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Pensamiento :: 23/09/2006

"Intelectuales" de configuración variable: Sobre los camaleones y otros animales

Emil Beraún
Configuración que debiera tener el intelectual, entendiéndose por éste a cualquier persona que oriente su reflexión y acción hacia lo social: Un compromiso consecuente con la sociedad, en donde tomando partido por una transformación social, busque construir poder desde abajo, haciendo posible que las masas conociendo la problemática social en su relación estructural busquen un cambio real

"Mientras los leones no tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador" Proverbio africano. Libro de los abrazos de Eduardo Galeano

El presente estudio gira en torno a dos problemas fundamentales, que si bien han sido tratados por muchos, parece no haber sido en realidad aclarado y mucho menos entendido, el primer punto a tratar es sobre el mismo concepto de intelectual e intelectuales, concepto muchas veces clicheteado y utilizado por muchos para autodefinirse y denominarse sin necesariamente merecerlo o acercarse a ello siquiera; el segundo punto es el referido a esta interminable cuestión sobre el papel y el compromiso que deberían jugar estos "intelectuales" en momentos en donde sobran animales camaleónicos y escasean verdaderos educadores que se preocupen por las masas en su despertar de conciencia y en alterar el "bienestar social" en el cual estamos inmersos.

El pensamiento erróneamente generalizado es que los intelectuales viven y hacen profesión de su intelecto debido a que son personas muy inteligentes, que destacan y marcan diferencia sobre el resto, sobre los demás que son "ignorantes" y no piensan; afirmo no hay nada mas lejano de la realidad, pues acaso no todas las personas sea la profesión u oficio que ejerzan, no utilizan su intelecto también como forma de una buena aplicación a sus labores y de esa forma ganarse la vida; por lo tanto todos en realidad somos "intelectuales" en cuanto al uso cotidiano de nuestra inteligencia, la única diferencia estriba en la finalidad y la aplicación que le damos a lo que conocemos.

Allí entonces estriba la diferencia referida al trabajo "intelectual", tal es así que mientras algunos lo utilizan para sus actividades cotidianas, algunos otros se especializan en el análisis crítico de la realidad, de la sociedad, e intentan darle una determinada explicación, he allí entonces la diferencia principal en cuanto al uso del intelecto, diferencia que radica sobretodo a la orientación dada, más no a la carencia del ejercicio y función intelectual.

Entre animales reaccionarios e intelectuales progresistas

Dentro de este grupo de personas que hacen de su orientación intelectual hacia la sociedad una profesión, y que reciben el nombre típico de intelectuales, la situación de confusiones y mal-entendidos es también de lo más complicada, pues hay algo que también es muy importante recalcar y es que si bien, el mismo concepto de intelectual permite ambigüedades conceptuales, esto no sucede con la función intelectual misma que deben ejercer estas personas, función intelectual que a su vez, define al intelectual como ente, pues creemos que el concepto no determina la función, sino más bien la función intelectual define al intelectual mismo, y esto trae consigo a su vez muchas categorías bajo las cuales siempre se ha buscado tipificarlo, categorías que subyacen de acuerdo con su posición frente a lo que acontece a su alrededor.

Tal es así que el intelectual ha recibido calificaciones tales como: Orgánico, institucional, progresista, reaccionario, universal, específico, y hasta comparaciones absurdas con animales (afirmo son absurdas pues no se puede denigrar así a los animales y sobretodo sin su consentimiento) como topos, gallinas, camaleones, ¿reconocen a alguno?, ¿se les viene alguien a la mente? Sigamos.

El intelectual entonces si se encarga de criticar lo que sucede en su entorno, a su alrededor, se convierte en una especie de conciencia incómoda, en un impertinente, será alguien que estará inconforme con todo, con las fuerzas políticas y sociales, con el estado, el gobierno, con los medios de comunicación, se convierte prácticamente en un dolor de cabeza para los detentadores del poder, es un promotor de cambio, un progresista, un intelectual de izquierda, que ejerza su función intelectual fundamentalmente contra el poder hegemónico: el de los señores del dinero y quienes los representan en el campo de la política y sus ideas.

Este tipo de función intelectual, en donde hay un compromiso con la sociedad, en donde primen los intereses comunes frente a los personalizados, en donde se busque una transformación estructural de la sociedad para mejor, insertando críticamente a las masas frente a lo que sucede y ha sucedido a su alrededor, conforma lo que Gramsci denominó por intelectuales orgánicos, es decir intelectuales que funcionan como un órgano unido con la sociedad.

