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Pensamiento :: 10/05/2006

Vías parlamentarias y extraparlamentarias en las luchas de clases de hoy

Malime
La interrelación dialéctica de la forma de lucha por el poder, como forma de poder :: Es evidente que sobre este tema (como parte intrínseca del concepto Estado burgués o proletario) es uno donde mayor confusión existe entre partidos, movimientos sociales y sindicatos.

Ponencia presentada en la III Conferencia Internacional La obra de Carlos Marx y los desafíos del Siglo XXI

El propio título de esta comisión puede inducir a confusión al separar la lucha a través de la vía parlamentaria en las instituciones burguesas de la acción paralela y coordinada que debe ser con la lucha extraparlamentaria. La realidad de lucha en el mundo desarrollado, evidencia que no existe una interpretación marxista y leninista del papel que les corresponde jugar a cada uno en el proceso revolucionario desde su medio concreto de actividad con el proyecto general emancipatorio, la interrelación y conexión revolucionaria de todas las organizaciones que objetivamente están interesadas en un cambio de sistema.

Existe una visión parcelada del papel a jugar por cada una de las organizaciones de izquierda en el proceso general de lucha por el cambio de sistema. De hecho se acepta por todas las organizaciones la forma de juego político impuesta por la ideología dominante: los partidos dedicados a "la alta" política institucional, desde donde pretenden competir con los partidos administradores del orden capitalista, confiando en que algún día el pueblo les depositará su confianza mediante el voto en las urnas y accederán al gobierno, que no al poder. Y desde allí construir el socialismo para el pueblo sin el pueblo explotado organizado como clase dominante.

Los movimientos sociales como organizaciones de denuncia y de presión hacia las instituciones de poder burgués para que atiendan sus reivindicaciones, pero al mismo tiempo con su visión parcelada de la acción de lucha particular de cada organización, enfrentadas en ocasiones con otras organizaciones. Capacitadas para ver los defectos, de criticarlos, pero sin la osadía de plantearse tomar el poder para solucionarlos. El sindicalismo mayoritario sobre todo en los países desarrollados, ha sido absorbido por el sistema, si en alguna época fue un motor revolucionario hoy día han abandonado cualquier proyecto de lucha revolucionaria, para convertirse en una empresa de servicios. La afiliación sindical de los trabajadores es muy reducida, las cuotas no cubren los gastos que origina su compleja organización burocrática, si se mantienen es gracias a las subvenciones que reciben del Estado burgués.

Después de la revolución de 1917 en Rusia, aquella experiencia tuvo una gran repercusión entre los partidos socialdemócratas, lo que a algunos les llevó a caer en posiciones radicales infantiles. Lenin en su obra "LA ENFERMEDAD INFANTIL DEL "IZQUIERDISMO" EN EL COMUNISMO" se enfrenta a la visión parcelada y doctrinaria de los izquierdistas comunistas que tras el triunfo de la nueva forma de poder que supuso el Estado Soviético, se negaban a participar en las instituciones burguesas. Consciente de la dificultad que suponía el trabajo político en las instituciones burguesas decía: "...es "difícil" conseguir que los diputados comunistas no se dejen llevar por el juego del parlamentarismo burgués, sino que se ocupen de una labor sustancial de propaganda, agitación y organización entre las masas".

Pero al mismo tiempo reconociendo la necesidad de aprovechar las instituciones del Estado burgués, para desde ellas realizar agitación que potenciase la lucha alternativa y paralela desde abajo, destacaba la necesidad de tener en cuenta las condiciones particulares de cada país: "...la unidad de la táctica internacional del movimiento obrero comunista de todos los países exige, no la supresión de la variedad, no la supresión de las particularidades nacionales (lo cual constituye en la actualidad un sueño absurdo), sino una aplicación tal de los principios fundamentales del comunismo (Poder de los Soviets y dictadura del proletariado) que haga variar como es debido estos principios en sus aplicaciones parciales, que los adapte, que los aplique acertadamente a las particularidades nacionales y políticas de cada Estado".

