El orden mundial euroasiático y la nueva gobernanza global multipolar


Liderados por China, un grupo creciente de estados desea cambiar el orden global y parece cada vez más inclinado a cooperar. En los principales medios de comunicación vimos a Xi, Putin y Modi sonriendo de la mano en la reunión de la OCS len China para formar una nueva alianza. El mensaje inequívoco fue que sus países se están acercando y que, juntos, quieren representar una alternativa al liderazgo global estadounidense.
Sin embargo, el orden internacional liderado por Occidente no se está derrumbando desde afuera; se está socavando deliberadamente desde adentro, a medida que una nueva fuerza unificada de países se coordina para crear sus propias estructuras paralelas de comercio, finanzas, seguridad y diplomacia. La pregunta ya no es si la hegemonía unipolar estadounidense está siendo desafiada, sino qué tipo de mundo surgirá cuando finalmente desaparezca.
1. Con la reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en Tianjin, China (1 y 2 de septiembre), se hizo evidente la existencia de un nuevo sistema económico internacional multipolar, una alternativa al imperio estadounidense, es decir, el sistema económico centrado en Occidente (para simplificar, el G7). La OCS se fundó en junio de 2001 como una agrupación euroasiática de Estados que cooperaban en cuestiones de seguridad y, hasta la fecha, ha estado liderada por Moscú y Pekín. Otros ocho países (India, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, Pakistán, Irán y Bielorrusia) son miembros, y a la reunión asistieron otros 16 países (entre ellos Turquía, Egipto, Indonesia, Malasia, Mongolia, Afganistán, Armenia, Azerbaiyán, Vietnam y Camboya).
La cumbre de la OCS es solo uno de los muchos acontecimientos trascendentales que se están desarrollando con increíble rapidez. Si analizamos los últimos treinta años, desde el fin de la Guerra Fría (1989/1991), vemos que el principal objetivo de la política exterior rusa era la integración con Occidente, una "casa común europea" (Gorbachov) o una Gran Europa. Posteriormente, en las últimas décadas, el expansionismo de la OTAN comenzó a acercar cada vez más a Rusia a China, y tras el golpe de Estado de 2014 en Ucrania, Rusia abandonó la visión política de una Gran Europa en favor de la llamada Gran Eurasia.
Trump, al llegar al poder durante su primer mandato, pareció reconocer este error y, casi parafraseando a Henry Kissinger, afirmó que empujar a Rusia a los brazos de China había sido un error colosal en política exterior. Había trabajado para mejorar las relaciones con Putin, pero sus esfuerzos se vieron frustrados por el escándalo del "Rusiagate", orquestado por el "Estado profundo" neoconservador estadounidense, aún dominado por rusófobos criados durante la Guerra Fría.
Ahora, sin embargo, con todas sus amenazas, aranceles y sanciones secundarias contra India, Trump también ha impulsado a India hacia China y Rusia, que ahora están más cerca que nunca. Lo interesante es que, si bien Trump representó verdaderamente al "Estado profundo" neoconservador (contra el cual el movimiento MAGA que lo apoya cree que debería luchar) al declarar la guerra al resto del mundo mediante aranceles, la única guerra que realmente ganó fue contra sus propios aliados: la Unión Europea, Corea y Japón. Su otro gran logro es unir al resto del mundo. Fue precisamente la postura beligerante neoconservadora, política, comercial y militar, la que unió al resto del mundo, llevándolo a adoptar las medidas discutidas en la reunión de la OCS, unos ocho meses después de que Trump asumiera el cargo.
El principal asesor comercial de Trump, Jamieson Greer, escribió recientemente en un artículo para la sección de opinión del New York Times que la administración Trump está forjando un "nuevo orden comercial global". En realidad, EEUU está abandonando el sistema posterior al de 1945, sistema que este hegemón creó. Si bien otros países lamentan su salida, no se muestran dispuestos a seguir sus pasos autodestructivos.
Los temores a una guerra comercial global no se han materializado hasta ahora porque otros líderes han reconocido lo que Trump parece incapaz de comprender: que el aumento de aranceles perjudicaría a sus propios países. El resultado, como informó la Organización Mundial del Comercio el mes pasado , es que "hasta ahora se ha evitado un ciclo más amplio de represalias del tipo ojo por ojo, que podría ser muy perjudicial para el comercio global". Los países están jugando a la defensiva, otorgando "victorias" a la Casa Blanca —concesiones no recíprocas por aquí, exenciones arancelarias por allá— para evitar una mayor escalada, pero también buscan alternativas —nuevos lazos comerciales, infraestructura financiera y cadenas de suministro— para reducir la exposición a largo plazo a los cambios en la política estadounidense.
2. Lo que está en marcha es un realineamiento geopolítico progresivo, y el tema principal de la reunión de la OCS fue la gobernanza global multipolar. No solo la gobernanza de los países de la OCS, sino de todos los países —la "mayoría global"— que han sido expulsados de una forma u otra de la órbita unipolar estadounidense. Y el factor desencadenante de todo esto fue la imposición de aranceles por parte de Trump contra la India.
Trump había declarado que bloquearía el mercado estadounidense para la India (finalmente impuso aranceles del 50% a varios productos) y que esto causaría estragos en la economía india si la India no dejaba de importar petróleo y sus derivados de Rusia (importaciones que representan el 42% del consumo de combustible de la India). Cabe destacar que Washington no criticó ni a China ni a los países de la UE por sus compras de petróleo ruso. Pues bien, lo que Modi explicó a la audiencia fue que el comercio petrolero de la India con Rusia es mucho más importante para la economía de su país que el comercio con EEUU. Obtener petróleo para impulsar su industria, toda su economía, y generar ganancias del comercio con Rusia es más importante que la producción textil y de bajo costo que las empresas estadounidenses esperaban construir en India como contrapeso a China.
Las multinacionales estadounidenses seguían la estrategia de "friendshoring" y decían: "Ya no necesitamos mano de obra china para producir iPhones y otros productos porque podemos usar mano de obra india". Ahora, todo esto prácticamente ha terminado, y el primer ministro indio Modi pasó una hora en limusina con el presidente Putin discutiendo las relaciones económicas y políticas entre India y Rusia. Inmediatamente después de las reuniones de la OCS, se celebrará la cumbre más importante, la de los BRICS+ (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Etiopía, Indonesia y Emiratos Árabes Unidos), y Modi liderará los BRICS+ el próximo año, ya que le toca a India ser la anfitriona de las reuniones.
Las economías BRICS+ albergan actualmente a aproximadamente 4.500 millones de personas, lo que representa más del 55 % de la población mundial. El grupo BRICS+ también representa aproximadamente el 37,3% del PIB mundial, medido en paridad de poder adquisitivo (PPA). Tan solo un mes antes de la reunión de la OCS, todos pensaban que India era el socio más débil de la OCS y del BRICS+ porque, en cierto modo, era muy similar a Turquía, un país que intentaba competir con los países de EEUU y del BRICS+.
Por otro lado, como el ex primer ministro Jawaharlal Nehru dijo una vez: «Proponemos, en la medida de lo posible, mantenernos alejados de la política de poder de grupos enfrentados, que ha conducido a guerras mundiales en el pasado y podría volver a provocar desastres a una escala aún mayor». Con estas palabras, India declaró su compromiso con el “amor” geopolítico a varias bandas (poliamor) durante la Guerra Fría y protegió cuidadosamente su libertad de maniobra, incluso mientras Moscú y Washington se disputaban la ventaja.
