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Estado español :: 18/12/2014

Los recortes congelan las aulas

Celia Fenollar
Barracones, calderas obsoletas, techos que se caen, etc. La educación pública pasa frío.

En 2009 los Presupuestos Gene­rales del Estado destinaban 2.988 millones de euros a la partida de Educa­ción. El año que viene, el sistema educativo contará con 715 millones menos, lo que supone perder casi un cuarto del total de hace apenas seis cursos. Han disminuido las ayudas y becas, el profesorado y los medios, mientras cada vez hay más alumnos y alumnas en los centros. Además se destina cada vez menos dinero a infraestructuras y gastos de los colegios e institutos.

Con el invierno, se agudiza el problema del alumnado que estudia en aulas prefabricadas o cuyos colegios o institutos no cuentan con calefacción. El frío no sólo contribuye a dificultar o incluso impedir que se dé clase con normalidad, sino que las deficiencias estructurales que lo provocan representan un peligro para profesorado y estudiantes. Aunque hay comunidades que tienen más problemas que otras, a lo largo de todo el Estado español hay niños y niñas que llevan una manta en la mochila camino de clase. Clase que a veces es tan sólo un aula prefabricada (o barracón), que ni siquiera está acondicionada para la enseñanza. En estas precarias instalaciones aprenden 13.000 niños y niñas sólo en la Comunidad Valenciana.

Javier Parrilla pertenece a la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (Ampa) del colegio Ciutat Cremona de Alaquás, Valencia. Define las clases como “una nevera en invierno”. Cuando iniciaron su actividad en 2007, la Conselleria d’Educació de la Generalitat les aseguró que en dos años se construiría un centro de ladrillo para sustituir al plástico y la chapa de los barracones. Incluso tienen la promesa por escrito del líder local del PP antes de las últimas elecciones. Sin embargo, a mediados del curso 2014/2015 la situación no ha cambiado.

La crisis, una excusa

“Usan la crisis de justificación y excusa para no hacer cosas en beneficio del pueblo”, asegura Javier Parrilla. En el colegio de su hija hay una diferencia térmica de 20 grados en verano entre el interior de las clases y el pasillo, aunque no es lo más preocupante. El curso pasado tuvieron que cerrar el centro tres veces, dos por lluvia y otra por viento. Javier explica que “le recordamos a la Conselleria que no son condiciones para la enseñanza”. Los propios padres y madres han tenido que idear junto con los profesores soluciones que parcheen las deficiencias estructurales de los barracones. Son ellos quienes han implementado un interesante proyecto de aprendizaje colectivo en el colegio para que la educación de los niños y niñas no sea igual de precaria que los techos de plástico de sus clases.

En Mahón (Menorca), los chicos y chicas del IES Cap de Llevant se quejan del frío que pasan mientras toman apuntes o hacen exámenes. Aún no han podido encender la caldera por problemas con el sistema de calefacción, con el que tienen dificultades desde la apertura del instituto hace casi veinte años. Su director comenta que se cruzaron con la crisis “de lleno” precisamente cuando la Consejería empezó las obras pertinentes, que no se aprobaron hasta que no hubo una manifestación importante de padres y alumnos. Pero los recortes de presupuesto dejaron la intervención a medias.

“La Conselleria está tapando agujeros, no hacen la inversión que deberían. Desde hace unos cuantos años nos dicen que no hay dinero”, se queja. “La cosa está tensa: ahora no se puede trabajar bien en las instalaciones pero es que cuando haga frío no se podrá trabajar directamente”. Desde el Ampa plantean que los alumnos no vayan a clase si la temperatura baja de los 17 grados. No sería la primera vez, ya tuvieron que suspender las clases por frío en 2012. Pero lo que más les preocupa es que la caldera vuelva a provocar un incendio como el mes pasado y tengan que evacuar de nuevo el edificio, con los riesgos que eso supone.

En algunos casos sería más necesario llevar junto a los libros y el estuche un casco y un paraguas. La Marea Verde de Aragón ha denunciado que del techo del IES Azuca­rera de Zaragoza se desprenden cascotes cada vez que llueve. Aseguran que, aunque desde el centro se ha comunicado que los recortes y la falta de mantenimiento provocan problemas de seguridad para estudiantes y personal docente, la Consejería de Educación, Univer­sidad, Cultura y Deporte aún no ha puesto en marcha una solución. Al frente de esta institución está Dolores Serrat, que en 2012 justificaba los recortes en educación como algo necesario para “mantener el servicio y equilibrio financiero dentro del Departamento”. Las aulas del IES Azucarera demuestran que codificar el sistema educativo en términos de rentabilidad tiene consecuencias tangibles.

Hay Ampas que a veces se autoorganizan para pagar lo que cuesta encender la calefacción ante la falta de reacción de las instituciones, pero lo más habitual es que haya un problema de infraestructura ante el que Educación tampoco presenta respuesta. La presidenta de FAPA Valencia, Eva Grimaldos, explica que en en su comunidad también tienen un “problema de infraestructuras: hay muchos centros que no tienen calefacción y en otros muchos está en malas condiciones”. Asegura que a nivel general los centros tienen dificultades para adecuarse a la temperatura, “es una problemática generalizada, denunciada en muchas ocasiones”. Reivindica que se aumente la inversión para construir colegios e institutos nuevos y acondicionados, ya que muchos también superan los 40 años de antigüedad.

Diagonal

 

 

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