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Estado español :: 07/03/2007

Juan Fernando López Aguilar, el candidato que fabricó los cargos contra De Juana Chaos: ¿Un "mal menor" para Canarias?

Cristóbal García
A medida que se acerca la cita electoral del 27 de mayo, los candidatos calientan motores y comienzan a bombardearnos con su habitual, y vergonzosa, batería de promesas. Cada cual con su peculiar estilo, y adaptando el discurso a la mentalidad que le suponen a sus posibles votantes, unos y otros se postulan como la única solución a todos los problemas del Archipiélago.

Paulino Rivero y los últimos fichajes de su Coalición, como el mediocre y superficial Manuel Lobo, intentando hacernos olvidar sus insufribles años de Gobierno y apelando por enésima vez a la defensa nacionalista de lo nuestro. Léase de lo suyo.

José Manuel Soria -líder del PP canario - exprimiendo hasta lo indecible su imagen prefabricada de hombre serio y firme, y confiando en revalidar -o incrementar- el apoyo de los canarios influidos aún por los valores del franquismo sociológico.

Román Rodríguez, Carmelo Ramírez, y sus muchachos escindidos del tronco de CC, esgrimiendo la baza de un supuesto progresismo, como si los hoy integrantes de Nueva Canarias, no hubieran participado plenamente de la podrida realidad política que ahora dicen querer modificar.

La lista podría completarse, aludiendo, por ejemplo, a los centristas de 'Nacho' González Santiago, un hijo de papá metido a político para gestionar mejor los intereses de la Familia, a golpe de talonario.

Pero no pretendemos, con estas observaciones, inventariar la fauna de vendedores de humo que compite, cada cuatro años, por arrimar el ascua a su sardina. La lista se haría excesivamente larga, y los historiales de estos improvisados corredores de fondo muy voluminosos para exponerlos en un mero artículo de opinión.

Sin embargo, sí dedicaremos unas líneas al candidato socialista a la presidencia de la Comunidad Autónoma de Canarias, Juan Fernando López Aguilar, presentado por sus numerosos valedores mediáticos como una sólida alternativa de Gobierno.

López Aguilar - que abandonó muy a su pesar el sillón ministerial, con el que soñaba labrarse un brillante porvenir político en la capital del Reino - no ha tardado demasiado en recuperar el manido discurso psocialista de la "necesidad del cambio", presentándose a sí mismo como "la única opción segura y creíble". Este especialista de la retórica hueca, del bla bla bla, sin contenido ni sustancia, se está esforzando en aparecer como el salvador de sus paisanos, como el hombre providencial que necesita este Archipiélago de las corrupciones para superar el delicado momento en el que se encuentra. En las últimas fechas, su discurso se orienta hacia la captación del voto de "los que están enfadados con la política y no se reconocen en una Comunidad Autónoma que 'no les ha dado nada', los jóvenes que necesitan una vivienda y empleos estables para poder emanciparse y 'los nuevos canarios' llegados de otras regiones, y que se ven rechazados por otros".

Sin duda, el ex ministro de Justicia debe confiar en la efímera memoria que predomina en nuestra sociedad. Como si no se atrevería a repetir las mismas promesas que escuchamos a José Luís Rodríguez Zapatero antes del 2004, y que se esfumaron bien pronto frente a la filosofia económica del ministro Solbes, cuyas concepciones neoliberales priman los intereses empresariales frente a los sociales. ¿Nos va a proporcionar López Aguilar los empleos estables que ya sólo recuerdan los más viejos del lugar? ¿Va a terminar con el negocio urbanístico que dispara los precios de las viviendas, al tiempo que enriquece a unos pocos privilegiados? ¿Va en definitiva, a recrear el milagro de los panes y los peces, satisfaciendo las peticiones de todos los necesitados de las Islas?

Los tópicos ofrecimientos de López Aguilar podrían, incluso, suscitar una leve sonrisa, si no fuera porque la desesperación del grupo de votantes al que se dirige, facilita que crean en sus engaños.

En cualquier caso, es probable que no sean pocos los que, incluso sabiendo que la ortodoxia neoliberal del PSOE no es compatible con la solución de los problemas de la mayoría de los canarios, opten nuevamente por el sempiterno "mal menor". Ese trillado camino, cuyo final conduce siempre al túnel de la desilusión y del hastío. "De Cánovas a Sagasta, y de "Sagasta a Cánovas". Cargando siempre con la pesada cruz de una esperanza que nunca llega a realizarse. Dejemos, no obstante, para otro momento, la refutación de esa utopía reaccionaria, que se empeña en presentar al PSOE como la 'alternativa de la izquierda', y aceptemos mantener la discusión en la anecdótica cuestión de las personalidades.