En general, la Doctrina Nehru funcionó. Bajo el liderazgo de Modi, India se había acercado a EEUU en los últimos años (uniéndose al QUAD (Diálogo de Seguridad Cuadrilateral) anti-China en el Indo-Pacífico, junto con EEUU, Australia y Japón), pero ahora la opción de que India se alinee con EEUU está descartada, a pesar de que tantos multimillonarios y grandes empresas indias están vinculados a EEUU. Modi ha comprendido que el futuro de la economía india reside en la colaboración con Rusia, China y el resto de los países BRICS+.
3. Todo esto sentó las bases para la reunión de la OCS y lo que quedó claro tras los discursos de Putin, Xi, Modi y otros jefes de Estado. Afirmaron que hemos entrado en una nueva fase 80 años después del fin de la II Guerra Mundial, caracterizada por la Pax [Norte]Americana. Un período histórico en el que EEUU tuvo prácticamente plena libertad para diseñar el orden económico internacional —con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio y la Guerra Fría (con el establecimiento de la OTAN en 1949)— según sus propios términos, a pesar de haber prometido un multilateralismo basado en los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y caracterizado por la igualdad de trato para todos los Estados, sin injerencia en la política interna, sin la imposición de aranceles unilaterales ni sanciones selectivas.
Un sistema internacional en el que ningún Estado podía decidir unilateralmente con qué países otro Estado podía o no comerciar o recibir inversiones, etc. Sin embargo, todo esto ha sido violado cada vez más por EEUU, especialmente después de que los neoconservadores asumieran el control de la política exterior estadounidense al final de la Guerra Fría. Así, el presidente Xi, anfitrión de la reunión de la OCS y del posterior desfile militar a gran escala celebrado en la plaza de Tiananmén de Pekín para celebrar el 80º aniversario de la victoria sobre el Japón imperial (3 de septiembre), declaró que la OCS y los países BRICS+ retomarán ahora el camino que debería haber conducido 1945: hacia una alternativa al imperialismo, el fascismo, el nazismo y el militarismo del Japón imperial (que había atacado a China desde 1937).
Xi enfatizó el papel central de China en la derrota del Japón imperial, al igual que el papel de Rusia fue central en la derrota de la Alemania nazi. Ambos países sufrieron grandes sacrificios, con decenas de millones de muertos (unos 36 millones en China y unos 27 millones en Rusia, en una guerra mundial que costó alrededor de 100 millones de muertes en total). Si bien, en su narrativa y en su historia real, contribuyeron decisivamente a la guerra contra las potencias del Eje, junto con EEUU, el Reino Unido y los demás aliados, en la posguerra fue EEUU quien diseñó el mundo. Entre otras cosas, después de la guerra, EEUU reclutó a decenas de miles de científicos (pensemos en el papel de Wernher von Braun en el programa espacial estadounidense), ingenieros, técnicos y políticos nazis en el marco de la Operación Paperclip, con el objetivo de combatir el 'comunismo' en América Latina, Europa y otros continentes.
4. EEUU ha sido la potencia hegemónica indiscutible de la economía capitalista mundial y la principal fuerza contrarrevolucionaria a nivel global, con los países de Europa Occidental y Japón reducidos a socios menores. Washington construyó un orden internacional basado en reglas, instituyó una "Amenaza Roja" interna durante la era McCarthy e inició la Guerra Fría contra la Unión Soviética, que incluyó la formación de la OTAN. La Guerra Fría tuvo como objetivo la "contención" económica de la URSS, sumada a innumerables guerras calientes contra revoluciones en todo el mundo. Posteriores oleadas de revoluciones surgieron en la periferia, durante y después de las dos guerras mundiales, marcadas por la Revolución China (1949) y la Revolución Cubana (1959).
Sin embargo, en lo que se conoce como el período de "posguerra", EEUU, junto con otras potencias imperialistas occidentales, logró aplastar sangrientamente la mayoría de las luchas de liberación nacional del mundo, causando millones de muertes (mientras que el ejército estadounidense sufrió una notable derrota en la Guerra de Vietnam). Fue EEUU el que fracasó en poner fin a la II Guerra Mundial, y ahora, en Alemania, el canciller Friedrich Merz (uno de los principales líderes europeos de la "coalición de los dispuestos") incluso afirma que se repetirá, y que esta vez el ejército alemán derrotará al ruso.
La disolución de la Unión Soviética en 1991 marcó el comienzo de un período unipolar, durante el cual Washington y sus aliados europeos llevaron a cabo operaciones de cambio de régimen en Yugoslavia, Afganistán, Irak, Somalia, Libia, Siria y otros lugares, a la vez que expandían la OTAN hacia el este, con el objetivo de debilitar o destruir permanentemente a Rusia como gran potencia. Por lo tanto, la guerra en Ucrania es un asunto existencial para Rusia.
Sin embargo, nada de esto ha servido para alterar la realidad del progresivo declive de la hegemonía económica estadounidense desde principios de la década de 1970. La derrota en Vietnam (que puso de relieve la vulnerabilidad del imperio estadounidense), el estancamiento económico, la financiarización, la globalización, la desindustrialización y el ascenso de China han debilitado el poder global de EEUU durante el último medio siglo, mientras que las potencias de Europa Occidental y Japón han experimentado un declive económico aún más precipitado que el resto del mundo.
En 1960, EEUU representaba el 40 % del PIB mundial en términos nominales; en 1985, esta proporción había caído al 34 %. Actualmente, se sitúa en el 26 % (15 % PPA). En cambio, China, tras su "siglo de humillación" a manos de Occidente y Japón, vio disminuir su participación en el potencial industrial mundial de aproximadamente el 33,3 % en 1800 al 2,3 % en la época de la Revolución China de 1949, para luego experimentar un ascenso meteórico, gracias a su Revolución, hasta representar actualmente el 18 % del PIB mundial (20 % PPA), aunque su PIB per cápita (por su alto número de habitantes) sigue estando muy por debajo del de Occidente.
Si bien China tiene sus problemas, como la disminución y el envejecimiento de su población, el exceso de capacidad industrial (lo que Marx llamó "sobreacumulación"), las finanzas públicas locales en semicrisis y un alto nivel de deuda, posee el doble de capacidad manufacturera que EEUU, produciendo significativamente más automóviles, barcos, acero y paneles solares, y más del 70 % de las baterías, vehículos eléctricos y minerales esenciales (las "tierras raras") del mundo. En ciencia y tecnología, China tiene más patentes activas y publicaciones más citadas que EEUU. Y en términos militares, tiene la flota naval más grande del mundo, con una capacidad de construcción naval estimada 230 veces mayor que la de EEUU, y se está consolidando rápidamente como líder en armas hipersónicas, drones y comunicaciones cuánticas.
Atrás quedaron los días en que EEUU, como la superpotencia económica indiscutible, podía exportar capitalismo financiarizado y de libre mercado a todo el mundo. Después del colapso de 2008, cuyas condiciones se crearon en las salas de juntas de Wall Street, cualquier pretensión moral o práctica de que EEUU estableciera un ejemplo económico para otros países se desvaneció. A medida que la crisis se extendió por la economía mundial y el gobierno estadounidense respondió rescatando a gran parte de su sector financiero, la mentira del 'laissez-faire' quedó expuesta. La crisis expuso los riesgos del capitalismo turboalimentado incluso en países fuera de EEUU, especialmente en el antiguo bloque soviético, a los que se les había aconsejado adoptar el modelo a gran escala.
