En multitud de ocasiones, aquellos que dicen ser de izquierdas y españoles, acusan a quienes dicen ser de izquierdas y nacionalistas de ser un estorbo para la unidad de la izquierda y la articulación del movimiento revolucionario.

Ya no volverá Oliver Stone a nuestra ciudad. Ni volverán los Diarios de motocicleta. Tampoco lo harán el cine latinoamericano ni el asiático. Cae el centro urbano histórico de Alicante y no lo hace solo: con él arrastra la cultura. La poca cultura cinematográfica alternativa e independiente que nos quedaba.

Podemos encontrar casi tantos llamamientos a la unidad como organizaciones. Sin embargo, pasa el tiempo y en el estado español no existe un proyecto revolucionario unitario.

La juventud, de la mano de quienes no claudicaron, se está organizando y construyendo su proyecto emancipatorio. La izquierda anticapitalista está pasando a la ofensiva, caminando y abriendo etapas de un joven e incipiente movimiento revolucionario.

Esto no lo sabía. Esto hay que leerlo: a lo mejor nos tenemos que ir de CCOO, eran las palabras de algunos de los manifestantes que se dieron cita en Alicante en este 1º de mayo. Palabras que pronunciaban cuando militantes de Corriente Roja les repartían una hoja firmada por Co.bas con diez razones contra la reforma laboral.

Hay dos Españas. La España de la muerte y de la tortura, y la España de la libertad y de de la dignidad. Hay dos Españas, dos bandos, dos concepciones del mundo y de la vida. Hay dos Españas, la España de los asesinos, de la muerte, y la España de los asesinados y, pese a ello, de la vida.

El pueblo español ha olvidado su historia. Cuarenta años de fascismo, y miles de asesinados y torturados, han erradicado la memoria. La memoria de la II República, y de la Revolución que comenzó en el 36 y tuvo su punto álgido en el 37.

La izquierda española reapareció en Salamanca. No se trataba de reivindicar una III República, que nadie sabe ni cuándo ni cómo llegará, sino de defender dos realidades anticapitalistas: la cubana y la venezolana. Bueno, también había que reivindicar la III República, claro, pero vayamos por partes.

Aquellos que critican a Cuba desde el sectarismo, el dogmatismo y la información que les da el capitalismo cada día, por ateos, por materialistas o por anarquistas que se digan, razonan exactamente como razonaban los padres de la Iglesia o los fundadores del budismo, usando palabras de Kropotkin.

Dijeron que no sabían nada. Aunque ayudaban a quienes perseguían, dijeron que no sabían nada. Dijeron que no sabían nada, aunque colaboraron y fueron cómplices. Y el resto del mundo les creyó, y olvidó. Se asumió como si no hubiera otra posibilidad, como si no hubiera otro camino posible.