A este respecto - y aunque nuestra afirmación pueda sorprender a más de uno - lo cierto es que existirían razones de peso para sentirse intranquilos si López Aguilar llegase a presidir el Gobierno autónomo. El ejemplo de un ex ministro de Justicia, que manifestó estar dispuesto a fabricar nuevos cargos para evitar las excarcelaciones de presos que habían cumplido su condena, no resulta muy edificante, ni contribuye demasiado a generar confianza en las instituciones". Y, menos aún, cuando estas manifestaciones se convierten en hechos. Nos referimos, obviamente, al polémico caso de De Juana Chaos, que tanto ha crispado el ambiente político, sobre todo desde que Instituciones Penitenciarias decidió aplicar a este preso de ETA la prisión atenuada. Muy pocos recuerdan en estos momentos, cuando se nos sitúa ante la forzada disyuntiva de tomar partido por los socialdemócratas o por la ultraderecha, que este largo culebrón no habría tenido lugar si el Gobierno se hubiese limitado a permitir el cumplimiento de las leyes. Y es que, como hoy repiten los miembros del PSOE, a unos ciudadanos que no acaban de entender sus vaivenes, el preso en cuestión ya había cumplido su condena y, en consecuencia, debería haber sido liberado en 2004. Pero, asustados por la presión del PP - cuyos voceros repetían el eslogan de, la rendición de ZP ante ETA- se echo mano de dos artículos de opinión por los que, en un principio, se pidieron otros 90 años de cárcel para

De Juana Chaos, por "amenazas terroristas". Fue por aquel entonces cuando López Aguilar quiso presumir de su dureza, prometiendo que haría, "cualquier cosa que esté en nuestras manos para evitar este tipo de excarcelaciones, como hicimos con

De Juana Chaos". Quien se tome la molestia de leer los mencionados artículos buscando en ellos estas amenazas, podrá comprobar que, al menos la promesa de fabricar nuevos cargos sí la cumplió el candidato socialista a la presidencia del Gobierno Autónomo. Todo un impecable defensor del Estado de Derecho.

Pero ya metido a fondo en su nueva faena, López Aguilar ha cambiado el registro de sus intervenciones, para referirse a los temas que proporcionan más votos en las Islas. En declaraciones a Europa Press Televisión, Aguilar afirmó que su candidatura en Canarias, puede asegurar el éxito a la hora de afrontar el fenómeno de la inmigración, con una estrategia sostenida en el tiempo, basada en una cuantiosa inversión de recursos. Apelar a la esperanza infundada de quienes piensan que el problema de la inmigración puede solucionarse, manteniendo un sistema económico basado en el expolio del Tercer Mundo, es un recurso al que no renunciará ninguno de los candidatos. Pero no por ello resulta menos indignante que se nos prometa tal cosa, sobre todo cuando se hace alabando la política en materia de inmigración del Gobierno socialista, y aludiendo a sus actuaciones en África para "prevenir en origen los tráficos ilícitos de personas".

¿Se referirá el señor López Aguilar, al hablar de las solidarias actuaciones del ejecutivo psocialista, a la venta de armas a países africanos en conflicto? ¿Al último y millonario contrato militar firmado con el Reino de Marruecos? ¿Al apoyo que el Gobierno español otorga aa dictadores como el guineano Obiang - que mantiene bajo el umbral de la pobreza al 80% de su población - en virtud de los intereses que Repsol YPF tiene en ese país? ¿Qué mafias son -en realidad - las responsables últimas del drama de la emigración, señor Aguilar?

No quisiéramos concluir esta reflexión sobre la esperanza progresista del Archipiélago, sin referirnos a su apuesta por "un crecimiento económico compatible con la preservación del medio ambiente". En una de sus múltiples comparecencias, el candidato socialista "garantizó" que -en el caso de ser elegido presidente, "potenciaría un ordenado desarrollo de los proyectos urbanísticos y el cumplimiento de los compromisos del Protocolo de Kioto, con una apuesta inteligente por el abastecimiento energético de las islas". Otra de esas promesas indispensables, que ningún candidato puede dejar en el tintero. En este caso, sin embargo, los últimos acontecimientos le han dejado con las vergüenzas al aire. Contrastando su incontinente verborrea con la cruda realidad. El pasado 27 de febrero, el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Tenerife aprobó, con los votos favorables de los representantes del PSOE, la adjudicación de las primeras obras para la construcción del Puerto Industrial de Granadilla. Un macro puerto que cuenta con el rechazo mayoritario de la población de esta Isla. Diferentes organizaciones políticas y sociales - como Asamblea por Tenerife - , que han venido luchando contra este proyecto, reclamaron a López Aguilar que abandonase su ambigüedad, y definiera claramente su posición. Nuestro candidato de sensibilidad ecologista ha ofrecido la callada como respuesta. Reacción que, en cualquier caso, resulta suficientemente significativa.

Definitivamente, y sin necesidad de profundizar demasiado en sus deméritos, Juan Fernando López Aguilar se nos antoja - es cierto- como una "opción segura y fiable" para que nada cambie, para que todo siga igual.

www.canarias-semanal.com

 

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