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Estado español :: 18/11/2020

31 días en huelga de hambre. La lucha del preso político Patxi Ruiz por unas condiciones dignas en p

Movimiento Antirrepresivo de Madrid
Articulo extraido de la revista del Movimiento Antirrepresivo de Madrid "Amnistía nº 4 | Octubre 2020"

Si la situación de los presos en las cárceles españolas es ya de por sí indecente esto empeoró aún más durante la pandemia del COVID-19. Se producen protestas de los internos en el mes de Mayo ante la falta de protocolo, en una de ellas una carcelera trata de quitarle a Patxi el cartel de las concentraciones ante lo que este pide su número de identificación, ella se niega pero acude más tarde a su celda: “sufrirás las consecuencias.” A continuación, le llevan a reunirse con el director (Jesús Hernández), el subdirector de seguridad y el jefe de servicios, donde prosiguen las amenazas y le acusan de ser el cabecilla. 

Ante esta cadena de agresiones sistemáticas el 9 de Mayo se autolesiona realizándose un corte profundo en el brazo. Mientras la enfermera le cose el médico no le mira a la cara y continua con el trato vejatorio, diciéndoles cosas como: que le da igual lo que pase con él o “llevaros a este mierda de aquí”.

Continuando su lucha comienza la huelga de hambre el 11 de Mayo, prolongándose durante 31 días, los primeros 12 días también de sed, en la que perdió 16 kilos. Empieza la batalla por la vida contra la represión en las cárceles y para lograr unas mínimas condiciones en el marco de una crisis sanitaria global que tanto afecta en las prisiones. Sus exigencias son: protección y derechos ante la pandemia, que cesen las amenazas contra él y que se garantice la seguridad de su integridad física. 

La postura de los carceleros y los partidos del Gobierno es clara:u dejarle morir antes que aceptar sus reivindicaciones. Su vida corrió serio peligro y nadie se pronunció al respecto, ni desde la prisión, ni desde el Estado, ni desde los distintos partidos políticos estatales ni de Euskal Herria. Ellos fueron los únicos responsables de haber empujado a Patxi a aquella situación.

Esta serie de injusticias desencadena una ola de solidaridad en la que hemos participado. Nuestra tarea en todo esto fue redoblar la solidaridad y señalar a los culpables de este crimen de Estado que podría haberse consumado de haber estado en sus manos, pues dejaron a Patxi en su lenta agonía ante la única salida que le quedaba. 

Se organizaron llamadas masivas a la cárcel de Murcia denunciando su situación, convocamos a saturar las redes de los partidos del gobierno responsables de esta situación (PSOE y Unidas Podemos), colgamos carteles en los barrios exigiendo su libertad y el cese de las amenazas contra él.

Al mismo tiempo multitud de presos vascos de distintas cárceles secundaban la huelga en apoyo al compañero, se iniciaban ayunos en varios pueblos, se organizó una marcha a la cárcel de Murcia II y se convocaban movilizaciones clamando que si los presos están en lucha el pueblo también, así como por la amnistía total. 

El Régimen, no contento con mantenerle encarcelado, desatendido médicamente y alejado de su entorno, también lo quiere callado. El terrorismo de Estado sigue a la orden del día, cambian las caras y los colores pero no la represión ni el exterminio de los presos, debemos seguir señalando a los culpables que nos empujan a esta situación. 

Por ello, debemos alzar la voz por los que se ven privados de ella, denunciando el maltrato y las agresiones que sufren y extendiendo la solidaridad activa para que esta no termine convirtiéndose en una simple letra muerta. ¡No más agresiones en prisión! ¡Amnistía total!

 

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