Como escribieron Ivan Krastev y Stephen Holmes en su apasionante y polémico libro 'The Light that Failed', "la creencia de que la economía política occidental era un modelo para el futuro de la humanidad había estado ligada a la creencia de que las élites occidentales sabían lo que hacían. De repente, fue obvio que no lo sabían".
5. Este es el contexto económico y político que ha consolidado a los países de la OCS y los BRICS+, y el resultado es una fractura global, pero es diferente a todos los intentos de lograrlo en los últimos 70 años. En 1955, en el apogeo del orden internacional bipolar caracterizado por la Guerra Fría entre EEUU y la URSS, un grupo de países no alineados se reunió en Bandung, Indonesia, y declaró la necesidad de un orden más justo y equitativo que les permitiera desarrollarse políticamente de forma independiente y no obstaculizara su desarrollo económico y bienestar con la deuda externa, el libre comercio y la prohibición de proteger y subsidiar a sus industrias emergentes. Sin embargo, no pudieron hacer nada al respecto porque eran países pobres que actuaban solos y carecían de la masa crítica.
Lo que cambió todo esto desde la década de 1990 fue, obviamente, China, que ahora puede ser el eje de esta masa crítica, en gran medida gracias a sus políticas financieras, reservas de divisas, poder económico y productivo, capacidad exportadora y destreza tecnológica. Además, China ha demostrado en las últimas décadas que es un socio confiable para los países en desarrollo a nivel global. Esto permite a países fuera de la órbita estadounidense y europea crear una alternativa por primera vez. El mensaje de China como una alternativa más confiable y estable a EEUU está resonando en amplios sectores del mundo, particularmente en Asia, que ven a EEUU como una fuerza cada vez más impredecible, poco fiable y beligerante en los asuntos mundiales.
Muchos países en desarrollo y potencias medianas pueden aún mostrarse ambivalentes respecto a lo que China propone con sus nuevas iniciativas de gobernanza y desarrollo, pero al menos lo que China menciona (relaciones estables, multilateralismo, acuerdos a largo plazo y "no injerencia") es progresista, lo cual es crucial para economías con grandes poblaciones de jóvenes que buscan mejores oportunidades laborales.
Beijing está construyendo metódicamente una coalición de países que no están necesariamente alineados ideológicamente, pero que están unidos por un interés compartido en un mundo multipolar, un mundo en el que puedan trazar su propio rumbo sin temor a las sanciones estadounidenses, a los sermones sobre la democracia y al dominio del dólar estadounidense.
6. La reunión de la OCS y la próxima reunión de los BRICS+ servirán para definir en detalle cómo pretenden reestructurar este nuevo orden económico. Y esta vez, tienen el poder suficiente para triunfar. Y es evidente que el comercio será crucial. EEUU intenta utilizar el comercio exterior como arma, afirmando que puede obligar a otros estados del mundo a seguir sus directrices políticas, como aislar a Rusia y China y unirse a la Nueva Guerra Fría contra ellos bloqueando su acceso al mercado estadounidense. Trump afirma que puede desatar el caos si no siguen sus dictados.
Por lo tanto, la alternativa a todo esto, como dijeron todos los líderes en Tianjin, es comerciar entre ellos. Si no comercian con EEUU, renuncian al mercado estadounidense. En efecto, India no tiene más opción que renunciar al mercado estadounidense. Si se mantienen los aranceles de Trump, India comerciará con China, Rusia, los demás países de la OCS y los BRICS+, y quizás con países de Europa Occidental.
Por otro lado, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, resumió el clima imperante tras ser anfitrión de una reunión de los BRICS+ en julio. «Si EEUU no quiere comprar, buscaremos nuevos socios», declaró. «El mundo es grande y está deseoso de hacer negocios con Brasil». India también puede soñar con convertirse para China en lo que China fue para EEUU en las décadas de 1990 y 2000: una fábrica que permite una producción a bajo costo. Con una ventaja añadida: un mercado de consumo ya desarrollado y deseoso de comprar productos chinos.
7. Todo esto también tiene una dimensión militar (basta con pensar en las 750-800 bases militares estadounidenses en unos 80 países, las 145 bases militares británicas en 42 países y las 21 instalaciones militares extranjeras de Rusia, mientras que China solo tiene una, en Yibuti) y se ha convertido en el marco para debatir todos los cambios económicos, financieros y relacionados. El asunto se plantea como una lucha civilizatoria para reestructurar todo el sistema de comercio exterior y finanzas.
Gradualmente, también se producirá una desdolarización. Putin ha enfatizado lo mucho más eficiente que es comerciar con China en sus respectivas monedas nacionales. Primero, Rusia compró dólares para pagar a China, y luego China convirtió los dólares a su propia moneda. Ya no es necesario asumir todo este cambio de divisas y los costos asociados, por no mencionar el hecho de que EEUU ha utilizado las finanzas internacionales como arma al expulsar a Rusia, China y otros países del sistema de compensación bancaria SWIFT.
En esencia, lo que Trump ha hecho para aislar a otros países financiera, comercial y militarmente ha tenido precisamente el efecto contrario. Los ha acercado entre sí y aislado de EEUU. Y todo lo que los países de la OCS, los BRICS+ y la "mayoría global" deben hacer es establecer las reglas del comercio y las finanzas para que sean multilaterales y justas. Deben considerar cómo desdolarizar sus relaciones comerciales y financieras para que EEUU y sus aliados europeos no puedan apropiarse de su moneda extranjera como lo hicieron con los 300 000 millones de dólares de Rusia o como el Banco de Inglaterra hizo con las reservas de oro de Venezuela y otros países.
Así pues, ahora esta división global se ha hecho explícita, en el sentido de que estos países quieren crear un nuevo tipo de civilización, a diferencia de la neoliberal y unipolar impuesta por Occidente en las últimas décadas. El objetivo es retomar la civilización donde la dejó la Nueva Guerra Fría de EEUU, que ha convertido las finanzas y el comercio en armas para mantener su dominio, en violación de todos los principios de las Naciones Unidas, que al final de la II Guerra Mundial se había prometido que sería subvencionada y apoyada por EEUU.
8. China anunció en la reunión de la OCS que establecerá un Banco de Desarrollo de la organización capaz de otorgar crédito a los países miembros para financiar sus actividades comerciales (liquidar pagos transfronterizos), los déficits con China y las inversiones chinas para desarrollar la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Este Banco de Desarrollo operará junto con el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y el Nuevo Banco de Desarrollo BRICS+, y les permitirá a todos liberarse de la "trampa de la deuda" del FMI e invertir en la producción para sus propios mercados, en lugar de los mercados estadounidense y europeo.
Además, China y Rusia firmaron un acuerdo para un enorme gasoducto de 2.600 kilómetros llamado " Power of Siberia 2 " (también conocido como Gasoducto de Altái). El gas que se exportará no proviene de un yacimiento ubicado en las regiones asiáticas de Rusia, sino de la península de Yamal, en el Ártico ruso, en la región de Altái en Siberia Occidental. Se trata de una enorme cantidad de gas que se destinará a China. Anteriormente, las exportaciones de gas desde la península de Yamal a Europa se planificaban principalmente a través del gasoducto Nord Stream 2 hacia Alemania. Este gasoducto fue destruido por EEUU.
