Los sindicatos paralizan hoy Francia en un desafío sin precedentes al régimen neoliberal


Una nueva ola de protestas masivas se desató este jueves en toda Francia. Bajo la convocatoria de los principales sindicatos del país, una huelga general masiva congrega a trabajadores privados y de sectores esenciales como la educación, la sanidad y el transporte público. El detonante del malestar popular son las restricciones económicas y la política presupuestaria antipopular impulsadas por el Gobierno. Exigen la retirada de los recortes previsto en los presupuestos preparados por el anterior primer ministro.
Anticipando una alta participación ciudadana, las autoridades desplegaron un impresionante dispositivo represivo para tratar de contener las manifestaciones. Más de 80.000 agentes de policía y gendarmería se movilizaron en un operativo sin precedentes con el objetivo de impedir la libre expresión del pueblo.
El ministro del Interior, Bruno Retailleau, ha lanzado la advertencia, antes incluso de que se hiciera de día, que los represores tienen la consigna de ir "al contacto", eufemismo por castigar sin miramientos. Retailleau ha querido recordar que en las anteriores protestas del día 10 hubo 675 detenidos y ha pedido que para ellos "las sanciones sean las más duras".
A pesar de la fuerte presencia policial, las manifestaciones se extienden por todo el territorio nacional. Según datos preliminares del Ministerio del Interior, se registraron más de 470 actos de protesta, incluyendo el bloqueo de 135 grandes instalaciones. El balance de la Policía nacional cifra en al menos 94 las detenciones realizadas en todo el país, con arrestos reportados en ciudades como París, Toulouse, Brest, Marsella y otras.
El impacto de la huelga fue especialmente grave en la región metropolitana de París. En la capital y sus suburbios, la paralización fue casi total: los servicios de transporte público fueron cancelados y la circulación de trenes de cercanías sufrió interrupciones severas.
La tensión debida a la represión a manifestangtes escaló rápidamente, derivando en ataques de las fuerzas represivas, que emplearon masivamente gases lacrimógenos y cargas a bastonazos para dispersar a los concentrados en plazas y avenidas.
En Marsella, la segunda ciudad más grande de Francia, la policía arrestó a más de 20 manifestantes durante las protestas. En Lyon, los participantes bloquearon el tráfico en la autopista de circunvalación, causando importantes embotellamientos. Un manifestante y un periodista resultaron heridos como consecuencia de la represión en la ciudad, informó Le Figaro.
Además, en diversas ciudades, estudiantes se sumaron a las movilizaciones bloqueando las entradas a la mayoría de los centros educativos. En París y en sus alrededores ocurrió lo mismo, como en el liceo Maurice Ravel, donde un centenar de estudiantes han bloqueado la entrada al centro.
La secretaria general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Sophie Binet, ha hecho un llamamiento a la participación en las más de 260 manifestaciones que se están desarrollando por todo el país: "Nunca hemos estado tan en situación de fuerza".
En declaraciones a los medios, Binet ha hecho hincapié en que el nuevo primer ministro, el macronista Sébastien Lecornu "es consciente de su debilidad" y de que puede ser censurado "en dos o tres semanas" y por eso ha considerado que hay que hacer presión para que se retire el proyecto de presupuestos neoliberal que preparaba su antecesor, el derechista François Bayrou.
Marchas en apoyo a Gaza
La situación se complica con la confluencia de masivas marchas en apoyo a Gaza. En Marsella, cientos de manifestantes bloquearon la fábrica militar de la empresa Eurolinks que suministra equipamiento a Israel, convirtiéndose en cómplice del genocidio en Palestina.
La jornada culminará con manifestaciones mayores que se están desarrollando en París, Lyon y otras grandes urbes, donde se espera que cientos de miles de personas alcen su voz contra la política del Ejecutivo.
La semana pasada, Francia se vio sacudida por protestas antiguberna-mentales masivas bajo el lema 'Bloqueemos todo', con el objetivo declarado de paralizar el país.
El miércoles, multitudinarias manifestaciones de movimientos sociales y sindicatos, tomaron las calles y lograron detener la actividad nacional. Una de las consignas más repetidas durante las protestas fue la exigencia de la renuncia del presidente Emmanuel Macron. Sin embargo, esta vez las movilizaciones alcanzan una magnitud aún mayor.