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Estado español, Nacionales E.Herria :: 25/05/2015

Nueva aportacion sobre economia (2º)

Jon ibaia
Los datos del Estado, ofrecen una brecha salarial en el conjunto de la clase trabajadora, entre empleados bajo convenio y con contrato indefinido y subempleados temporales

 

Los datos del Estado español, ofrecen una brecha salarial en el conjunto de la clase trabajadora, entre empleados bajo convenio y con contrato indefinido, con una media salarial bruta en torno a los 2048 euros y subempleados temporales, con un salario bruto medio de 1200 euros. De otra parte, tenemos también una ruptura en lo relativo a la evolución salarial entre directivos y cargos intermedios, es decir, lo que tradicionalmente se ha considerado la “aristocracia obrera” y el resto de los empleados. En un informe sobre la evolución salarial entre los años 2007 y 2014, mientras la “aristocracia obrera”, ha promediado un aumento de un 1,73% en sus salarios, el resto de empleados, muestran una reducción salarial media de un 7,83%, si bien la evolución resulta muy heterogénea si concretamos el análisis en diferentes sectores de actividad económica. Por ejemplo, en el sector del turismo y en el comercio, las reducciones salariales alcanzaron un 11%. Y tenemos además, la brecha salarial producto de la opresión patriarcal que, en términos generales, implica que las mujeres tengan un salario medio un 24% inferior al de los hombres para similares ocupaciones.

Si centramos el análisis en la incidencia de los niveles de depauperización, observamos que es el 25% de la población, ya en el año 2007 con menos ingresos, el sector que ha sufrido de manera más acusada los efectos de la ofensiva del capital, lo que es una demostración más de la fragmentación y el incremento de la desigualdad en el seno de los pueblos trabajadores del Estado español.

La ofensiva del capital sobre el trabajo concretada en una devaluación salarial, como mecanismo de ajuste competitivo, se ha centrado esencialmente en las fracciones más explotadas y oprimidas de los pueblos trabajadores. Esta ofensiva constituye una primera fase en la reconstrucción del marco de acumulación estatal, en el que el bloque en el poder ha tratado de preservar una alianza con los sectores de la aristocracia obrera y los sectores asalariados con mayores ingresos.

Estos sectores aglutinados en torno al difuso concepto de “clase media”, también han sido golpeados por la crisis y los ajustes salariales, su renta disponible se ha visto reducida. Más aún, existen sectores con conciencia de “clase media”, en función de una cualificación y un nivel educativo y unas expectativas laborales y sociales, que no han sido -ni pueden- ser atendidas por el sistema económico. En términos generales, podemos hablar de un “embudo” entre el empleo que puede ofrecer el sistema económico y una sobre-oferta de fuerza de trabajo cualificada y con una alta formación académica, que ha operado una tendencia a que hayan sido estos sectores los que se hayan constituido en el vector fundamental de deslegitimación del sistema. Una deslegitimación, cuyo marco de referencia, es el sujeto ideológico-político “Estado de Bienestar”, como estadio de un capitalismo progresista, conciliador entre capital y trabajo, y en el que se preservaban derechos laborales y sociales.

Ante la inexistencia de una alternativa organizada y socializada que implique una ruptura, no con el neoliberalismo, sino con el capitalismo, el Estado de Bienestar como elemento ideológico que condensa la contraposición al neoliberalismo, ha asumido una centralidad en un vector reformista cuya forma politizada fue concretada en “PODEMOS” a nivel del Estado español.

Mucho se ha hablado -y criticado- desde posiciones marxistas-leninistas a este vector reformista, indudablemente ligado a sectores de “clase media” y su función de encauzamiento de las diferentes manifestaciones de lucha de clases desorganizadas, sectoriales y no-politizadas. Más aún, desde un análisis poco realista, se ha contrapuesto ese encauzamiento reformista frente a la posibilidad de la gestación de opciones revolucionarias, lo que simple y llanamente no se ajusta a la realidad.

Esta posición hubiera implicado que, cuanto menos hubiera existido un referente comunista -o referentes- que, de manera previa, hubieran logrado como mínimo, ganar posiciones de fuerza entre los sectores sociales más golpeados por la crisis, lo que no se ha logrado. Es más, diversos estudios muestran como a nivel del Estado español, los sectores asalariados con menores rentas, se decantan electoralmente por el PSOE y, los sectores que han sido arrojados a la pobreza absoluta, tienden hacia un abstencionismo despolitizado, sumando a su exclusión respecto al sistema económico, su exclusión política.

El reformismo, no está confrontando con posiciones revolucionarias, sino que, en este punto, el reformismo responde a la forma social que, en la presente coyuntura, adquiere el creciente descrédito del sistema, ante la inexistencia, precisamente, de organizaciones que articulen una verdadera ruptura.

Objetivamente, el reformismo es un tránsito necesario, pues implica en primera instancia, la conciencia de los elementos disfuncionales del sistema y la incapacidad por parte del mismo de gestionarlos. Las opciones reformistas socialdemócratas, mantienen una contradicción irresoluble que las organizaciones comunistas debemos agudizar. El Estado de Bienestar en el contexto del capitalismo transnacionalizado, se encuentra imposibilitado. Simple y llanamente no hay recursos para el mismo y, de hecho, todo parece apuntar a que servicios que hasta hoy eran considerados pilares fundamentales del Estado de Bienestar, van a ser transformados en nuevos espacios de realización del beneficio.

