"¡Hijo de perra, negro de mierda, te vamos a matar!"

Abou y Olga no olvidarán la noche del 25 de julio de 2013. Están casados y regentan un restaurante senegalés en el centro de Murcia, en la calle Fuensanta, muy cerca de la Catedral. Abou es muy conocido porque preside la Asociación Festera Diamoray Jamouray formada por senegaleses. Lleva 7 años viviendo y trabajando en Murcia, tiene toda la documentación en regla, y es muy querido porque aparte de mostrar el folklore de su tierra en diversos festejos regionales, ha trabajado como voluntario junto con sus hermanos senegaleses en numerosas actividades. Abou y Olga han decidido dar una rueda de prensa y contar la historia de una pesadilla.

La noche del jueves 25 de julio Abou salió del trabajo y se dirigió a su coche. Allí se encontró con agentes de la policía nacional que le acusaron de llevar droga. Abou, musulmán practicante, lo negó. Los policías insistieron en que iba drogado porque estaba "sudando mucho". No encontraron nada. Entonces le pidieron los papeles. Lo tenía todo en orden. Abou les contó que tiene un restaurante en el centro de Murcia, que venía de trabajar. Los agentes no se lo creyeron y pidieron refuerzos: "Aquí hay un negro que nos está vacilando", Abou recuerda perfectamente lo que le hicieron y dijeron los agentes. En unos minutos Abou estaba rodeado por tres coches de policía y seis agentes.

- "Por favor háganme alguna prueba para que vean que no he tomado nada", dijo Abou.
- "¡Eres un negro de mierda, cállate la puta boca, negro!". El policía acompañó esa frase con un puñetazo.
- "Yo no he hecho nada", insistía Abou.
- "¡Hijo de perra, negro de mierda, te vamos matar!", le gritó la policía.

Acto seguido lo tiraron al suelo y se echaron encima de él. Durante 15 minutos Abou tuvo dificultades para respirar.

Amigos de Abou y Olga

Una persona que pasaba por allí dijo: "¿Qué estais haciendo pegándole a una persona que no ha hecho nada?". A lo que la policía respondió, según el relato de Abou: "Vete a tu casa o te hacemos lo mismo, tú no has visto nada".

A las 3 de la madrugada lo llevaron al calabozo, donde estuvo 48 horas. Apenas comió unas galletas y agua durante esos dos días. En la comisaría siguieron los insultos racistas, mientras los agresores urdían un plan para defenderse: culpar a Abou de intentar quitarles la pistola.

Olga, muy emocionada, ha tomado la palabra en la rueda de prensa celebrada en la puerta del Cuartel de Artillería, en la calle Cartagena de Murcia:

"Cuando llegué a la comisaría vi perfectamente la cara de las personas que le pegaron a mi marido. Tuve que escuchar que mi marido iba borracho, drogado y que les había pegado. No me pegaron pero me sentí agredida verbalmente. Yo simplemente quiero decir a esos salvajes que me amenazaron en el juzgado, a mi y a todos los testigos que han declarado, que nosotros vamos a por todas, que no voy a permitir que se pasen por mi local intimidándome, ni por el trabajo de las personas que han declarado. Le digo desde aquí a la Defensora del Pueblo que no se ha dignado a llamarnos, después de que le escribiéramos y le llamáramos por teléfono. A la Delegación del Gobierno en Murcia decirle que si están ocupando una silla que la dejen y se dediquen a proteger a los ciudadanos, porque no podíamos esperar agresiones de gente que está para defendernos. Yo nunca pensé que me podía suceder esto. Daros las gracias a todos por vuestro apoyo. Si tocan a Abou nos tocan a todos".

Olga ha aportado fotocopias de los partes médicos de las lesiones que la policía produjo a su marido, la principal en su rodilla derecha, por lo que va con muletas.

Desde Islam en Murcia esperamos que se sepa todo sobre este caso, que el Cuerpo Nacional de Policía se explique debidamente y tome las medidas oportunas, y que se haga justicia.