Hoy día, desgraciadamente, la unidad dialéctica de aquella propuesta de instrumentalización de las instituciones del Estado burgués y de lucha alternativa ya no se tiene en cuenta. La última experiencia revolucionaria tuvo lugar en febrero de 1948 en Checoslovaquia, cuando los comunistas que no eran mayoritarios en el gobierno de Unidad Nacional tras el fin de la II Guerra Mundial, supieron instrumentalizarlas. Tras los rechazos que sistemáticamente la mayoría gubernamental realizaba sobre sus propuestas a favor de los sectores populares, para acto seguido informar a esas bases de los rechazos que eran objeto sus propuestas granjeándose cada vez más la confianza de estas y de esa forma con su agitación propiciar se generase una potente organización alternativa por la base que presionase y compensase su situación minoritaria, hasta conseguir tal grado de desarrollo organizativo y participativo que impidió el intento de golpe de estado contra los comunistas, con la gran movilización de las masas trabajadoras tomando las calles.

Finalmente de forma pacífica, no solo evitó el golpe, sino que se realizó la única experiencia de transición pacífica de un estado capitalista altamente desarrollado al socialista. Sin embargo aquella experiencia de democracia directa desde abajo no se desarrolló, siguió funcionando la forma institucional burguesa, lo que generó burocratización y aislamiento entre las masas populares y el poder estatal en manos del partido. Veinte años después necesito de los tanques rusos para que aquel socialismo, en su origen para el pueblo pero sin el pueblo organizado como clase dominante, tuviera que ser defendido de esa forma. En realidad fue la antesala de lo que vendría después, todo el derrumbe de lo que se dio en llamar Socialismo Real, ya sin tanques foráneos que lo defendiese.

Sin datos suficientes sobre la situación en Latinoamérica, con los que disponemos, podemos considerar que esa enseñanza leninista de instrumentalización revolucionaria de la maquinaria estatal burguesa tampoco es tenida en cuenta en países con gobiernos de procedencia obrera. En Brasil, con un partido representativo del mundo obrero, de los movimientos sociales como así lo creíamos, cuando llega al gobierno sin mayoría absoluta, acepta esa realidad desde la óptica y reglas democrático-burguesas. No aprovecha la espectacular tribuna de gobierno para desde allí denunciar la falsa democracia con propuestas obreras, para evidenciar como las medidas populares que defendían cuando estaban en la oposición al intentar imponerlas desde el gobierno serían rechazadas por la oposición burguesa. Se limita a buscar formulas intermedias imposibles, que finalmente les conduce a cumplir los compromisos de los anteriores gobiernos con el imperialismo a través del FMI-BM. Y todo sucede cuando en su país con el MST tomando tierras y en toda Latinoamérica la agudización de las contradicciones sociales y económicas resultan insoportables y los pueblos de diversa forma lo manifiestan con estallidos de protesta tomando las calles.

No existe una interpretación marxista y leninista de que la organización alternativa como forma de lucha reivindicativa en su origen, es la forma de poder cuando en su desarrolla esa lucha derrota a la burguesía y se impone como nueva forma de Estado popular y comunal (soviético) de democracia directa permanente.

Esta recomendación que Lenin nos ofrece en su citada obra: ", la extensión de esta forma de lucha y organización al movimiento obrero mundial, el destino histórico de los Soviets consistente en ser los sepultureros, los herederos, los sucesores del parlamentarismo burgués, de la democracia burguesa en general". ya ha sido olvidada, si es que en algún momento llegó a comprenderse en toda sus profundidad. Conviene recordar que la constitución leninista soviética a iniciativa de Stalin fue derogada el 11 de junio de 1936. La nueva constitución a pesar de seguir llamándose soviética, la realidad nos demostró que no era así, el poder no era soviético, el poder estaba en manos del partido.

Tal vez sea Venezuela donde, aunque no se utilice la terminología leninista, de hecho, desde la situación particular de ese país se esté desarrollando ese poder alternativo desde un gobierno que sí consiguió la mayoría gubernamental a través de los mecanismos institucionales burgueses. Un país con contradicciones económicas y culturales tan antagónicas y agudas, donde la inmensa mayoría de la población carecía de las más elementales necesidades asistenciales económico-sociales y educativas, está recuperando el protagonismo que le corresponde, de forma real y conscientemente a través de las denominadas misiones, y propiciando se generen formas de poder democrático desde los centros de producción estatal. En ese sentido es de valorar también muy positivamente, la conciencia por parte de la actual dirigencia del poder revolucionario de lo que representa la lucha por el socialismo en el mundo dominado por el fascio-imperialismo que no duda en masacrar pueblos con tal de seguir imponiendo su dominio mundial, lo que ha llevado al gobierno además de tomar las medidas oportunas para que el ejército cumpla con su papel de defender al país, plantearse la formación militar popular, ante la muy probable intervención imperialista asesinando a su líder y aprovechando la posible confusión que ello genere para intervenir directamente, bajo el consabido pretexto "poner orden democrático".

