Ronald Coase en Pekín
A principios de 2017, cuando Xi Jinping, el favorito de Davos, ensalzaba las virtudes de la liberalización, de la apertura y del libre comercio, parecía que, al margen de lo que estuviera pasando en Occidente, por lo menos la versión china del neoliberalismo estaba a salvo. Sin embargo, los dos últimos años han mostrado lo que parecen ser flagrantes abandonos del libreto establecido: el constante aumento del dirigisme, un líder (¿vitalicio?) que en los últimos meses ha pedido el fortalecimiento de las empresas de propiedad estatal y un renovado compromiso con la versión del mar-xismo leninismo del Partido Comunista Chino.