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Venezuela, Venezuela :: 23/02/2020

Sobre "Venezuela más allá de mentiras y mitos", de Arantxa Tirado Sánchez

Ramón Pedregal
Venezuela sin mentiras

«Si queremos salvar a nuestro pueblo de la pobreza, de la miseria, de la explotación y contribuir a la salvación del mundo de la destrucción de la vida en el planeta, cambiemos el capitalismo. No hay otro camino. Se han intentado otros caminos mixtos, intermedios, que si capitalismo humano. Esa es una gran farsa: capitalismo humano no hay, es como decir del diablo que hay un diablo santo o un santo diablo. El único camino que tiene nuestro pueblo para salir de la fosa en la que desde hace siglos nos enterraron, es el camino del socialismo, que debemos inventar nosotros aquí: el socialismo a lo venezolano y adecuado al tiempo que estamos viviendo».
(Hugo Chávez Frías, Misiones Bolivarianas, Colección Temas de Hoy, disponible en Ministerio de Comunicación e Información: www.minci.gob.ve /) publicaciones@minci.gob.ve)

«El socialismo venezolano no pretendía ser, parafraseando a José Carlos Mariátegui, un calco o copia de las experiencias anteriores, sino una propuesta original inspirada en lo mejor de las ideas de los grandes clásicos del marxismo mezcladas con la idiosincrasia propia aportada por la raíz del pensamiento criollo venezolano y nuestroamericano, así como las aportaciones de autores contemporáneos. En este sentido, la Venezuela bolivariana llegó para reactualizar los debates sobre la construcción del socialismo. Este será uno de los elementos que harán que Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana se conviertan en referentes de buena parte de la izquierda internacional«.
(Arantxa Tirado Sánchez, Venezuela más allá de mentiras y mitos, Akal, 2019).

Con el título Venezuela más allá de mentiras y mitos, la politóloga, doctora en Relaciones Internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona y doctora en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México e investigadora del CELAG, Arantxa Tirado Sánchez, nos aporta el conocimiento de la realidad venezolana, tan necesario en este momento de controversias y propaganda con noticias falsas bajo el cielo de EEUU.

El libro está dividido en seis capítulos (Cómo se llega a una Revolución; Venezuela, esa extraña “dictadura”; Un país petrolero con una economía bloqueada; Venezuela, una política exterior al servicio de la integración contrahegemónica; No hay Revolución sin contrarrevolución: Desestabilización “MADE IN USA”; Guerra de IV Generación: Lo opinólogos del mundo contra Venezuela; y España, capital Caracas), a los que se añade un Prólogo y una Coda (¿Qué aprender de Venezuela?), además de un buen número de referencias bibliográficas para consulta. El libro en su conjunto es una joya preciosa de argumentos y respuestas ante tanta afirmación vacía y tanta ocultación bajo las exclamaciones escandalosas para difundir falsedades cuya intención no es otra que la de tapar los oídos a la explicación razonada y política que la clase trabajadora merece.

He encabezado la nota mencionando una declaración del Presidente Hugo Chávez y un párrafo del libro porque en los dos se habla de las características del socialismo venezolano, porque ambos son una exposición a futuro ya que Venezuela aún no se organiza con su sistema socialista. Por el momento los pregoneros de la mercancía capitalista ponen el circo por delante de su payaso. Con trombones, trompetas y tambores proyectan en todos los tonos posibles lo que tienen en su cabeza, el engaño a la gente y sus miedos, los suyos propios cuando anuncian que en Venezuela hay una dictadura y se llama socialista. Las dos afirmaciones son absolutamente falsas, y el libro abunda en todo tipo de datos y argumentos para dejarlo meridianamente claro.