Cuando se habla sobre la vía parlamentaria es evidente que se reconoce esa vía como forma independiente de lucha política, al mismo tiempo se habla de la otra vía, la extraparlamentaria, se está reconociendo otra vía aparte, lo cual choca con la visión marxista y leninista de la necesaria unidad dialéctica de la lucha institucional como elemento de agitación y de denuncia de la falsa democracia y la organización alternativa de lucha y poder alternativo de tipo soviético, comunal o como queramos denominarlo.

Siguiendo las recomendaciones leninistas, así como la experiencia de Checoslovaquia nos indujo a redactar la siguiente propuesta de resolución al XV Congreso del PCE, que finalmente fue aprobada:

En la resolución del congreso, en el apartado 2.1, f) decía: "Desde la óptica marxista del Estado y la democracia, recogiendo además la experiencia del movimiento obrero internacional en la lucha por sus reivindicaciones económicas y políticas, se hace preciso abrir un debate en el seno de IU, para analizar la forma de impulsar la eficacia de la acción de los cargos electos y militantes de IU, implicando además a los electores y a la base social en la que se sustenta su acción política".

"Los cargos electos de IU, en un régimen de democracia formal, limitada y poco participativa para el conjunto de los ciudadanos, difícilmente pueden conseguir que se aprueben sus propuestas que afectan a la mayoría social y que lógicamente chocan frontalmente con los intereses de la clase dominante, si su acción política se limita a ejercerla en el estricto marco parlamentario estatal, de las comunidades o de las corporaciones locales, sin más respaldo que da el número de diputados o concejales que disponga".

"Es necesario que se constituyan formas de organización y participación ciudadana, de forma permanente, que refuercen la eficacia de la acción política planteada por los cargos electos, propiciando la información y su implicación en la defensa de sus intereses. Canalizar de arriba abajo y de abajo arriba toda la información y propuestas de acción".

Aquella propuesta debió ser estéticamente válida para figurar en el papel, pero no se correspondía con la visión que en España el partido hace del Estado, la Democracia y el proceso revolucionario hacia el socialismo, nunca se llevó a la práctica y ya en el XVI Congreso fue derogada. Tanto los dirigentes del partido como de IU, no dudan en calificar a la actual forma de dominio capitalista de nuestro país, como un Estado de Derecho. Debemos entender que debido a su limitada y confusa interpretación de la función histórica del Estado, porque consideran que la explotación ya no se hace con la formula franquista, se hace con la formula que como dijo Lenin: es "la mejor envoltura del capitalismo" al referirse a la forma de dominio "democrático" burgués. Los conceptos en abstracto sin sustentarse en la realidad material dan lugar a esas ambiguas y confusas definiciones.

Lenin decía que: "el problema del Estado es uno de los más complejos y difíciles, tal vez aquel en el que más confusión sembraron los eruditos, escritores y filósofos burgueses". Pero debemos temer que tiene otra incomprensión dialéctica en su interrelación con el papel del partido como motor del proceso revolucionario, como interprete y aplicador práctico de una filosofía que se sustenta en una base científica.

Si bien es cierto que en el Manifiesto Comunista, se dice que los comunistas somos parte de la clase trabajadora, que no tenemos ninguna diferencia salvo la del conocimiento de la filosofía comunista, la principal función de los comunistas para corregir esa única diferencia es la de contribuir a que esa filosofía sea conocida y se adopte por cuantos más trabajadores sea posible, a pesar de las dificultades y limitaciones que el sistema impone para su propagación. Ello implica que el propio partido domine esa teoría, que disponga de una militancia consciente de su papel a jugar, que la permita vincularse a las masas trabajadoras y demás sectores populares. Sin cohesión ideológica es imposible que exista un programa y una organización partidaria revolucionaria dotada de esa capacidad de vinculación con las masas.