Este sería por lo tanto el papel del intelectual comprometido, que haría de él mismo un obstáculo para los fines del sistema, se convierte en una piedra en el zapato, en un típico neurótico, y a su vez en un objeto y objetivo a destruir por el poder dominante, poder, que usará muchas formas para descalificarlo y también para seducirlo, para que donde antes había críticas, haya ahora justificaciones y legitimizaciones, y donde el compromiso sea ahora sólo consigo mismo.

Frente entonces a este tipo de intelectual que es una especie prácticamente en extinción, tenemos a otra que prácticamente prolifera a diario, un tipo de "intelectual" que hace de su función una mercancía, algo que se vende y se compra, un personaje que se institucionaliza, buscando siempre el ascenso material y "profesional", pertenecientes a la derecha, sirven como multiusos: sepultureros del análisis crítico y la reflexión, una especie de teólogos neoliberales que con "dogmas" nos quieren convencer de una realidad virtual , y así como los de izquierda son una piedra en el zapato, es decir algo que incomoda, estos personajes son simples títeres, que se mueven al gusto del cliente.

Al decir que se institucionalizan hablamos que ya no responden a un compromiso social, sino que responden a las instituciones que les pagan y de las cuales laboralmente forman parte (obviamente nunca estarán ideológicamente en contra de quien les da de comer) instituciones que están desvinculadas de un compromiso real con la sociedad.

James Petras se refería a estos institucionales, como producto del reajuste intelectual producto de las dictaduras en América latina, luego del ocaso de éstas y del regreso de los exiliados, muchos de ellos cayeron en la seducción de la lucha por la "democracia" e iniciaron su trabajo en organismos estatales, o buscaron desesperadamente becas como forma de seguir su avance profesional, (no es malo el postular y recibir becas, siempre y cuando no atenten contra tus principios de lucha, aunque sabemos ya del trasfondo de muchas becas otorgadas por las grandes fundaciones, no se olviden quién les da de comer.y que busca en ustedes..)

Así mucho intelectuales de izquierda, por huir a la descalificación o presas de la seducción (premios, becas, nuevos espacios) pasaron a engrosar las filas de la derecha, pasaron a convertirse en reaccionarios, en entes y personajes que critican sí, pero critican el cambio, la transformación, el movimiento, la rebelión. Para darnos cuenta de una manera fácil, como es el grado de escasez del intelectual orgánico y progresista, basta con girar a nuestro alrededor, basta con mirar el panorama que nos rodea, ¿Qué vemos?, vemos acaso algún personaje perseguido, que cuestione todo, inconforme con todo, "enfermo", que busque un cambio, pero ojo eficaz y comprometido, o vemos intelectuales sacando cara por quién no la merece, justificando la sin razón, casi peleándose por salir en televisión, o celebrando la última edición de su último libro, seguro costoso, intrascendente, y que sólo se circunscribirá a la "élite" intelectual. (¿Ya reconocieron a alguno? Yo a casi todos)

Tal es así que estos "ilustres" personajes se hacen merecedores a una comparación que parecerá hasta jocosa, pero que más que risa da lástima y es la siguiente: Heinz Dieterich afirma que si George Orwell hubiera girado su sátira de la revolución rusa en torno al papel de la izquierda y los intelectuales, en vez de utilizar a los perros y gatos como animales dominantes, hubiera escogido a los topos y gallinas, apoyados por los camaleones.

Estos animales que son dominantes gracias a sus dotes rastreras, merecen muy al pesar de los mismos animales el símil, pues donde están estos personajes cuando la sociedad los necesita a gritos y ellos les dan la espalda, dicho más en contexto se "entierran" como topos, le huyen como gallinas a su responsabilidad, pero dicho mejor, y creo es el caso más común utilizan su inteligencia emocional sólo para ser camaleones sociales, y en este caso configurarse variablemente de acuerdo a sus necesidades, necesidades personales, propias, y en búsquedas de éxito, un éxito hueco y falso, en búsqueda de renombre o bienestar, pero no social, sino personal. Entre el saber y el poder: El intelectual y su verdadera configuración.

En la época medieval el saber y la verdad estaban monopolizados, la verdad pertenecía a los religiosos y era conferida por el mismo dios, no existía posibilidad de duda o crítica, esta asociación iglesia-estado (cesaropapista) era justificada por una asociación también de saber-poder, en donde el conocimiento confería la base y sustento legitimador al medioevo.