Inicialmente, hubo intentos de culpar a los rusos, pero luego los euronorteamericanos tuvieron que ceder. Ahora intentan culpar a los ucranianos, pero la mayoría de la gente informada asume que EEUU tuvo algo que ver. El gasoducto Power of Siberia 2 es solo una parte de un gran desarrollo, ya que consolida la desconexión de Rusia con Europa. Representará un vínculo estratégico entre Rusia y China. Garantiza a Moscú los ingresos fiables necesarios para sostener su economía, a la vez que proporciona a China la seguridad energética necesaria para impulsar su núcleo industrial. Pekín también adquiere una enorme influencia sobre Rusia, posicionándose como un pilar central del panorama energético mundial y desmantelando discretamente las campañas de presión occidentales.
9. La integración con Europa Occidental había sido el sueño de Rusia desde que Gorbachov concibió el concepto de un "hogar común europeo", al menos hasta 2014, antes de abandonarlo por completo en 2022. Con la firma de este acuerdo, el gas que se suponía impulsaría las industrias europeas durante las próximas décadas impulsará, en cambio, el desarrollo económico de China y las regiones asiáticas de Rusia. Cabe preguntarse qué dirán los historiadores del futuro, ya que los europeos aún celebran su liberación del gas ruso, pero no tienen otra alternativa que el gas licuado estadounidense, mucho más caro y que podría no estar disponible en un futuro próximo. Es simplemente increíble ver lo que está sucediendo. No habrá forma de revertir la tendencia, ya que será una evolución irreversible una vez que se realice una enorme inversión como este gasoducto al noreste de China, que también pasará por Mongolia.
Los rusos ya no dirán que quieren ser un país europeo. Se consideraban europeos, pero no demolerán este gasoducto para construir uno nuevo hacia Europa. Putin ha dejado claro que la ruptura con Europa, y especialmente con Alemania, tardará décadas en sanar. Rusia ha aceptado que la decisión probablemente recaiga en Europa Occidental, que ahora está atrapada en la órbita estadounidense. El efecto general de toda la estrategia de Biden y Trump contra Rusia y China ha sido atar a Europa Occidental a la dependencia estadounidense del gas natural licuado y los sistemas armamentísticos, con el fin de reequilibrar el déficit de la balanza de pagos estadounidense, junto con la imposición de aranceles a las exportaciones europeas.
Como señala el economista estadounidense Paul Krugman: «En tan solo siete meses, Trump ha destruido por completo los cimientos de la Pax [Norte]Americana». Esta visión, como suele ser el caso de Krugman, es la de la mayoría del Partido Demócrata, que ha enmascarado una postura imperialista tras una apariencia de estabilidad.
Por lo tanto, Krugman reconoce que la «Pax [Norte]Americana» sirvió a los intereses del imperio estadounidense y que líderes como el nacionalista Mohammed Mossadegh en Irán y el socialista Salvador Allende en Chile fueron sus víctimas. Pero, según él, «para Europa y Japón, el imperio estadounidense era algo sutil, pues EEUU evitaba las demostraciones brutales de poder y se comprometía con la discreción respecto a su estatus imperial». Desde el 20 de enero y el regreso de Trump a la Casa Blanca, la sutileza y la diplomacia han sido sustituidas por una mezcla de brutalidad y adulación.
10. Hace diez años, a principios de 2014, al mismo tiempo que Occidente apoyaba el golpe de Estado en Ucrania, que aniquiló la esperanza de Rusia de formar parte de un "hogar común europeo", también presenciamos el lanzamiento por parte de China de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, destinada a la cooperación Sur-Sur por tierra y mar, junto con el programa "Hecho en China 2025" para desarrollar liderazgo en tecnologías clave para el futuro.
Mientras Occidente derrocaba al gobierno legítimo de Ucrania, China se dedicaba a desarrollar nuevas tecnologías e industrias, construir nuevos corredores de transporte y establecer nuevos bancos para financiar el desarrollo económico mundial. Por primera vez, un país como China tenía la capacidad y la preparación para desafiar el sistema económico centrado en EEUU.
Y este fue también el momento que arruinó el sueño de Rusia de integrarse con Europa Occidental. Si Europa Occidental quería sabotearse, esto es lo que debería haber hecho. Y es por eso que la última década ha sido en cierta medida predecible.
11. Rusia y China lideran ahora este frente euroasiático para desarrollar un sistema económico alternativo al euronorteamericano. Modi se quejó de que Trump había anunciado que estaba presionando a India para que comprara más armas estadounidenses en lugar de rusas. Es evidente que EEUU ha perdido a India como comprador de sus costosos aviones, misiles y otros sistemas de armas de su complejo militar-industrial. Esto supone un duro golpe para EEUU. El trato de Trump hacia India parece haber sido totalmente inapropiado.
En Occidente, India siempre se ha considerado una baza en Asia debido a su histórica relación difícil con China (desde el conflicto fronterizo chino-indio y pasando por Arunachal Pradesh y Cachemira, hasta las posturas de China sobre el Tíbet, Bangladesh y las Maldivas, y sus estrechas relaciones con Pakistán, mientras que India mantiene vínculos cada vez más estrechos con Japón y Filipinas), y se pensaba que esto podría explotarse como un arma contra China. Todo ello dificulta la comprensión de las amenazas estadounidenses contra India, pero Washington no parece ceder.
Peter Navarro, asesor principal de Trump en materia de comercio y manufactura, hizo duras declaraciones al afirmar que la India no podía comprar energía ni armas rusas. Modi lo consideró inaceptable. Los medios de comunicación y la población india quedaron impactados; algunos encontraron estas declaraciones hilarantes, pero en general se sintieron humillados y furiosos. No pueden creer que sea cierto.
¿Por qué Washington debería dictar con quién puede comerciar India? A los indios les parece simplemente absurdo. Este trato dispensado a la India es difícil de explicar, ya que contradice un esfuerzo bipartidista de décadas, que abarcó cinco presidencias estadounidenses, destinado a cortejar a India como un socio a largo plazo con el que EEUU debería colaborar para compensar la inmensa capacidad industrial, la experiencia tecnológica y la creciente capacidad militar de China.
Ahora, la corriente de pensamiento dentro de la élite india que considera a Rusia como un viejo y confiable amigo —y a EEUU como un traidor y poco fiable— se ha fortalecido, mientras que la rápida evolución de las relaciones entre India y China puede describirse acertadamente con la máxima de Lord Palmerston: «No tenemos aliados eternos ni enemigos perpetuos. Nuestros intereses son eternos y perpetuos».
India se ha dado cuenta de la crucial necesidad de reducir las tensiones y cooperar con China para impulsar sus ambiciones económicas. En un artículo publicado el viernes en Truth Social, Trump declaró: “Parece que hemos perdido a India y Rusia ante una China más oscura y profunda. ¡Que tengan un futuro largo y próspero juntos!”
12. Lo que está sucediendo demuestra que EEUU no ha calculado cuidadosamente los costos y beneficios de sus acciones. EEUU afirma no aceptar el inevitable declive de su hegemonía global, pero esto no se corresponde con la realidad. Es como intentar contener la marea. No puede funcionar. Todas las declaraciones de la mayoría de los responsables políticos, desde el inicio de la guerra de la OTAN en Ucrania hasta hoy, afirman que la fuerza de EEUU y su poder sobre otros países, que permitieron a Trump anunciar aranceles para el "Día de la Liberación" el 2 de abril, se basan en la suposición de que otros países necesitan el mercado estadounidense porque la turbulencia será tan grande que la alternativa a someterse a EEUU es el caos.
