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Estado español :: 17/02/2006

Toxicomanía y cárcel

Boletín Mata el Miedo (Valladolid)
La situación de los toxicómanos en las cárceles del estado español es cuanto menos penosa y dramática. A su situación de encierro y aislamiento hay que sumarle su adicción a las drogas.

El preso toxicómano es aquel que entra en prisión, normalmente, debido a delitos relacionados con el consumo de drogas y que mantiene adicción a unos u otros tipos de estupefacientes. Primeramente se podría hablar de cuales son los motivos que llevan a una persona a consumir hasta llegar a la adicción, pero este no es el tema. Simplemente cabe señalar que la droga es una forma buena y rentable para que se pueda escapar o huir de la realidad y de esta forma se renuncie a expresar ideas, inquietudes y sobre todo protestas, en definitiva, otra forma más de control. El abuso está relacionado con el ocio impuesto y con el control que el estado ejerce sobre el individuo. El buen uso de las drogas como elemento natural no adulterado ni sometido a la presión del mercado, depende de la educación y el conocimiento de los individuos junto con su autonomía. Por tanto queda claro que la droga esta ahí porque al poder le interesa.

Una vez dicho esto vamos a analizar la adicción dentro del sistema penitenciario. Cuando el toxicómano empieza a molestar a una sociedad demasiado enfrascada en sus intereses, este pasa de ser un consumidor de drogas a un "yonki" que debe estar en prisión, y pagar por todo el mal hecho a la sociedad. Una vez el toxicómano es encarcelado se enfrenta a la misma adicción pero dentro de prisión. El mismo razonamiento de antes sirve ahora. La droga se usa como método de control. El ejemplo claro de todo esto nos lo da la metadona que se utiliza en las cárceles como sustitutivo legal y como sistema de ayuda a la desintoxicación y lo que ocurre en realidad es que asegura otra forma de doblegar la voluntad del individuo. No sería el primer caso de personas en tratamiento de metadona que al ingresar en prisión ven su dosis alterada significativamente creando así nuevas adicciones o provocando sobredosis (o lo que es lo mismo asesinatos de estado).

Me decía hace poco un compañero: "Fijate juanjo, tengo el cerebro tan absorbido por la droga, que se cae la tapia y no me puedo ni fugar, porque tendría que volver dentro de unas horas a por el chupito (metadona) sino me quedo tirado por el monte retorciéndome del mono".


"El demócrata como representa a la pequeña burguesía, es decir, una clase intermedia, en la que los intereses de dos clases se embotan el uno contra el otro, cree estar por encima del antagonismo de clases en general. Los demócratas reconocen que tienen enfrente a una clase privilegiada, pero ellos, con todo el resto de la nación que los circunda, forman el pueblo. Lo que ellos representan es el derecho del pueblo; lo que les interesa es el interés del pueblo (...). Y si, al poner en práctica la cosa, sus intereses resultan no interesar y su poder ser impotencia, la culpa la tienen los sofistas perniciosos, que escinden al pueblo indivisible en varios campos enemigos". (K. Marx, 18 de brumario de Luis Bonaparte).

Contra el capital, guerra social.

 

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