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Euskal Herria :: 01/06/2005
Iparragirre lleva dos semanas de ayuno contra las condiciones de vida en Muret
La presa política Marixol Iparragire lleva dos semanas en huelga de hambre para denunciar el accidente que tuvieron sus familiares y exigir una mejora de las condiciones de vida en Muret-Seysses. Entre otras cosas, cada mes le cambian de celda y no le permiten introducir libros ni tampoco le dan el material universitario que necesita. Hasta que no haya un cambio de régimen seguirá con la protesta, a la que el pasado sábado se sumó Mikel Albisu.
El rígido régimen carcelario de Muret-Seysses ha llevado a Marixol Iparragirre a iniciar una huelga de hambre para exigir una mejora en las condiciones de vida y denunciar el accidente que el 14 de mayo tuvieron varios de sus familiares de regreso de una visita. Askatasuna informó ayer de que la prisionera política comenzó la protesta el pasado día 17.
En solidaridad con su compañera y en contra de las numerosas restricciones que sufren, Mikel Albisu, encarcelado también en Muret-Seysses, inició el sábado la misma protesta. El organismo antirrepresivo dijo que ambos mantendrán la huelga de hambre mientras no cambien las condiciones de vida.
Así, explicó que a Iparragirre le trasladan de celda cada mes y, de media, la registran una vez por semana. También le ponen obstáculos para las visitas y la llevan sola a los locutorios. Askatasuna detalló que no puede meter libros y tampoco le facilitan el material universitario que necesita. Además, a la vecina de Eskoriatza no le permiten realizar ningún tipo de actividad ni ejercicio físico, y son numerosos los problemas que tiene con la correspondencia. Algunas de estas situaciones se repiten en el caso de Albisu.
Askatasuna expresó su «más enérgica repulsa a las medidas represivas que imponen a los presos» e indicó que evidencian que «la política penitenciaria se mantiene en sus trece».
En ese contexto, criticó el hecho de que en los últimos días, ante las presiones recibidas desde el PP, ministros españoles e Instituciones Penitenciarias hayan mostrado su disposición a mantener la dispersión, cerrando así la puerta a la posibilidad de cambiar esa política.
En respuesta a estas manifestaciones, Askatasuna remarcó que «hace tiempo que este pueblo mostró su rechazo a la dispersión,y las últimas declaraciones dejan claro que esta política no es más que un chantaje». Manifestó que los responsables de esta estrategia «tienen nombres propios» y que «si se quiere poner el conflicto en vías de resolución, es imprescindible ponerle fin».