Es evidente que Pekín, Moscú y ahora Nueva Delhi han decidido que aceptar la turbulencia comercial es mucho mejor que la capacidad de EEUU y Europa Occidental para aceptarla. Apuestan a que no será tan difícil reemplazar el mercado estadounidense. China ya ha trasladado el 100% de su demanda de soja de EEUU a Brasil (un país BRICS+ afectado por aranceles del 50% impuestos por Trump, al igual que India y Sudáfrica). Como resultado, los precios de la soja se están desplomando en EEUU.
El sector agrícola, un sector político clave desde la década de 1930, está sufriendo enormemente debido a la pérdida del mercado chino, y ahora otros países aliados de China, Rusia e India pueden reestructurar su comercio entre sí. Obviamente, habrá costos a corto plazo. Habrá despidos y cierres de fábricas textiles en India, por ejemplo. Un tribunal federal de apelaciones de EEUU dictaminó en agosto que muchos de los nuevos aranceles de Trump son ilegales. Un fallo de la Corte Suprema que los declare ilegales también podría generar esperanzas de que sean revocados, pero esto no tendrá ningún efecto porque tanto los republicanos como los demócratas en el Congreso apoyan plenamente las acciones de Trump.
Apoyaron la guerra arancelaria y de sanciones contra China durante su primer mandato, aranceles y sanciones que luego endureció Biden. Apoyan la guerra comercial de EEUU contra China, a pesar de que las encuestas muestran que el público estadounidense desea lo mismo que Xi. Quieren armonía y paz, comercio normal, bienestar y prosperidad. Mientras tanto, los senadores y representantes estadounidenses en el Congreso desean una Nueva Guerra Fría, pobreza, inflación y la devaluación del dólar.
Desde esta perspectiva, son los políticos estadounidenses quienes están destruyendo la economía estadounidense. Los votantes y la comunidad empresarial saldrán perdiendo. Grandes empresas manufactureras estadounidenses, como John Deere, Nike y Black & Decker, han declarado que la política arancelaria de Trump les costará miles de millones de dólares al año.
EEUU no está actuando realmente en su propio interés nacional. Y, al parecer, esto se debe a que la CIA, el Consejo de Seguridad Nacional, el Consejo de Asesores Económicos y todos los economistas gubernamentales han calculado mal los costos y beneficios de reestructurar el orden mundial. Por razones ideológicas, no comprenden por qué China y sus aliados prosperan. Sobre todo, no reconocen que una economía de mercado de orientación socialista funciona mejor que una economía de mercado beligerante y financiarizada que experimenta un déficit crónico de balanza de pagos y una deuda pública masiva causada por el coste de la Nueva Guerra Fría.
13. Muchos de los acuerdos alcanzados en la OCS y los BRICS+ son, como resulta obvio, principalmente económicos. India (al igual que Brasil o Sudáfrica) no querría unirse a nada que pudiera considerarse un grupo en contra de EEUU, ya que su principal objetivo es diversificar sus lazos económicos y comerciales con todo el mundo. Por lo tanto, la OCS, al igual que los BRICS+, no son grupos que quieran luchar contra EEUU, sino grupos que buscan protegerse de este y crear un mundo multipolar. Si Washington no se hubiera alineado en contra de India, habría sido mucho más cauteloso, pero ¿qué puede hacer realmente ahora? India nunca se habría sometido ni cedido a las exigencias de Washington, pero incluso si lo hubiera hecho, ¿cuáles habrían sido las recompensas?
Los europeos sí lo hicieron. Firmaron cualquier acuerdo que Trump propusiera. Aunque la UE calificó el acuerdo de Trump como un horrible acuerdo comercial asimétrico, von der Leyen lo firmó de todos modos. Y los líderes europeos se sentaron como buenos escolares frente al escritorio de Trump en el Despacho Oval. Hicieron todo lo que se les pidió, esperando que su obediencia fuera recompensada, pero aparentemente no fue así.
Los líderes europeos se aislaron de Rusia, China, Irán e incluso de la India en el futuro, mientras que Trump exige que la UE aplique aranceles del 100% a China e India para presionar a Putin. Esto solo los hace más dependientes de EEUU, debilitando aún más su posición, especialmente porque con el surgimiento de un mundo multipolar, Europa Occidental es mucho menos importante para EEUU, que debe centrar su atención y recursos político-militares en enfrentarse a China.
Las élites gobernantes europeas están atrapadas en el mundo unipolar y actúan por desesperación: quieren prolongar la guerra en Ucrania contra Rusia y fortalecer la OTAN mediante el rearme, a pesar de la devastación que esto traería a las economías europeas (desaceleración económica, crisis industrial, pérdida de poder adquisitivo de los salarios, recortes en los servicios sociales y sanitarios, etc.), para mantener a EEUU anclado en el continente europeo.
Se podría argumentar que si EEUU abandona Europa o retira suficientes tropas como para perder su influencia política sobre los europeos, y estos se encuentran solos, entrarían en un nuevo mundo. Y su visión del mundo cambiaría radicalmente con respecto a una situación tal como ahora, en la que tienen a los estadounidenses pisándoles los talones, actuando como fuerzas de paz y trabajando incansablemente para mantenerlos en este papel sumiso. Adoptarían un conjunto de políticas muy diferente y probablemente actuarían para poner fin a la guerra en Ucrania, en parte para evitar asumir los costos, y verían a Rusia y China de manera muy diferente.
14. Trump ha logrado obligar a Europa a comprar gas licuado y armas estadounidenses. Y con todos los acuerdos arancelarios firmados, la economía europea también se ve privada de la oportunidad de comerciar con los países asiáticos, las economías de más rápido crecimiento del mundo. Esto a pesar de que, tras décadas de negociaciones, la UE podría concluir el acuerdo del Mercosur con países sudamericanos, un acuerdo que crearía la mayor zona comercial jamás establecida por Bruselas, involucrando a más de 700 millones de personas y generando potencialmente cerca de 100 000 millones de euros anuales.
No es casualidad que en Europa Occidental exista una profunda división entre la población y las clases dirigentes políticas (por las políticas de austeridad social, el rearme, las posturas sobre la guerra en Ucrania y el genocidio en Palestina, la sumisión a los deseos estadounidenses, la desindustrialización, el aumento del coste de la vida y la creciente injusticia económica y pobreza). Se está gestando una revolución política que probablemente conducirá (en Francia, Alemania, el Reino Unido, etc.) a la derrota de los partidos globalistas proestadounidenses, centristas y de centroizquierda en el poder, reemplazándolos por partidos nacionalistas de extrema derecha que capitalizan la indignación popular y reconocen que hemos entrado en un mundo multipolar.
Desafortunadamente, sorprende que el cambio político se esté produciendo casi exclusivamente en la derecha del espectro político y no en la izquierda (con la excepción de los partidos de Jean-Luc Mélenchon, Sahra Wagenknecht y la nueva agrupación liderada por Jeremy Corbyn y Zarah Sultana). Sin embargo, la ruptura irreversible ya se ha producido. Nada puede suceder en Europa Occidental que tenga un impacto decisivo.