La experiencia partidaria que tenemos en nuestro país no se basa en una militancia comprometida, sino en una afiliación muy relax, donde pagando las cuotas de afiliación sin mayor compromiso, es suficiente para ser miembro del partido, lo que hace que cualquier afiliado pueda serlo sin que conozca los aspectos básicos de la obra de los grandes autores marxistas, lo que da lugar al bajo nivel ideológico existente entre la militancia y a unas estructuras partidarias burocráticas, donde los mejores dominadores del burocratismo son aupados a puestos de dirección. Lógicamente con direcciones burocráticas, no existe ningún interés en que los afiliados adquieran la necesaria formación ideológica, ni que se genere una estructura que permita vincularse a las masas desde los lugares donde se manifiestan las contradicciones de clase, desde los centros de producción, desde los barrios populares, etc. Su estructura organizativa se asemeja a la de la socialdemocracia, pensada para apoyar a los cargos electos en el juego político institucional burgués, integrándose en el sistema, en vez de instrumentalizarlas revolucionariamente.

La falta de vinculación comunista a los centros de producción con estructura organizativa partidaria propia, se suele argumentar bajo el pretexto de que es para no interferir la acción de los sindicatos. Para no ser acusados de manipuladores sindicales, como si el sindicalismo no fuera ya manipulado por los partidos y los gobiernos administradores del orden capitalista. La prueba más evidente la hemos podido comprobar recientemente ante el pretendido, tratado-constitución europeo, donde la CES se manifestó por el sí, evidenciando el entreguismo del sindicalismo mayoritario al poder oligárquico e imperialista europeo.

Esa instrumentalización integradora del sindicalismo en el sistema puede ser destruida si existe la organización partidaria revolucionaria, como de hecho se dio en España en situaciones mucho más difíciles cuando la forma de dominio era la franquista. Entonces si existía una estructura revolucionaria que permitía a los comunistas crear organización partidaria en los centros de producción con células y comités, e influir en el propio Sindicato Vertical (SV) franquista. Los comunistas legalmente podíamos ser elegidos a los Jurados de Empresa, (SV) donde estaban representadas las empresas y los trabajadores, pero al mismo tiempo alternativamente, clandestinamente entonces, pudimos constituir las Comisiones Obreras con los obreros más conscientes de la empresa, desde donde surgía la agitación y se imponía la lucha reivindicativa y política al conjunto de los trabajadores. Un movimiento que era algo más que un sindicato, ya que era un movimiento socio político anticapitalista que en su desarrollo consiguió un alto grado de organización desde abajo hacia arriba, desde los centros de producción en las diferentes ramas de producción locales con su correspondiente coordinación local hasta los niveles superiores de organización, regional y nacional.

Un movimiento que fue imitado por el movimiento vecinal, estudiantil, intelectual e incluso militar por los miembros progresistas del ejercito constituidos en la UMD. Aquel movimiento a semejanza del comunal o soviético puso en peligró no solo la forma de dominio dictatorial sino al propio sistema capitalista. Necesitó integrar al partido capitaneado por S. Carrillo para que la transición de la forma de dominio dictatorial franquista pasase sin ruptura, a la formal democrática burguesa, con la monarquía impuesta por el dictador, cediendo incluso la salida republicana que el partido mantuvo desde la derrota de la guerra civil.

Es evidente que en las difíciles condiciones franquistas, hicieron imposible que el bajo nivel ideológico del partido se desarrollase, ese nivel fue suficiente para crear organización revolucionaria para luchar contra un enemigo tan claro como era el franquismo, pero no fue suficiente para impedir la entrega reformista que la dirección impuso al conjunto del partido. Una minoría de camaradas que vimos el derrotero a donde era conducido el partido fuimos aislados y expulsados acusados de dogmáticos o de antipartido. La carencia ideología entre los militantes de los diversos partidos se suele cubrir con el culto a la personalidad del líder, prueba evidente de ese culto es la triste situación del PCE, a pesar de ser un partido que no dejó de mantener posturas heroicas, donde las cárceles franquistas estuvieron repletas de comunistas.

Aquella entrega supuso la liquidación de la organización revolucionaria del partido, así como la de las Comisiones Obreras como movimiento socio político para constituirse en un sindicato más impuesto por el proceso reformista, incluso se impidió que el pueblo se manifestase a favor de la unidad sindical, imponiéndose finalmente la división sindical de los trabajadores. El resurgimiento sindical socialdemócrata UGT, cuyo secretario general Cándido Méndez ha sido elegido como máximo dirigente del sindicalismo europeo en la CES.

Al desaparecer la estructura revolucionaria de células y comités, sustituidas por Agrupaciones heterogéneas y asamblearias, no solo se liquidó la organización partidaria en los centros de producción sino en los movimientos sociales existentes.

