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Pensamiento :: 12/05/2004

Independencia y anarquía

Grupo Ikaria
15a. entrega de "Tradición Libertaria y Luchas de Liberación Nacional". [ver entrega anterior aquí]

3.- Liberación nacional

3.3.- Independencia y anarquía

La idea de que la independencia sólo es posible a partir de la creación de un nuevo estado es falsa. Es más, la creación de un estado no es independencia. El estado es siempre un fenómeno administrativo-represivo, un fenómeno jurídico e institucional creado para someter a la población. No ha existido nunca un estado que fuese la libre expresión de la población, esto significaría que ha perdido sus atribuciones hasta tal punto que ha dejado de ser estado. La nación, en cambio, es un fenómeno poblacional. Por todo esto, la obtención de un estado “catalán” no es indiferente, porque continuará siendo un fenómeno institucional.

El estado propio, el “estado catalán”, el “estado socialista de los Països Catalans”, son tan solo diferentes variantes administrativo represivas, pero nunca un fenómeno poblacional.

La independencia es la ruptura con toda la forma de dominación, la no delegación de la propia capacidad de decisión y actuación. Es por eso que la independencia es esencialmente individual, antes que nacional, y, por descontado, mucho antes que estatal.

Tomamos al individuo cómo base de un proyecto federativo que vaya articulando libremente las diferentes unidades poblacionales (comuna, comarca, región...) a partir de la previa independencia de las unidades más pequeñas. Esta es una independencia total, porque va hasta el final, hasta el individuo. Llegados a este punto, coincide con la anarquía. Pero se diferencia del proyecto anarquista y del independentista en que no parte de modelos estereotipados, como “federalismo de los pueblos de España”, “federalismo ibérico” o “reunificación de los Països Catalans”, sino que considera que la federación es el resultado de unas necesidades y aspiraciones colectivas, que se expresan libremente de forma espontánea y que reviste múltiples ramificaciones.

Los Països Catalans no son para nosotros un marco patriótico(estatalista) obligado. Son una propuesta hecha a partir de unos lazos étnico lingüísticos. Contra el proyecto militarista de reunificación, oponemos el de libre federación.

En la propuesta anarcoindependentista, la independencia de los Països Catalans se entiende como una suma de las previas independencias regional, comarcal, comunal e individual. Oponemos la confederación al estado. La confederación surge como una forma de asociar fuerzas ante un objetivo común, ya sea la defensa de la insurrección, el asegurar suministros, etc... Pero se diferencia del estado en que es la asamblea la que toma los acuerdos, las comisiones encargadas de realizarlos son constantemente revocables... y sobre todo en que cada una de las partes, desde el individuo, puede abandonar la asociación cuando esta ya no le interese.

La nuestra es una propuesta comunista libertaria y ecologista radical.

Utilizamos deliberadamente la palabra “comunismo”. El comunismo libertario o comunismo anarquista es la aportación que hace al anarquismo P.Kropotkin y que diferenciamos del socialismo libertario o anarcocolectivismo de M.Bakunin. En términos estrictamente socioeconómicos, mientras el segundo pregoniza la propiedad común de los medios de producción y la participación de todos en la producción a cambio de una retribución proporcional al trabajo realizado, el primero considera esta retribución como un nuevo salario y pide llevar el comunismo no sólo a la producción sino también al consumo de los bienes producidos, a partir del comunismo de la abundancia y del apoyo mutuo. ¡Alucinamos a Kropotkin!. Si a finales del s.XIX el desarrollo tecnológico ya permitía hablar del comunismo de la bundancia, actualmente no sólo es posible esto sino convertir el trabajo en una actividad marginal. A partir de aquí, la idea del comunismo toma una nueva dimensión, que representa una revolución integral que afecta a todos los aspectos de la vida.

El marxismo, en cambio, habla del estado socialista cómo paso previo al comunismo. Las experiencias históricas, con eso y todo, demuestran de sobra que el poder no es un medio sino un fin en sí mismo. El estado socialista se ha convertido en una de las formas de dominación más represivas y anuladoras que nunca se hayan concebido.

Existe entre las bases del independentismo catalán un cierto recelo sobre la idea de “estado socialista de los Països Catalans” en la medida que no sea nada parecido al bolchevismo totalitario. Se habla de un “socialismo diferente”, de la “revolución según la realidad catalana”. Hay, pero, oposiciones como federalismo/centralismo, asambleísmo/poder, autogestión/estatalización, etc, que no admiten un punto medio.

Y ecologismo radical, porque el capitalismo ya no es unicamente unas determinadas relaciones socioeconómicas, sino una concepción globalizadora que afecta a toda la actividad. La categoría de “institución penitenciaria” se ha apoderado de la sociedad. La escuela, la fábrica, la misma ciudad, son cárceles ampliadas. Una insurrección anticapitalista no se puede limitar a cambiar las relaciones socioeconómicas. “Nos basamos en el inagotable espíritu de destrucción y de anihilación que es fuente eterna de nueva vida. La alegría que ofrece la destrucción es una alegría creativa”. La sustitución de la ciudad por el bosque, del trabajo por la afición, la demolición de las diferentes instituciones penitenciarias, la liberación de los animales del zoo, la liquidación de los cuerpos represivos... una revolución que cambie integralmente la vida cotidiana.

El ecologismo radical no es únicamente una propuesta antinuclear y de defensa del medio ambiente. Si bajo el delirio productivista del capitalismo, un urbanismo aberrante ha ocupado la tierra, creando entre cemento y cemento “zonas verdes”, con nuestro delirio, el bosque reocupa la tierra, creando entre verde y verde “zonas industriales”. La comuna ecológica y autogestionaria sustituye la ciudad y la fábrica. La comuna, basada en el asambleísmo y en el comunismo libertario, de un alcance muy superior al meramente económico, y en el que el individuo es el eje principal. Las comunas y su confederación sustituyen y niegan al estado.

La anarquía, sin embargo, ha dejado ver “el cielo”. La anarquía que puede surgir de las ruinas del viejo mundo, tiene grandes limitaciones, como lo demuestran diferentes experiencias históricas. La anarquía es un nuevo punto de salida. Será indefinidamente un nuevo punto de salida porque no creemos en la necesidad de un cielo estable y sí en el encanto de la utopía. Y la anarquía ha dejado de definirse como una situación que ocupa un espacio y un tiempo, para conquistar nuevas áreas de carácter individual, que se plasman en el absentismo, el sabotaje, la expropiación, la provocación y el contrapoder, la alegría de ser disidente, el desprecio a las diversiones del sistema...

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