La familia de Rocío Monasterio introdujo la marca de comida KFC en España gracias a la dictadura

La familia de Rocío Monasterio ostenta un linaje producto de sus negocios bajo diferentes dictaduras. Y les viene de lejos. En concreto, su padre era dueño de la Compañía Azucarera Atlántica del Golfo en la Cuba del dictador Fulgencio Batista, a través de quien amasaron su cuantiosa fortuna por los tratos de favor de los que gozaban. Beneficiarios de la política injerencista de ‘patio trasero’ que Estados Unidos mantenía hacia la isla, se les otorgó casi en exclusiva la exportación azucarera.

Su relación histórica con las fuerzas militares ultraderechistas y las dictaduras les hizo aterrizar en España. La compañía fue expropiada para el bien común en Cuba, por lo que decidieron, gracias a la acogida de Franco, regresar. Aquí es donde fundaron el primer restaurante de comida rápida de la cadena Kentucky Fried Chicken. “Vox se introduce por el pollo en España”, banalizaba de manera acertada el sociólogo Andrés Villena.

Pertenecían a la corte empresarial franquista, de hecho, se encontraban entre los más adinerados. Ahora, mantienen los privilegios asociados a esa aristocracia aún en democracia.

Nada es casualidad, claro. Su matrimonio con Iván Espinosa de los Monteros se basa en la posición que ambas familias ostentaban en la dictadura. Él es heredero de títulos nobiliarios debido a que miembros de su familia participaron del alzamiento militar contra el Gobierno democrático de la Segunda República. Ostentaban cargos militares de primer orden y eran ‘mano derecha’ de Franco.

No resultará extraño, por tanto, que la hija del empresario quiera fomentar los aires melancólicos de ese pasado gris a través de su militancia y participación en la formación ultra Vox. Y más que por una cuestión política, que también, por protección de sus propios privilegios y los de tantos –pocos– que, como ella, fabrican sus fortunas a costa de las libertades y los derechos de los trabajadores.

La influencia política dentro del régimen franquista y su bien provisto colchón económico ha hecho de esta familia una abanderada de la defensa monárquica, del ultracatolicismo y de los valores asociados a una derecha nostálgica.

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