La identidad y la estructura de las reglas que seguirá la mayor parte del mundo serán las decididas por China, Rusia, India, otros países BRICS+ y la "mayoría global". Dejarán no solo a EEUU, sino también a Europa Occidental, aislados diplomática, política y económicamente. En los últimos días, von der Leyen, Alemania y la UE han anunciado su intención de suministrar misiles a Ucrania y atacar a Rusia. Esto no hace más que confirmar la irreversibilidad del aislamiento de Europa Occidental del resto de Eurasia.
15. En sus discursos públicos en la reunión de la OCS, ni Xi ni Putin hicieron referencia alguna a EEUU ni a Europa Occidental (aunque Xi instó a oponerse a la mentalidad de la Guerra Fría, la confrontación entre bloques y las prácticas intimidatorias). No describen explícitamente sus acciones como oposición a EEUU y Europa Occidental. Simplemente los ignoran. Se apoyan mutuamente. De lo que hablan es de revivir los principios que sustentan la multipolaridad, la igualdad de trato y la no injerencia en los asuntos internos de otros países de las Naciones Unidas.
El secretario general de la ONU, António Guterres, recibido por Xi Jinping el 30 de agosto, elogió el apoyo de China "en un momento en que el multilateralismo está bajo ataque". "El papel de la República Popular China como pilar fundamental del sistema multilateral es extremadamente importante y estamos muy agradecidos por ello", añadió. Xi Jinping ha enumerado cinco principios para una gobernanza global justa y equitativa que buscan garantizar una arquitectura de seguridad para todos, un marco multilateral para promover la paz y la prosperidad globales para las generaciones futuras.
En resumen, «Primero, debemos adherirnos a la igualdad soberana. Segundo, debemos respetar el estado de derecho internacional. Tercero, debemos practicar el multilateralismo. Cuarto, debemos promover un enfoque centrado en las personas. Quinto, debemos centrarnos en tomar medidas concretas». En esencia, China, la OCS y los países BRICS+ están considerando un orden mundial ideal al que todos los Estados podrían unirse en una situación beneficiosa para todos. La idea es evitar que los países miembros de estas organizaciones utilicen el comercio exterior y las finanzas internacionales como armas. Están comprometidos a resolver sus diferencias no en el campo de batalla, sino mediante el consenso y la negociación.
Simplemente ignoraron a EEUU. Así que no es que India ni ningún otro país que se una a la OCS o al BRICS+ se oponga a EEUU. Afirman que quieren seguir principios fundamentales que, según ellos, son los principios fundamentales de la civilización misma. Y estos principios de civilización no solo están consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, una organización global fundada en la existencia de estados soberanos con plenos derechos e igualdad, sino también en todo el Tratado de Westfalia de 1648.
Son los de igualdad entre los estados, de no injerencia en los asuntos internos de otros estados, de la prohibición del cambio de régimen o del asesinato secreto de jefes de estado. Simplemente hablan del maravilloso mundo que intentan crear, un mundo en el que se reconozca la existencia y coexistencia de diferentes órdenes sociales y políticos, y si otros países no quieren unirse (obviamente, EEUU y Europa Occidental no querrán unirse), simplemente forman parte de otro mundo, están fuera de la civilización, fuera del Estado de derecho.
Xi y Putin han hablado repetidamente de que el derecho internacional es vinculante para todos, en contraste con el "orden basado en reglas" estadounidense, que no consideran ni internacional ni basado en reglas, ni siquiera ordenado, y que en los últimos años ha degenerado en un caos internacional descontrolado. Estas normas las define Trump basándose únicamente en los intereses nacionales estadounidenses, convirtiendo a EEUU en un modelo de lo que la "mayoría global" quiere evitar.
Trump exige que las empresas europeas, japonesas y coreanas trasladen sus industrias automotrices, informáticas y otras importantes a EEUU, o que permitan a las grandes tecnológicas estadounidenses controlar sus tecnologías emergentes clave sin tener que declarar ingresos imponibles, pagar impuestos ni imponer regulaciones, algo que incluso países europeos han intentado impedir que hagan las empresas estadounidenses.
16. Ahora es evidente que la política exterior estadounidense se basa en la premisa de cómo sembrar el caos en otros países y dañar sus economías para obligarlos a aliarse con ellos. Intentan gobernar mediante el miedo, las amenazas, las provocaciones y la coerción (pensemos en las amenazas a la soberanía de Canadá, Panamá y Dinamarca, el bombardeo de las instalaciones nucleares iraníes y lo que ha estado sucediendo con Venezuela en los últimos días, quizás el primer paso para un mayor enfoque de la política exterior y militar estadounidense en las Américas —un eje latinoamericano— con el resurgimiento de la política del "Gran Garrote", las cañoneras y la Doctrina Monroe).
Trump ha declarado que las relaciones con EEUU deben ser bilaterales, país por país, y que EEUU siempre debe ser el ganador, mientras que los demás países siempre deben ser los perdedores. Lo ha afirmado repetidamente en sus discursos y escritos en línea. Sus aranceles han establecido un límite mínimo del 10 % para casi todos los socios comerciales de EEUU. Trump también ha impuesto los llamados aranceles "recíprocos" a países a los que acusa de tratar injustamente a EEUU en el comercio.
Lesoto, una nación sudafricana de 2,3 millones de habitantes, se enfrentó a un arancel del 50%, mientras que Trump también impuso un arancel del 10% a un grupo de islas deshabitadas cerca de la Antártida donde habitan pingüinos. Por lo tanto, toda la estructura futura de la OCS y los BRICS+, como han anunciado sus líderes, será voluntaria, con un sistema de beneficio mutuo, no un juego de suma cero. Trump ha hecho precisamente lo contrario de todo lo que Asia y la "mayoría global" quieren evitar, y esto les está ayudando a establecer las reglas que impedirán que cualquier país miembro vuelva a hacerlo.
En este sentido, quizá Trump debería ganar el Premio Nobel de la Paz por haber movilizado la mayor hostilidad global imaginable hacia el imperialismo estadounidense. Ha acelerado y catalizado la creación de un orden internacional que, según sus defensores, debería ser más justo, representativo, idealista y pacífico, y que simplemente no se aplicará a EEUU ni a Europa Occidental.
17. Lo fascinante es que gran parte de lo que está sucediendo podría haberse predicho hace mucho tiempo. Desde 1945, una enorme cantidad de poder económico se ha concentrado en una potencia hegemónica como EEUU, que durante décadas actuó como una potencia "benigna" simplemente porque le interesaba crear y proporcionar un bienestar colectivo para el sistema internacional; es decir, para asegurar que el resto del sistema internacional confiara en su control administrativo sobre la economía internacional.
Garantizó, aunque a menudo de forma bastante selectiva, un sistema económico internacional abierto y liberal con acceso a tecnologías e industrias clave fiables, corredores de transporte ininterrumpidos bajo el control de la Armada estadounidense, una moneda de reserva (con el "privilegio del dólar") y flujos financieros globales.
Sin embargo, con la potencia hegemónica en declive, esto ya no funciona, ya que EEUU utiliza su control administrativo sobre la economía internacional para impedir el ascenso de países que percibe como sus rivales económicos y políticos. Por ejemplo, imponen aranceles unilateralmente, cortan el acceso de China a la tecnología, bloquean el acceso de Irán a los corredores de transporte, confiscan sus petroleros, confiscan el oro de otros países y prohíben a países considerados adversarios o enemigos acceder a los mercados financieros y divisas.