Pero esto cambiaría con el ascenso del mundo moderno y de la razón, cambio que produce una ruptura del monopolio de la verdad y del poder, no circunscrito ahora a la inteligencia clerical, y en donde si bien el estado moderno aglutinaría para sí, poder político, económico, social y hasta simbólico, debido a que la verdad ahora no era conferida celestialmente, se daba la posibilidad de crítica y búsqueda de mejores alternativas frente a la imagen estatal, esto traería consigo una pugna ahora de grupos por el poder y por la "verdad’.

Dentro de este proceso de tránsito hacia una sociedad moderna y posmoderna, en donde hay una pugna de saberes y poderes, caben entonces las siguientes preguntas: ¿Cuál es el papel de los tan mentados intelectuales dentro de todo este proceso? ¿Debe o no debe tomar el intelectual partido por algunos de estos grupos que buscan su legitimización? O como se cuestiona Nina Brunni , ¿Es el intelectual una figura decorativa si se desliga del poder?

Previo a un acercamiento de resolución a las presentes cuestiones, se hace necesario y urgente algunas aclaraciones previas referidas a la posmodernidad, su crítica al marxismo y al papel del estado, y sobretodo el significado dado al poder.

Posmodernidad

La posmodernidad considerada como una manifestación cultural, se haría presente primero en las artes, luego en la arquitectura, para pasar luego a influir en el modo de vida circunscrito por lo económico, el consumo, y las imágenes ; llegando así luego a influenciar todo el campo de conocimiento y por ende también a las ciencias sociales.

Si antes se consideraba un planteamiento verdadero en la medida que coincidía con la realidad, ahora debido al carácter secundario de la filosofía circunscrita al ámbito del lenguaje, un enunciado es verdadero en la medida que coincida y sea justificado con lo que busca significar, ahora no interesa si algo es en realidad verdadero, interesa la performatividad con la cual justifiques "tu verdad’ así entonces cada quién tiene la posibilidad de elevar como válido y verdadero su propio discurso.

Ahora entonces la verdad depende del discurso y no de la realidad, por lo tanto existirán muchas verdades en la medida de las personas que las busquen sustentar y justificar, de allí el hecho de la existencia de múltiples verdades, llegando incluso al exagerado pragmatismo sobre la verdad.

Este planteamiento aplicado a la historia hace posible la existencia de tantas "historias" como historiadores se preocupen en un determinado tema, haciendo imposible siquiera algún acercamiento a generalizaciones y por ende la posibilidad de construcción de una historia científica, ya no hay consenso por una "verdad’ sino que el consenso muchas veces forma "verdades".

Si la historia está más cercana por ende a un arte o a la literatura que a una disciplina científica, y si los grandes relatos "han muerto" producto de la pluralidad de verdades, los metarrelatos como el marxismo, y por ende las explicaciones estructurales, se dejan de lado por explicaciones en micro y específicas.

Tal es así que el marxismo es visto y apreciado como algo obsoleto, algo pasado de moda e inaplicable al presente en el cual nos encontramos inmersos, la cuestión es que tanto de lo referido es cierto, o más bien que tanto de esto no es ya del todo conveniente.

En la década de los sesentas y setentas muchos acusaron al marxismo de dogmático y determinista, por su intención de querer ser aplicado a todo tipo de contexto, de poseer un reduccionismo económico, una interpretación de los modos de producción consecuentes y de un progreso lineal unidireccional, todo esto por culpa no sólo de aquellos "marxistas" que siguieron religiosamente y cual dogma ideas consideradas por ellos inmutables; pero que más bien debían de sufrir variación y adecuarse de acuerdo a los nuevos contextos y a las nuevas necesidades, además también muchos de los errores en la concepción de Marx se debe a lo que se denominó el marxismo de manual, es decir a ese marxismo enseñado y aprendido sin siquiera una lectura atenta y propia de los textos directos, problema que por ejemplo persiste hasta hoy, donde es muy común y lamentable la opinión y descalificación de Marx, sin siquiera haberlo consultado ni leído.

Esto parece también haber sido problema para algunos representantes de la posmodernidad, y sobretodo en lo referido al poder: Michael Foucault en su microfísica del poder afirma que éste no existe como algo concreto, como una substancia, como algo que se pueda simplemente tomar, sino más bien que existe como algo relacional, (como sucede en esta relación saber-poder por ejemplo)como algo microfísico que se mueve y manifiesta a todo nivel, ya no basta simplemente con derribar las instituciones o estructuras, sino más bien cambiar las relaciones por la cual este poder ahora se manifiesta y funciona.

