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Estado español :: 04/08/2020

Franco I, Franco II y Franco III

Edurne LH
La decisión del heredero de Franco de abandonar el Estado huyendo de la justicia tras los numerosos escándalos de corrupción no ha dejado indiferente a nadie

La decisión del heredero de Franco de abandonar el Estado español huyendo de la justicia tras los numerosos escándalos de corrupción que le implican, no ha dejado indiferente a nadie.

Por su parte el heredero del heredero no ha escatimado en alabanzas para su padre, defendiendo el “legado histórico” de su reinado: "El Rey desea remarcar la importancia histórica que representa el reinado de su padre, como legado y obra política e institucional de servicio a España y a la democracia; al mismo tiempo quiere reafirmar los principios y valores sobre los que ésta se asienta, en el marco de nuestra Constitución y del resto del ordenamiento jurídico", han dicho desde la Casa Real.

Unas palabras que no distan mucho de las alabanzas que su padre hizo 51 años antes a su predecesor.

En el Estado español y en lo que a su Régimen se refiere se ha instaurado una estrategia desde hace algo más de 40 años, cuando el Régimen y sus acólitos no lo ven claro: la estrategia del “cambiar todo para que nada cambie”.

Así ocurrió en la transición, donde los partidarios del Régimen un día se acostaron franquistas y a la mañana siguiente se levantaron demócratas de toda la vida. Una transición dónde se dejó participar a un PCE ya descafeinado totalmente, o posteriormente y mediante la correspondiente inyección de capital alemán se creó un nuevo partido “chupi-progre-guay” sobre las ruinas del PSOE histórico. Una transición donde impusieron una Constitución que nos condenaba a seguir aguantando al heredero de Franco. Al grito de “o esto o nada” y con el ruido de sables de fondo celebraron un teatro al que llamaron referéndum, y a su resultado lo llamaron democracia.

Pero no es la única vez que han “cambiado todo para que nada cambie”, aunque a otra escala, esa misma estrategia se ha materializado en otras ocasiones, sobre todo en lo que a la Corona se refiere: Cuando Franco II abdicó en favor de su hijo, en junio de 2014, fue una manera de salvar la corona cuando ya era muy evidente que el campechano empezaba a chochear y sus escándalos de corrupción comenzaban a saltar a los medios de comunicación. Cambiar de rey para preservar al Régimen.

Lo mismo se ha intentado hace unos meses, con esa puesta en escena de la “renuncia a la herencia” de Franco III (cuando le han pillado de marrón apareciendo su nombre en los mismos papeles donde aparece el nombre de su papaíto) y lo mismo se intenta ahora con la salida de Franco II del Estado. Se intenta marcar una línea inexistente, que distancie a padre e hijo, cuando todxs sabemos que no es cosa de uno u otro: les va en los genes.

Y es que Franco II sigue los pasos de su abuelo y de su padre, teniendo que irse forzosamente del Estado. Una familia curiosa la familia real, donde pegarle un tiro a tu hermano en la cabeza puede ser un “desgraciado incidente”, donde se acepta que una infanta desconozca todas las corruptelas de su marido pese a aparecer en todos los papeles, lo mismo que en el caso del actual monarca respecto a los negocietes del emérito.

Mientras tanto compañeros como Valtonyc, en el exilio desde hace más de dos años, o Pablo Hasel, a la espera de entrar en prisión, pagan caro el haber dicho y cantado verdades sobre estos señores y sobre lo arcaico y feudal que es seguir teniendo monarquías en pleno siglo XXI. Y no sólo ellos, sino todos los que han sufrido en sus propias carnes ese miserable artículo del Código Penal que habla de las "injurias a la corona".

Tenemos una oportunidad histórica, y es que esta vez no vamos a conformarnos con el enésimo plan de maquillaje y de “cambia todo para que nada cambie”. Tenemos una responsabilidad, que es acabar con la monarquía. Puede que no todo sea acabar con esta arcaica institución, puede que la República, si no es popular y socialista, no sea la panacea, puede que a algun@s nos interese más luchar por la República en nuestros propios pueblos que por una República española. Pero lo que esta claro es que a día de hoy y desde hace décadas, esta lacra la estamos sufriendo tod@s. Es el momento de tirar, cada un@ desde nuestro lado, para hacer caer por fin a La Estaca, para hacer caer a esta ignominiosa monarquía de una vez por todas.

Para terminar, quiero recordar el final de la intervención que hice hace dos años en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas (ahora lo veo lejano, como en una vida anterior, pero ocurrió) y recordar que hay que ROMPER con estos señores y con esa infame institución que es la monarquía. Es ahora o nunca ¡FUERA LOS BORBONES!

 

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