La soledad de Delphi

Han pasado dos meses del anuncio de cierre de la planta de Delphi en Puerto Real. Los sindicatos iban a asistir a una reunión tensa, por la recolocación de 150 trabajadores dentro de la fábrica, cuando el nuevo director, Gonzalo Herrera, informó del cierre de las instalaciones de forma irrevocable, inmediata e inminente.

Delphi, que hasta el año 1999 era General Motors (GM), dice que cierra, que se quiere acoger a la ley española de quiebra y, encima, no da señales de vida ningún portavoz que no sea Gonzalo Herrera. Dos meses en los cuales los trabajadores hemos contado con el apoyo de innumerables políticos, instituciones, administraciones... Hasta el sumsun corda nos ha dado su apoyo... pero resulta que cada día que pasa estamos peor que el anterior.

Las administraciones no tienen alternativa alguna para paliar, aunque sea de forma parcial, el impacto del cierre entre las 4.000 personas que vivimos de nuestro trabajo en Delphi, de forma directa o indirecta. Administraciones a las que se les llena la boca de cantar a los cuatro vientos lo amigos que son de los afectados. Administraciones que entre el 31 de marzo de 2006 y el 22 de febrero de 2007 no hicieron absolutamente nada ante el aviso de Delphi sobre el cierre, venta o joint venture de las instalaciones de Puerto Real. Nada hicieron la Junta de Andalucía ni el Gobierno central para prever las consecuencias de cualquiera de esas tres opciones que Delphi anunciaba para deshacerse de Puerto Real.

Han pasado dos meses y todo va a peor. Eso sí, paños calientes, apoyos inconmensurables, amores eternos y un AZ elevado a "n" de políticos y administraciones públicas que nos alaban, pero los 4.000 afectados no vemos luz al final del túnel.

Hasta ahora las medidas de los trabajadores han pasado por el civismo más encomiable, por una actitud de ir sumando voluntades en la sociedad gaditana que se ha visto perfectamente reflejado en las dos manifestaciones y el apoyo en el día de huelga general. Derroche de civismo que en el fuero interno de muchos comienza a resquebrajarse cuando las noticias que se nos confirman para nada tienen buen cariz. La jueza que lleva el caso admite a trámite la presentación de quiebra de la empresa. A partir de ahora no siguen pasando dos meses, a partir de ahora faltan unos dos meses para que el olor a muerto de Delphi termine por llegar a todas partes.

* Secretario general de CGT Delphi en Puerto Real (Cádiz). Diagonal