue rebelde y anarquista.

Desde su seriedad irónica nos animaba a cada cual a ser como somos, a ser valientes y a compartir con ella la lucha por la igualdad, el respeto y la responsabilidad y libertad colectivas. Desde sus libros, desde sus artículos, desde sus charlas, desde los ratos de las cañas, ha discutido, ha debatido, ha utilizado la palabra para transmitir su amor por la vida, por la educación, por las criaturas y para criticar la indiferencia y el poder, el abuso y la injusticia. Vivía deprisa, perseguía su utopía con decisión. Era fuerte y apasionada, apasionante e inconformista, y cuando todo iba demasiado bien, se alertaba, se incomodaba… y cambiaba.

A rachas se vive la vida, a rachas se avanza en la vida. A rachas, a rachitas y a rachurras, pero siempre se podía contar con ella. Siempre estaba ahí, a tu lado, haciéndote ver tus errores pero apoyándote siempre en el paso siguiente. Abriendo puertas y ventanas, buscando salidas alternativas.

Pepita y Paideia se confunden, se funden, se colectivizan. El camino está claramente marcado…. Lo seguiremos caminando en colectivo. La utopía sigue ahí, multicolor, como ella , COMO Pepita.

Por y para la Anarquía, una Mujer Libre. Pepa, compañera, ¡te queremos!.

El Colectivo Paideia en el día de la despedida de Pepita, Josefa Martín Luengo en Salamanca, el 2 de julio de 2009

 

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