El terrorismo no televisado

Por mucho que insistamos yo y mi amigo, que lo vivió in situ, seguirá habiendo gente que no nos crea. ¡Exagerados! nos dicen. Es decadente creer más a los dueños de los medios de comunicación que a las personas que tienes al lado, que seguro, tienen menos intereses económicos y políticos de por medio. En cualquier caso, es una curiosa manera de incomunicar comunicando, más bien, desinformando. La tele, portadora de la verdad, crea personas "unicrédulas", sólo la creen a ella. Luego esas personas, reproducen las manipulaciones entre ellas y las mentiras acaban por convertirse en verdades absolutas. Poco podemos hacer contra eso. Tenemos la batalla perdida contra la tele. Es duro de llevar

En Rusia, como aquí, existe el terrorismo televisado y el no televisado. Así cuando el ejército ruso, los terroristas de uniforme, bombardean los colegios chechenos ningún medio se hace eco. Sin embargo, si son los terroristas chechenos los que amenazan una escuela, los medios nacionales e internacionales no hablan de otra cosa. Debe ser, como dice Frabetti, cuestión de envoltorio. Si las balas y bombas vienen bajo ametralladora militar la cosa está bien, mientras que si son más tirando a caseras es algo inadmisible y además digno de ser televisado.

Al ejército ruso le bastó solamente, como buenas marionetas de Estado, la orden de Putín para masacrar el colegio. Ni un indicio hubo, ni uno sólo, de algún movimiento de los terroristas televisados que pusieran en peligro la situación. Entraron a "liberar" a los rehenes a golpe de pistola, y mataron a más gente, seguramente, que las que tenían en sus cálculos los terroristas televisados. Así se las gastan los Bush, los Balir, los Putin Los "buenos" contra los "malos" y al terrorismo con firmeza, dando igual, que mueran en esa cruzada miles de niños y niñas, convirtiéndose así en terroristas mil veces peor que los que dicen combatir.

En este caso, por exigencias del guión, los dos terrorismos fueron televisados, y sirve muy bien para darse cuenta de cómo actúa el terrorismo que no suele salir en las pantallas. Es buena prueba de que es el más inadmisible y el más sanguinario de los terrorismos existentes. Es el terrorismo de Estado.

Ahora nos dirán, igual que en el teatro, que no se podía haber evitado; que fue un mal menor EEUU apoyó la decisión sin paliativos y la UE guarda ese silencio cómplice y criminal que tanto le caracteriza. Comprenden, dicen, la amarga tragedia que está sufriendo el gobierno ruso ante un golpe terrorista.

Lo cierto es que, como siempre ocurre, el más terrorista, ha sido el gobierno ruso y son los responsables directos de las muertes perpetradas. Si la masacre la cometen los terroristas sin uniforme estarían buscados, condenados, torturados, pero cuando los actos terroristas los comete el Estado sólo cabe la felicitación y, en último caso, la compasión.

En nombre del terrorismo se están cometiendo las mayores atrocidades del mundo. Véase la guerra de Afganistán e Irak, la ilegalización de ideas en el Estado español, o este "inevitable" suceso en una escuela rusa. En todos los casos hay un denominador común, aquellos que dicen combatir el terrorismo se han cobrado muchísimas más vidas en poco tiempo que la de cualquier grupúsculo terrorista en muchos años. El terrorismo es la excusa de la globalización capitalista, como lo fue el comunismo para el imperialismo de antaño.

Los telediarios sólo hablan de un "terrorismo internacional organizado" como si todos lo terrorismos fueran iguales, persiguieran los mismos fines y usaran las mismas estrategias.

El más peligroso de los terrorismos, el no televisado, el de uniforme, el que nadie condena, está todos los días matando para proteger la economía del libre mercado y todo lo que la pueda alterar. Curiosamente, es perpetrado por aquellos que hacen la reducción del "terrorismo Internacional".

Los dueños del mundo fabrican armas, y las trafican, con los terroristas que afirman combatir. Ganan dinero vendiendo armamento pesado a los terroristas "malos" y luego los apuntan desde sus panaceas televisivas, creando un teatrillo del bien y del mal. Los buenos, que son quienes les venden las armas a los malos, nos protegen de éstos. Tienen los escrúpulos de decir eso. No tengas tú la costumbre de creerles.

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