Gradualmente, todo el sistema económico internacional se está convirtiendo en un arma, y la confianza desaparece. Y esto solo intensifica la necesidad de alternativas. EEUU ahora busca una economía tributaria en la que otros países deben pagar tributos o aceptar que parte de su poder industrial y financiero se extraiga para el beneficio exclusivo de Washington. Este sistema de explotación destructiva y a muy corto plazo destruye gran parte de esa confianza.
Si bien muchos de los acuerdos firmados en China son de naturaleza económica, se supone que representan las bases de un nuevo sistema internacional. Los principios clave de este nuevo sistema fueron ampliamente esbozados no solo por Xi, sino también por el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Lavrov, en un discurso pronunciado el mes pasado. Habló de la necesidad de establecer mecanismos de comercio exterior que Occidente no pueda controlar, como corredores de transporte, sistemas de pago alternativos y cadenas de suministro. Citó cómo EEUU paralizó la Organización Mundial del Comercio al negarse a permitir el nombramiento de un juez independiente, lo que imposibilitó la formación del panel de tres jueces de resolución de disputas de la organización.
Esto, al igual que otras organizaciones multilaterales, fue bloqueado eficazmente por EEUU cuando decidió que la globalización ya no le beneficiaba exclusivamente a él, sino principalmente a China. Hoy en día EEUU solo tiene la capacidad de impedir que otros países actúen. Por ejemplo, el poder de veto de EEUU impidió que las Naciones Unidas denunciaran a Israel y detuvieran el genocidio en Gaza. EEUU ha decidido no unirse a ninguna organización internacional en la que no tenga poder de veto, alegando que eso significaría dejar que otros países controlen sus economías. En esencia, ha decidido que si no pueden controlar el mundo, lo destruirá.
Pues bien, ningún estado tendrá ese tipo de poder de veto entre los países de la "mayoría global". Esto ha demostrado ser el talón de Aquiles de la capacidad de decisión e intervención de las Naciones Unidas, otorgando a EEUU la capacidad de bloquear decisiones y utilizar las herramientas de la corrupción y las amenazas militares y financieras. Por ejemplo, algunos analistas argumentan que sobornaron al Organismo Internacional de Energía Atómica al obligar a su director, Rafael Grossi, a entregar a Israel la lista de todas las instalaciones nucleares iraníes y los nombres de los científicos a los que bombardeó y asesinó.
Así, gran parte del mundo ya no se regirá por las normas unilaterales estadounidenses. EEUU está actuando por desesperación, tratando de detener todo, imponiendo unilateralmente aranceles y sanciones y tomando acciones militares contra el resto del mundo (no es casualidad que justo en estos días Trump haya decidido renombrar el Departamento de Defensa (anteriormente el Departamento de Guerra, que era como se conocía hasta 1947). Ya en 2022, Putin describió este estado de cosas, argumentando que "los países occidentales han afirmado durante siglos traer libertad y democracia a otras naciones. Sin embargo, el mundo unipolar es inherentemente antidemocrático y no libre. Es falso e hipócrita de pies a cabeza". Esta es la declaración más directa que pudo hacer.
El curso de la política internacional desde 2022 ha confirmado la afirmación de Putin y la necesidad de una alternativa para un número creciente de países. Y ese es precisamente el punto. Esta es la primera vez que realmente se les ha presionado para revelar claramente las reglas de una alternativa. Será un sistema económico muy diferente, porque históricamente, solo hemos visto sistemas económicos liberales funcionar bajo la hegemonía británica en el siglo XIX y luego durante los "treinta años gloriosos" bajo la hegemonía estadounidense en el siglo XX.
18. No ha pasado mucho tiempo desde la Revolución Industrial y la introducción del capitalismo, y lo irónico es que lo que China está haciendo con su economía de mercado de orientación socialista es precisamente lo que los economistas clásicos describieron como la estrategia de desarrollo del capitalismo industrial en Gran Bretaña, Francia, Alemania y otros países a principios del siglo XIX. China tiene una economía mixta, público-privada, que genera entre el 94 % y el 97 % de su PIB. Este es el modelo económico que las sociedades europeas implementaron para erradicar los monopolios creados en la época feudal, permitiendo a los reyes recaudar fondos para pagar a sus acreedores las deudas de guerra que habían contraído al enfrentarse entre sí.
Mediante el conflicto social y la lucha política, los europeos lograron que estas entidades públicas, en lugar de ser monopolios privados o monárquicos, pudieran proporcionar servicios públicos básicos como sanidad, educación, transporte y comunicaciones a precios reducidos para reducir los costes de funcionamiento de la economía y garantizar un mayor bienestar para sus ciudadanos. Esto es lo que China está haciendo. Está siguiendo fielmente el modelo histórico europeo de la economía mixta, público-privada.
A pesar de su apertura a la economía global en la década de 1970 e incorporación de elementos de las relaciones sociales capitalistas (empezando por el trabajo asalariado), China ha conservado componentes clave de su economía posrevolucionaria, como el liderazgo del Partido Comunista Chino (PCCh); la propiedad colectiva de la tierra en las zonas rurales; un importante sector estatal en la economía; el control de la banca, las finanzas nacionales y la moneda; y sucesivos planes quinquenales que ofrecen una orientación estratégica para la economía. Ha continuado persiguiendo su objetivo de una transición a largo plazo hacia una sociedad socialista bien desarrollada, en consonancia con el «socialismo con características chinas».
Fueron estos acontecimientos, vistos como una amenaza a la hegemonía global de EEUU, los que impulsaron a Obama a lanzar su Pivote hacia Asia, destinado a contener estratégicamente a China, en 2011. Este proyecto, sin embargo, quedó en suspenso en los primeros años tras el cambio de liderazgo chino en 2012, con el establishment de seguridad nacional estadounidense esperando encontrar un "Gorbachov chino" en Xi Jinping. Una vez que quedó claro que China, bajo su nuevo liderazgo, continuaría promoviendo el "socialismo con características chinas", EEUU lanzó su Nueva Guerra Fría contra China en 2017.
Al igual que en la Guerra Fría anterior con la Unión Soviética, la Nueva Guerra Fría no se dirige simplemente a China, designada como el principal rival de EEUU, sino a todas las rupturas, desafíos e intentos revolucionarios de desvincularse (parcial o totalmente) del orden imperial "basado en reglas" centrado en EEUU. En este contexto, EEUU y la OTAN están librando actualmente una guerra por poderes con Rusia en Ucrania, apoyando el genocidio de los palestinos por parte de Israel, preparando una gran guerra con China por Taiwán (reconocido internacionalmente como parte de China, pero bajo un gobierno separado que EEUU se ha comprometido a proteger, pero que ahora ha recibido aranceles del 20% de Trump) y librando una guerra arancelaria contra todo el mundo, aunque principalmente dirigida a China.
19. Donde China ha superado a los economistas clásicos del siglo XIX es en que ha controlado verdaderamente las finanzas como un servicio público. La creación de dinero y crédito es gestionada por el Banco Popular de China, que crea crédito para la inversión directa de capital tangible, para aumentar la producción y financiar inversiones que eleven el nivel de vida, no para generar ingresos. Por lo tanto, presumiblemente, toda la estructura que veremos en la OCS, los países BRICS+ y la "mayoría global" consistirá en utilizar el sistema bancario y financiero no para financiar adquisiciones inmobiliarias, ni para crear crédito destinado principalmente a impulsar burbujas inmobiliarias o bursátiles, ni para gestionar la economía como un "esquema Ponzi" [tipo de fraude financiero, N. del T.], sino para utilizar la creación de crédito y excedente económico para reinvertir en la producción nacional general.