A su vez realiza una crítica desde su peculiar punto de vista a lo que él considera la postura tradicional marxista, por la cual se concebiría al poder más bien como algo substancial, como algo concreto que se puede tomar como un poder sólo perteneciente a una clase dirigente y representado sólo en las instituciones, así afirma Foucault, el error sobretodo en la revolución rusa y motivo de su fracaso fue creer que todo cambiaría, al cambiar sólo las estructuras(toma del estado) quedando las relaciones de saber y poder- en donde el saber sustenta al poder- intactas, manteniendo y reproduciendo la dominación.

Vale la aclaración en algunas definiciones: Marx concebía el estado como grupo de personas pertenecientes a la clase dominante que poseían los medios de producción, y que ejercían una opresión a las mayorías acrecentando las desigualdades y contradicciones sociales, contradicciones que originarían un proceso revolucionario llevado a cabo por el proletariado, como única salida hacia una sociedad más justa e igualitaria.

Sólo mediante una revolución, se podría dar término entonces a la hegemonía de la clase dominante y a la "democracia" que nos otorga, al ser tomado el poder político ahora por las masas, y debido al proceso de transición del capitalismo al comunismo mediante la dictadura del proletariado, y darse por lo tanto fin a la resistencia capitalista, y a la misma desaparición entonces de las clases sociales, el estado dentro de su proceso de transición, se haría innecesario.

La lucha por lo tanto contra el poder estatal, se debía a que ejercía una opresión política, social y económica a todo nivel y que agudizaba las contradicciones sociales, era imposible el concebir una sociedad justa e igualitaria sin transformar la estructura que le daba soporte, y sin cambiar por lo tanto también las relaciones de poder en las cuales éste se manifestaba, por lo tanto querer cambiar las relaciones microfísicas de poder sin llevar a cabo un cambio en realidad estructural de lo que representa el estado es pisar sobre vacío, es maquillar la realidad, "luchar" contra las especificidades eso sí es algo meramente "substancial".

Y es aquí entonces donde vale la pena detenernos y realizar una reflexión: como mencionábamos al definir a los intelectuales entre derechistas e izquierdistas, ¿que sucede con aquellos izquierdistas que se creen demasiado consecuentes y sin embargo los caracteriza actualmente un alto grado de conservadurismo?

Se califica normalmente a los "posmodernos" de ausencia de compromiso social, sin embargo muchos de los calificados dentro de esta moda, parecieran darnos la contra realizando y efectuando críticas al sistema, el punto a tratar aquí sería de que tipo de crítica estamos hablando, Foucault por ejemplo tenía y sigue teniendo razón al afirmar que el poder dominante se manifiesta en todos los frentes de forma casi invisible y que hay que luchar contra él , sin embargo plantea y lo veremos más adelante, una lucha específica, sin trascendencia real, pues en su trasfondo le dan legitimidad al mismo sistema manifestando un alto grado de conservadurismo evidenciado por un cambio pero superficial, ante esto y si como mencionábamos al intelectual lo define su función más que su propia etiqueta, que diferencia marcada existiría entonces entre un izquierdista "Light" y conservador y éstos últimos en mención, vemos como la línea divisoria se va tornando cada vez más imperceptible.

Si analizamos entonces la figura y el papel del intelectual en su lucha por un cambio en la forma de conformación y manifestación contra el poder dominante, que tenga como resultado un cambio estructural, y teniendo en cuenta la disputa en las diferentes esferas de poder, donde se hace necesario también una "lucha" contra estas modas que así lo nieguen muchos colabora con el poder "de arriba" , se hace necesario entonces que el intelectual tome partido , que tome una posición definida que de paso hacia una verdadera configuración; dentro de la historia sabemos se elabora una desde arriba y oficial y una desde abajo, cada cual con sus subjetividades e intereses, cada cual con sus propios consensos, y con finalidades diferentes, es momento ya de enlistarse y tomar postura, dar termino al eterno debate sobre el juzgar y comprender, sobre el ver la historia desde dentro, o desde una burbuja y desde fuera; tomar partido y ser consecuentes; esta especie de intelectuales y de historiadores no es un secreto está cerca de la extinción total y el colapso.

Y esto se evidencia pues lo que apreciamos a diario son personajes inconsecuentes consigo mismos, nos rodea una especie lejos de la extinción, nos rodea un animal camaleónico que posee una configuración variable, que se acomoda de acuerdo con las determinadas inclinaciones de la balanza del poder-saber, siendo así que "se pasa" de un lado a otro sin mayores problemas, un día son ultraderechistas, y al otro fácilmente son izquierdistas comprometidos, y que para al fin de semana son ya de centro ( de centro? ), curioso tipo de intelectual, en donde su búsqueda no tiene nada que ver con lo social, sino sólo con su bienestar personal.

