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Pensamiento :: 01/02/2008

Sin paliativos

Abel Ortiz
Deberían agradecer a la sociedad española su civismo y educación ante provocadores como Rodríguez, que llamó nazi al doctor Montes, ayer mismo, después de conocerse la sentencia

Miguel Ángel Rodríguez, Esperanza Aguirre y el tal Lamela, gestores del dolor ajeno con dinero público, podrían, si no lo tienen a mal y sin que sirva de precedente, dar las gracias a la ciudadanía por su paciencia, contención y ejemplar comportamiento. Este trío, especialmente connotado por el escándalo y la caza de brujas de Leganés, no cuelga de las farolas en la gran vía madrileña, junto a Tamayo y Saiz, Pedro Jota el calvorota y Rouco Varela, aparte de por el mal efecto que haría a los turistas, porque la mayoría de sus vecinos son personas razonables, pacíficos demócratas, y no una partida de “federicos” armados con palos de banderas, ni militares racistas con machetes.

Deberían agradecer a la sociedad española su civismo y educación ante provocadores como Rodríguez, que llamó nazi al doctor Montes, ayer mismo, después de conocerse la sentencia, en la televisión publica, sin que nadie, ni entre el público ni entre los tertulianos, se levantara y le diera tres patadas en los cojones. Menos mal, lo estaba pidiendo a gritos, ese es su juego, pobre victima; habría arrasado en el you tube. La semana anterior no se privó de ejercer su libertad de expresión y nos iluminó con su habitual gracia para explicarnos que los experimentos con células madre eran propios de los nazis. Todo un experto en el tema. Si lo sabrá él que no ha hecho otra cosa en su vida de político y propagandista que seguir, al pie de la letra, los principios de Goebbels.

Es muy rentable hacer el trabajo sucio; antes de José Mari, ahora de Esperanza. Lo pagan bien. La empresa publicitaria de Rodríguez, Carat, ha recibido contratos públicos por cuarenta millones de euros en 2006, y más de veinte en 2007. Contrata Esperanza, pagan los ciudadanos, cobra Miguel ángel. Tipo listo. Estudió con los hermanos Maristas, ya se sabe, la enseñanza privada, a poder ser con los curas, cuanto más rancios mejor, siempre supera a la pública, donde va a parar. Ahí aprendió todo sobre cinismo, hipocresía, fariseísmo, cristofascismo y, su asignatura preferida, nazismo.

El señor Lamela, desaparecido en combate, missing, ejerció también de inquisidor en este asunto. El dedo acusador señalaba: Mirad, el doctor Muerte asesina ancianos indefensos. Mientras tanto se privatizaba la sanidad, y por tanto el dolor, de quienes pagaban el sueldo, astronómico, de Lamelas y adyacentes. A la semana de destituir al Doctor Montes con acusaciones falsas basadas en un anónimo, privatizaron el hospital Puerta de Hierro y anunciaron la construcción de ocho nuevos hospitales con dinero público y gestión privada. Los cuidados paliativos también fueron privatizados, ahora están en manos de la orden de San Juan de dios; Las monjitas.

Esperanza, la lideresa, se ha pasado de frenada. Se ha comido la mediana, por ir tan rápido, y es ya un cadáver político digan lo que digan los “tifossi” a sueldo de Coronel de Palma. Eso si, debería estar contenta. Puede salir a la calle sin que ningún energúmeno pretenda tirarla al Manzanares con una piedra al cuello. Sin paliativos.

 

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