La agudización de las contradicciones que genera el imperialismo hace que surjan multitud de movimientos sociales, como de hecho históricamente viene sucediendo. Movimientos espontáneos que no se plantean ir más allá de la denuncia del efecto en sí que les anima a defenderse y protestar, que adolecen de una interpretación correcta del mundo existencial, del conocimiento de las causas que provocan el surgimiento de los diferentes movimientos sociales, como reflejo de la falta de influencia de la ideología y del respaldo organizativo comunista, aunque muchos de ellos se consideren anticapitalistas y defiendan la consigna de "Otro mundo es posible". Surgen con empujes puntuales, ante determinados acontecimientos con mayor o menor impacto, pero que desaparecen cuando el impacto del acontecimiento se diluye.

El llamado movimiento antiglobalización a pesar de las multitudinarias concentraciones que puntualmente consiguen convocar en los lugares donde se reúnen los organismos de poder económico imperialista, no dejan de ser una manifestación de ese espontaneismo protagonizado por vanguardias, sin la necesaria interpretación y profundización en las causas, que las permita una continuidad y desarrollarse en cada país, de generar organización permanente en los lugares donde tienen origen las contradicciones que dan lugar al efecto que ellos denominan globalización capitalista. James Petras en su momento dijo que este término era una prostitución del clásico término más definitorio y acusador como era el clásico marxista bajo la denominación de imperialismo. Ese movimiento, al mismo tiempo evidencia la falta de la Internacional Comunista, que permita ayudar a que ese espontaneismo se desarrolle organizativamente en cada país y se coordine a nivel internacional.

La desconfianza de los movimientos sociales ante los partidos que se llaman comunistas es otra manifestación de la incapacidad ideológica y política de estos.

El izquierdismo comunista también se manifiesta con multitud de organizaciones que se consideran trotskistas, maoístas o marxistas-leninistas, organizaciones más o menos radicales, incapaces de desarrollarse y de ligarse a las masas. Su limitado tiempo y medios organizativos disponibles los emplean en intentar movilizar desde la calle a los trabajadores, son incapaces de crear organización revolucionaria en los centros de producción. No se plantean la labor paciente y prioritaria de contribuir a la denuncia y formación sobre las causas que dan lugar a la caótica situación que padecemos, ni dentro de su organización que permita una mayor cohesión ideológica, política y organizativa, ni fuera hacia las masas alienadas por influenciadas por la ideología dominante, vinculándose a estas desde los lugares donde se originan las contradicciones de clase. Era bastante popular entre los comunistas el dicho de que donde había un trotskista había un partido, hoy desgraciadamente ese dicho "gracioso", podría llevarnos a decir que donde hay un marxista hay un partido. Tal es nuestra realidad, reflejo, hay que insistir una vez más, de nuestra debilidad ideológica. De nuestra incapacidad para que entre todos consigamos contribuir a generar el intelectual colectivo que dijera Gramsci.

Desconocemos la situación de las estructuras partidarias en otros países, pero dada la influencia comunista existente entre el pueblo en el llamado mundo desarrollado, es de temer que no difiera de la que existe en España tanto a nivel ideológico como organizativo. Ello además tiene su reflejo ideológico en la no-existencia de una Internacional Comunista que posibilite el necesario punto de unidad que permita coordinar la lucha antiimperialista mundial y nacional. Máxime cuando las fuerzas políticas gestoras del imperialismo en sus diferentes tendencias tienen sus propias internacionales.

Samir Amín resume en cinco puntos donde considera reside el actual poder imperialista: 1) el monopolio de las nuevas tecnologías, 2) el control de los flujos financieros, 3) el monopolio del acceso a los recursos naturales del planeta, 4) el monopolio de los medios de comunicación, y 5) el control de las armas de destrucción masiva.

Ante esa realidad que les permite su capacidad de alienación y de destrucción ante cualquier amenaza sobre su protagonismo, cada día se hace más urgente la comprensión leninista de la lucha alternativa desde abajo aprovechando e instrumentalizando las instituciones del Estado burgués, incluso en su fase súper-imperialista, para que en su desarrollo de lucha y coordinación terminen por constituirse en el nuevo poder alternativo, en el Estado Comunal o como queramos denominarlo, de democracia directa permanente desde abajo hacia arriba. Una nueva forma de poder para poder acabar definitivamente con el imperialismo que tiene que darse a nivel internacional.

Cuba Siglo XXI

 

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