Se es frío o se es caliente, se está a favor o en contra, se critica o legitima, no hay posiciones intermedias, por eso mismo si el intelectual cumple con su verdadera labor de orientar su mirada hacia la sociedad, debería salir de su papel de reaccionario y buscar un cambio social, pero esto también dependerá del grado de compromiso que posea, de un compromiso que lo lleve a tomar partido por las masas, a dar la cara por ellas, aquí el mismo intelectual se des-animaliza, y ya no toma favor de acuerdo a la balanza, sino que él mismo busca equilibrarla para el lado izquierdo, el lado real.

Basta analizar ahora, la relación intelectual-poder, es decir entre la forma de manifestación del intelectual mismo frente a su compromiso social y la lucha contra el poder, y aquí también vale hacer algunas aclaraciones previas: Foucault en verdad y poder, criticaba el papel de los intelectuales "sartreanos" post mayo del 68, debido a que consideraba que ellos mismo reproducían las relaciones de poder dominante en su forma de conscientizar, afirmaba que este tipo de intelectual se creía poseedor de la verdad, se creía un mesías con la capacidad de liberar a un rebaño ignorante que necesitaba de él, de él que conocía y estaba en un nivel superior.

Afirmaba también en su charla con Deleuze en su microfísica del poder; que este supuesto grupo necesitado de una urgente concientización, conocería aún mejor su propia realidad sobre alguien que viene sobretodo de una extraña, y que las propias masas estarían concientes de sus problemas y realidades, siendo el mayor problema la barrera impuesta por la misma sociedad-incluyendo al intelectual- que hace posible la ausencia y trascendencia de una teoría que parta de ellas mismas.

intelectuales superiores

Considero personalmente que si bien hay mucho de cierto en esto, en cuanto a la creencia de muchos de los intelectuales de haberse creído y creerse superiores a los que deben de conscientizar- lo cual reproducía y reproduce el discurso dominante- y a la importancia que las masas planteen sus propias teorías producto de que viven en su realidad; cabe plantearse el siguiente cuestionamiento: obviamente las masas son más concientes de su realidad sobre el intelectual que lo ve con el sesgo de pertenecer muchas veces a una diferente, pero si uno crítica y formula teorías en base a lo que conoce, resulta que mientras más se conozca, mucho más trascendente y profunda será la teorización en todo nivel.

Así tenemos entonces la necesidad de un mayor conocimiento total y estructural que es imposibilitado hacia las masas, hacia el pueblo , y tenemos necesidad también de un conocimiento sobre las verdaderas necesidades de las masas mismas por parte del intelectual, una relación de educación y toma de conciencia mutua se hace necesaria , en donde al haber una mayor inserción crítica se haga posible la elaboración de una teoría ahora universal, en donde la práctica misma tenga como finalidad un cambio estructural, partiendo de las luchas simultáneas ante cualquier manifestación del poder dominante.

Aquí entonces queda en algo avizorado la verdadera configuración que debiera tener el intelectual, entendiéndose por éste a cualquier persona que oriente su reflexión y acción hacia lo social: Un compromiso consecuente con la sociedad, en donde tomando partido por una transformación social, busque construir poder desde abajo, haciendo posible que las masas conociendo la problemática social en su relación estructural busquen un cambio real, solo así se podrá luchar contra la ideología dominante, luchar contra el poder y todas sus manifestaciones y modas pasajeras, y sobretodo universalizando en acceso a lo universal.

Gramsci afirmaba que se debería llegar a una situación en donde el pueblo no sólo sienta, sino reflexione, y donde el intelectual, no sólo reflexione, sino que también sienta, considero a su vez que el pueblo reflexiona, y que el intelectual siente, pero se hace necesaria una reorientación en donde ahora se clarifique los sentimientos y reflexiones, en donde no haya ahora alguna distinción entre el intelectual y las masas, en donde se hagan uno solo, donde ansíen lo mismo y tengan los mismos anhelos, verdaderamente orgánicos.

Para finalizar basta ahora una sola pregunta: ustedes mis amigos y compañeros: ¿qué piensan? ¿Qué sienten? ¿Darán la cara, o darán la espalda? Pero sobretodo ¿dejarán de ser conservadores allí donde el cambio estructural es visto de mala forma y manera?. Consecuencia amigos, consecuencia

 

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