Un tránsito necesario será el reformismo, hasta que tope con los límites estructurales del actual modelo, que no son otros que la Unión Europea, el euro y la deuda impagable que ostenta el Estado español. Y ese es el punto en el que las organizaciones revolucionarias deben incidir; ese es elemento central que debe unificar a los Pueblos Trabajadores del Estado español y las organizaciones comunistas que dicen representar.

El año 2015 va a marcar la estabilización de un crecimiento macroeconómico. Se estima que el Producto Interior Bruto aumentará en torno a un 2,8%. La devaluación salarial, sin duda ha dado sus frutos, al posibilitar un aumento de competitividad en los sectores exportadores que, unido a la devaluación del euro frente al dólar, está tirando del resto de la economía. El consumo interno, también está mostrando una leve recuperación, tanto por la preservación -precisamente- del poder adquisitivo de la “clase media” y un contexto deflacionista, en el que incluso salarios por debajo del valor de la reproducción de la fuerza de trabajo, generados por las diversas modalidades de subempleo, apuntan a ese repunte del consumo.

El modo de producción capitalista, se caracteriza, no por satisfacer necesidades sociales, sino por valorizar capital desvalorizando fuerza de trabajo. Ninguna crisis tumbará al capitalismo si las contradicciones que genera no se transforman en una lucha de clases organizada hacia su superación. Mucho se ha insistido -el que escribe también- en el reformismo, en sus insuficiencias, pero los resultados en las elecciones al Parlamento Andaluz, han servido para demostrar la fortaleza de las estructuras de poder político e ideológico. Precisamente en una realidad como la andaluza, en la que los niveles de depauperización, subempleo y desempleo superan los límites de lo concebible, a priori hubiera debido suponer una mayor presencia del reformismo y de la izquierda sistémica en el parlamento e incluso la mayor presencia social y política en las luchas, de núcleos comunistas “al margen del parlamentarismo burgués”, pero no ha sido así, por que ¿no podía ser?.

El año que viene, el gobierno español, sea el que sea, se encontrará de nuevo con los “hombres de negro”de la Troika y ante el incumplimiento de los requisitos de déficit, llegará una nueva fase de ajustes de la que poco se habla en este período pre-electoral. Podemos encontrarnos en dicho panorama, con una repetición de la farsa de Syriza en Grecia y con una simultánea expansión de un populismo neo-fascista tipo Frente Nacional francés, que pueden arrebatarnos a los comunistas, las banderas anti-Unión Europea, anti-euro y la negación del pago de la deuda.

De igual forma que el Estado de Bienestar es insostenible, la democracia formal que de él emanaba, como forma de preservación de la paz social y la conciliación entre clases, como forma más eficaz de la reproducción social y política del capitalismo, se está resquebrajando. La creciente explotación, opresión y dominación necesarias para la estabilización de los procesos de valorización del capital, no pueden ser contenidos ya mediante fundamentos legales social-liberales que nombran un sistema que no existe. La represión y la actividad preventiva mediante leyes que criminalizan la crítica, la movilización y la denuncia, aumentan de manera inversamente proporcional a la deslegitimación del Régimen político y el modelo económico vigentes. La deriva autoritaria, puede desembocar en fascismo. La democracia formal burguesa resulta cada vez menos funcional para las necesidades del capitalismo en el marco de la Unión Europea. En la Periferia europea, cada vez es más evidente.

Pero UGT-CCOO nos ofrecen un 1% a cambio de paz social y proseguir en su labor corporativa de Aparato de Estado, haciendo el juego a las tesis de la recuperación económica. De igual forma que la socialdemocracia se olvidaba en los años 60, de la realidad del subdesarrollo en Africa, Latinoamérica o Asia, a cambio del Estado de Bienestar, parece ser que ahora su papel es el de hacernos olvidar que más de 13 millones de ciudadanos con pasaporte del Estado español, viven por debajo del umbral de la pobreza.

El Régimen del 78 está desmoronándose, pero no podemos caer en planteamientos idealistas. La lógica del capital que, hasta la fecha, ha mantenido dicho régimen como funcional para sus intereses, en tanto que reproducía socialmente la forma del capitalismo del Estado español, puede ser sustituido por otro régimen que garantice las condiciones necesarias para su supervivencia. Además del reformismo de PODEMOS, el bloque en el poder puede incluso organizar y alentar ideológica y mediáticamente opciones populistas neofascistas como CIUDADANOS. No lo olvidemos.

La “clase media”, puede ser interpelada desde el bloque en el poder, estableciendo una alianza que preserve el núcleo de sus derechos salariales y laborales utilizando el aparato sindical y reformular “a la Syriza” un reformismo posibilista. También puede ser interpelada desde un discurso populista neo-fascista, que como demuestran las experiencias francesa, holandesa o austriaca, puede dar sus frutos. Pero la alternativa la debemos ofrecer los comunistas, organizando un polo en torno a los sectores más oprimidos y ampliar dicho polo en un discurso y una praxis que, bajo el mando y guía de una línea marxista-leninista consecuente, basada en el principio fundamental del “análisis concreto de la realidad concreta”, conduzca a una transformación de las correlaciones de fuerzas.

 

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