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EE.UU., Asia, Europa :: 11/06/2025

Las dos almas del poder estadounidense

Enrico Tomaselli
El plan de EEUU es una visión "multiimperial" en lugar de multipolar, que tendría la ventaja de "congelar" el statu quo recíproco, poniendo fin o ralentizando el declive de Washington

En mi opinión la llegada de Trump a la Casa Blanca, para un segundo mandato, se debe fundamentalmente a dos circunstancias: el hecho de que una parte del 'poder de verdad' estadounidense (principalmente de orientación republicana, pero no solo: pensemos en Robert Kennedy Jr. y Tulsi Gabbard) estaba preocupada por el rumbo tomado bajo la administración Biden, y el hecho de que Trump mantenía cierta popularidad, especialmente en la América 'profunda'.

Para ese bloque de poder que quería desbancar a la coalición neoconservadora-demócrata, Trump era la opción natural, casi obligatoria. En el plan estratégico, sin embargo, su presidencia debería ser una fase de transición, necesaria para construir la sucesión y coronar a Vance -aspirando a que este último tenga un doble mandato-. Esto resultaría en más de una década de control sobre el liderazgo estadounidense, el tiempo necesario para reorientar el imperio y redefinir el equilibrio internacional de poder.

Pero este bloque no es monolítico, no comparte el 100% de las opciones y sobre todo no está perfectamente de acuerdo en cómo alcanzar esos objetivos. De ello se desprende que el entorno presidencial -el que cuenta- es muy diverso, lo que se evidencia en temas críticos. Y si el carácter egocéntrico y cambiante de Trump actúa a menudo como amplificador de estas diferencias, son precisamente éstas las que determinan las oscilaciones presidenciales.

El hombre, además, es mucho más manejable de lo que le gusta pensar. Un ejemplo de ello es el de Sudáfrica, que culminó con la visita del Presidente Ramaphosa a Washington; Trump ya llevaba tiempo manteniendo una actitud polémica ante una supuesta «persecución» de los agricultores blancos por parte del gobierno, llegando incluso a proponer una ley para favorecer su reasentamiento en EEUU.

Pero durante la visita del presidente sudafricano, Trump incluso lo acusó de exterminar a los blancos, mostrando fotos y vídeos al mundo. Una auténtica emboscada diplomática. Lástima que las acusaciones sean falsas y que las fotos mostradas sean del Congo...

El punto es que fue claramente manipulado por el AIPAC ('American Israel Public Affairs Committee') y el ala más reaccionaria de su administración, porque Sudáfrica es 'culpable' de haber llevado el caso de genocidio contra Israel ante la Corte Penal Internacional.

Este choque entre las dos almas del gobierno estadounidense se ve a su vez alimentado por la falta de autoridad del presidente. Trump es en realidad un personaje de voluntad muy fuerte, que disfruta afirmando su autoridad, pero precisamente debido a su variabilidad y su escasa propensión a entender verdaderamente los temas, sufre un déficit de credibilidad no sólo a nivel internacional sino también a nivel interno.

Esto conduce obviamente a un intento constante de influir en sus elecciones, en una dirección más que en otra, lo que luego se traduce en una exasperación de las contradicciones. El riesgo, demasiado evidente, es un debilitamiento progresivo de la presidencia, que estará acompañado de una fragmentación del poder presidencial y el surgimiento de facciones rivales.

Si situamos todo esto en el escenario estratégico de EEUU, hay más de un elemento preocupante. Está claro que el plan de EEUU es llegar, dentro de la próxima década aproximadamente, a una especie de división tripartita del poder global, con el planeta dividido en tres áreas de influencia encabezadas por EEUU, Rusia y China.

Una visión "multiimperial" en lugar de multipolar, que tendría la ventaja de "congelar" el statu quo recíproco, poniendo fin (o al menos ralentizando) el declive de Washington.

Se trata de un plan bastante incierto en sí mismo, porque presupone que las distintas potencias emergentes -no sólo Rusia y China, sino también India, Brasil y, potencialmente, África...- están dispuestas a aceptar un límite a su crecimiento. En este contexto, la inestabilidad estadounidense podría desencadenar tensiones peligrosas.

Ariannaeditrice.it

 

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