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Mundo, Mundo, México :: 24/03/2020

Alejandro, te vamos a extrañar

Pablo Yanes
El martes pasado murió Alejandro Nadal

Brillante economista crítico cuyas columnas de todos los miércoles en La Jornada, sistemáticamente reproducidas en La Haine, constituían un punto de referencia para la comprensión a profundidad de los más diversos acontecimientos, siempre desde una mirada que supo combinar el rigor teórico, el sentido de oportunidad y la buena pluma.

Aun más, los trabajos de Alejandro Nadal sabían desentrañar en los hechos recientes, en las noticias del día, las raíces estructurales, la evolución histórica y los supuestos teóricos en que se sustentaban. Sabía, como decían los clásicos, ir con soltura y fluidez de la esencia a la aparencia, de lo abstracto a lo concreto y a la inversa. Siempre supo ver la estructura en la coyuntura.

Publicó su columna de manera ininterrumpida por alrededor de 30 años para alimentar el debate, enriquecer la agenda pública e iluminar aspectos que para la mayoría de nosotros podían pasar desapercibidos.

Entre las muchas virtudes de sus trabajos quisiera destacar algunas.

Fue un agudo polemista cuyo conocimiento de las posiciones teóricas que objetaba, de manera destacada el pensamiento neoclásico, conocía a profundidad y con rigor. Su conocimiento de las diversas corrientes teóricas de la disciplina económica (marxista, keynesiana, poskeynesiana, neoclásica) era notable y por ello permitía un debate de altura, informado, racional y, al mismo tiempo, vigoroso y comprometido.

Nunca se limitó a la crítica de las políticas sino que llamó la atención sobre la relevancia de desentrañar los supuestos teóricos en los que se basaban y, supuestamente, sustentaban. No se constriñó a considerar erróneas y nocivas ciertas políticas, sino que se empeñó en ir más allá y mostrar así los errores y falacias de las teorías que les daban soporte. No sólo nos dijo en muchas ocasiones que el rey estaba desnudo, sino que también lo estaban las políticas, discursos y narrativas que lo justificaban, acompañaban y barnizaban.

Alejandro Nadal fue un innovador. Nunca consideró a la disciplina económica como un corpus cerrado, un decálogo o un dogma, empezando con la crítica de la economía política, posición a la que era más cercano y afín y por ello mismo cuestionador y reflexivo. No solo formuló críticas potentes a los supuestos de la teoría del equilibrio general, crítica cuya pertinencia es hoy más que evidente, sino que colocó en la mesa de debates asuntos de gran relevancia que ponen de cabeza supuestos asumidos en el pensamiento inercial, tales como la relación entre ahorro e inversión, o entre depósitos y créditos; en los últimos años dedicó buena parte de su esfuerzo a la construcción de una teoría del dinero endógeno que obliga a repensar el papel de los bancos centrales y de los supuestos convencionales sobre la oferta monetaria.

Además, pero no menos relevante, hizo aportaciones de primera línea sobre políticas de innovación y cambio tecnológico y su papel en los procesos de acumulación. Asimismo, muy pocos economistas pueden exhibir reflexiones tan sistemáticas y audaces sobre economía y sustentabilidad. Su compromiso con la sustentabilidad lo llevó a ser considerado un especialista en temas como el tráfico ilegal de marfil o de especies silvestres. Sus contribuciones a la economía política del calentamiento global deben ser tomadas en cuenta de manera muy seria en estos momentos que se impone la necesidad de un debate profundo y riguroso sobre estilos de desarrollo, así como la urgencia de redefinir las reglas de juego a escala global para construir sociedades igualitarias y sustentables.

No es por ello casual que el último artículo de Alejandro Nadal, escrito desde el hospital, fuera precisamente sobre el coronavirus y la crisis global del capitalismo, en la que nos advertía que el COVID19 era el disparador de un proceso mucho más profundo y estructural que ya se venía anunciando en los años precedentes.

En tiempos recientes tuvimos una colaboración estrecha con Alejandro Nadal y nos dejó listos para publicación dos trabajos que próximamente verán la luz, uno, sobre las restricciones macroeconómicas al crecimiento económico de México y otro sobre las orientaciones macroeconómicas para alcanzar la sustentabilidad del desarrollo. Servirán como un merecido homenaje a su memoria.

Tuve la oportunidad de conversar por teléfono con Alejandro diez días antes de su fallecimiento. Platicamos sobre posibles proyectos futuros. Me aleccionó la entereza y serenidad, humor y claridad con la que sobrellevaba la enfermedad y cómo mantuvo hasta el último momento el optimismo de la voluntad.

Sin duda, Alejandro, hará falta tu cabeza para reflexionar en estos momentos tan complejos e inciertos y tu generosidad y calidad humana para compartir tus hallazgos y preocupaciones. Te vamos a extrañar, y mucho.

Sin permiso

 

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