No para la creación de riqueza financiera en manos de un sector financiero controlado por unos pocos en la cima de la pirámide económica, cuyo producto es la deuda, endeudando al resto de la población y creando monopolios que extraen intereses, rentas monopolísticas y todos los costos financieros que caracterizan a Occidente. China y otros países de "mayoría global" avanzan hacia lo que ahora describen como las nuevas reglas de la civilización. Pero estas son precisamente las reglas de la civilización que se han seguido en Europa Occidental desde la Revolución Industrial.
¿Cómo se industrializaron Inglaterra y los países europeos y convirtieron a Gran Bretaña en el taller del mundo? Reduciendo los costos de producción y los gastos generales, eliminando los monopolios y transformándolos en servicios públicos. China y otros países de "mayoría global" rediseñarán el sistema bancario y financiero para que financie eficazmente la industria, no solo las deudas de guerra y las deudas predatorias generadas sin tener en cuenta la capacidad de la economía para pagarlas y sostenerlas.
20. Sabemos que, a primera vista, es casi inevitable que en Occidente se interpreten estos acontecimientos como negativos, dado que representan un cambio masivo de poder de Occidente a Oriente y al Sur Global, y, por supuesto, hay algo que decir al respecto. Por otro lado, también debe reconocerse que el sistema del que estos países intentan desvincularse parece haber llegado a su fin: nuestras economías se han financiarizado excesivamente. Simplemente, ya no son competitivas. La deuda ha alcanzado niveles desorbitados (la deuda pública federal estadounidense ha superado los 37 billones de dólares, y la deuda pública y privada estadounidense asciende a 110 billones de dólares). Es insostenible.
La confianza en este sistema económico se está tambaleando. La desigualdad económica acumulada ha dado lugar a una oligarquía que se está volviendo extremadamente destructiva no solo para la sociedad, sino también para la política, para el funcionamiento de la democracia (un innegable giro autoritario está en marcha, con la transición acelerada hacia formas de "democratura" y "posdemocracia"), y por su dependencia de las "guerras eternas". Es un sistema destinado al colapso si no hay alternativas. Y resulta extraño que esté surgiendo esta hostilidad casi instintiva hacia estas alternativas.
La alternativa que se está gestando en lugares como la OCS o los BRICS+ no es un regreso a las décadas de 1950, 1960 y 1970, como desearían quienes integraban el movimiento MAGA en EEUU (en su mayoría, hombres blancos extrabajadores industriales, junto con sus familias y comunidades locales). Votaron por Trump porque se habían visto perjudicados durante los últimos 40 años (perdieron sus empleos bien remunerados y sindicalizados, así como sus ingresos, estatus y seguridad) por la globalización económica, la desindustrialización (la reubicación de la producción industrial a China y otros países del mundo), la automatización y la inmigración de trabajadores extranjeros con bajos salarios y privados de derechos.
Por lo tanto, actualmente, solo el 11% de la fuerza laboral estadounidense trabaja en la producción industrial. Los principales medios de comunicación occidentales han calificado la reunión de la OCS como la cumbre de la tiranía o la cumbre de autócratas malvados, naciones rebeldes que odian a Occidente, la libertad, los DDHH y la democracia. Por otro lado, durante el desfile militar de Pekín, Trump publicó un mensaje en sus redes sociales: «Que el presidente Xi y el maravilloso pueblo chino disfruten de un gran y duradero día de celebración. Les pido que transmitan mis más sinceros saludos a Vladimir Putin y Kim Jong-un mientras conspiran contra los EEUU». Esta es simplemente una forma sumamente prejuiciosa y demonizadora de enmarcar estos enormes acontecimientos históricos que se están desarrollando actualmente.
Esta actitud malévola es fruto tanto de la ideología supremacista occidental construida durante más de 500 años de dominación sobre el resto del mundo como de la continuación de la guerra de clases contra el socialismo y los trabajadores. Representa una elección ideológica específica que presupone que no hay alternativa a una visión thatcherista y neoliberal de privatizar todos los recursos del mundo con el propósito de acumular capital.
Hoy, el mercado de valores estadounidense está respaldado por una burbuja especulativa creada por ocho a diez corporaciones de alta tecnología que persiguen el espejismo de la carrera por la inteligencia artificial como un nuevo sistema de dominación y acumulación. Esta burbuja está alimentada por grandes concentraciones de capital —Vanguard, BlackRock y Blackstone— que están drenando los ahorros de las clases media y trabajadora en todo el mundo occidental para apuntalar Wall Street, las burbujas inmobiliarias y la financiación de la deuda estadounidense. Sin embargo, los precios de los bonos del Tesoro estadounidense están cayendo, mientras que las tasas de interés a largo plazo están subiendo. El precio del oro acaba de superar los 3.500 dólares la onza, cien veces su precio de 1971.
La economía de Trump se tambalea a medida que el crecimiento del empleo en EEUU se ha estancado. Su promesa de traer prosperidad a los estadounidenses se ve socavada por los datos económicos y de empleo. El gasto en la construcción de fábricas en EEUU, un buen indicador de las perspectivas para la manufactura nacional, ha disminuido en cada uno de los primeros seis meses del segundo mandato de Trump, poniendo fin a un período de rápido crecimiento bajo Biden.
La administración Trump se jacta de que los aranceles están generando miles de millones de dólares en nuevos ingresos, tal vez hasta medio billón de dólares al año, pero los consumidores estadounidenses están soportando en gran medida el costo de estos nuevos impuestos (un hecho que Trump y su secretario del Tesoro, Scott Bessent, se niegan a reconocer). Los aranceles podrían reducir el poder adquisitivo de la familia estadounidense promedio en 2.100 dólares para 2027, según los cálculos del Yale Budget Lab.
EEUU podría hundirse en una recesión antes de ver la edad de oro que Trump tanto prometió. Y estamos viendo evidencia de que lo que Occidente llama democracia es oligarquía, y lo que está atacando como autocracia es un sistema político como el de China, que apunta a elevar los niveles de vida y prevenir el tipo de polarización económica entre una estrecha clase financiera y el resto de la sociedad que caracteriza a la economía endeudada de Occidente.
En realidad, Occidente lleva al menos un siglo librando una lucha contra los ideales de la economía clásica, una economía mixta, esencialmente para combatir el control redistributivo gubernamental y tendiendo a la privatización de sectores económicos y bienes públicos para crear monopolios privados. Es una lucha para servir a los intereses de los rentistas. Una lucha de los bancos, en apoyo de la clase de los grandes capitalistas y monopolistas, contra todas las reformas que florecieron en el siglo XIX, antes de la I Guerra Mundial. Y toda esta contrarrevolución ha acabado uniendo a EEUU y Europa Occidental, bloqueando su desarrollo.
Son los demás países del mundo los que están retomando la trayectoria de desarrollo civilizatorio que se desarrollaba en vísperas de la I Guerra Mundial, antes de que todo el siglo pasado fuera un largo desvío de la dominación estadounidense y europea bajo una oligarquía financiera cada vez más injusta y polarizada.
transform-italia.it. Traducción: Carlos X. Blanco para La Haine