Pero recorramos sus páginas. Efectivamente, no es cierto que Venezuela se recree en el socialismo. Lo que pretende el gobierno elegido por el pueblo venezolano es aplicar políticas que hagan más justa la distribución de la riqueza, que se reduzca la diferencia entre clases, que se haga crecer la conciencia política nacional sobre la base de la igualdad, la justicia y la libertad para que el modelo social considere a la mayoría trabajadora como conductora del país. En medio de dificultades gigantes de tipo político, social y cultural —condiciones implantadas también por siglos de dominio colonial y burgués con el apadrinamiento del Imperio—, la Revolución Bolivariana, aplicando políticas sociales que se alejaban del capitalismo más puro y duro, logró que la clase trabajadora se beneficiara en sus primeros años.

Así por ejemplo, las gentes que no existían para los gobiernos de la gran burguesía, con la Revolución pasaron a figurar en los registros y formar parte de las transformaciones sociales, y eran millones; los datos precisos, de exposición casi contable para ser ajustada, pero que llena de emoción a quien los descubre, figuran en este libro esencial para aquel que quiera saber del pasado y del presente y de esta lucha por el futuro que lleva a cabo la Revolución. Entre estos datos, quiero recoger algunos aspectos de la vida diaria del común previa a la llegada del chavismo que se retratan en el libro y del cambio que supuso ésta; aspectos que por sí solos hablan de cómo los enemigos de este cambio, por su clasismo, sienten la pérdida de sus privilegios:

Muchos de los habitantes de los cerros se alimentaban con comida para perros conocida como “perrina”. En esa Venezuela, que algunos hoy idealizan y presentan como un remanso de paz y un lugar próspero para todas las clases sociales, Unicef denunció que, entre 1980 y 1994, los niños pobres de siete años pesaban cuatro kilos menos y medían siete centímetros menos que los niños de familias adineradas. En la Venezuela de la IV República existía un 62,5% de desempleo en 1999, cifra que había descendido al 6 % en el año 2015, y que era del 7,3 % en 2016, en gran parte gracias a que muchas personas que trabajaban en el comercio informal pasaron a engrosar las filas del trabajo legal.

Arantxa Tirado Sánchez continúa desmenuzando indicadores como el Indice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas y las metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el Indice Gini, sobre la desigualdad y la igualdad en un país. Venezuela, acosada, bloqueada, atacada por la reacción burguesa y el Imperio, hizo tal esfuerzo que en medio de las dificultades avanzó hasta situarse entre los países con menos desigualdad de Sudamérica y la región caribeña.

En el ámbito educativo ya en el 2012 la escolarización alcanzaba al 75,49%. El analfabetismo resultaba eliminado casi completamente con el sistema de enseñanza cubano Yo Sí Puedo. La CEPAL declaraba que en 2013 el 95,7 % de la población entre 15 y 19 años contaba ya con estudios medios, y el 72,8% entre 20 y 24 años tenía educación secundaria completa. Se construyeron quince Universidades desde 1999, y en 2014 Venezuela era el segundo país latinoamericano con la tasa más alta de estudiantes universitarios y el quinto a escala mundial. Todo ese trabajo llevado a cabo bajo la bandera popular de las Misiones: Misión Barrio Adentro, Robinson, etc., que han levantado el país y han curado buena parte de esas heridas que lo tenían postrado.

Continúa la autora exponiendo la situación de la infancia, la asistencia médica, la atención primaria y preventiva, y como consecuencia de ello la atención a su salud que gran parte de la población venezolana recibía por primera vez con el chavismo. Tales mejoras para la clase trabajadora sublevó a la burguesía que, acostumbrada a dominar causando el empobrecimiento del pueblo trabajador y haciendo negocio de todas sus necesidades, veía cómo su espacio de explotación se reducía a gran velocidad.

Arantxa Tirado Sánchez expone así los datos sobre la deuda pública, en disminución, frente a la recaudación, con un aumento del 150% en esos primeros años, ya que se pasó por fin el recibo a las transnacionales petroleras y las empresas por sus actividades en suelo venezolano y se emprendieron campañas para impedir que evadiesen sus capitales.

La lucha por avanzar socialmente alcanzó entonces la politización de la clase trabajadora, y en el Latinobarómetro Venezuela resultaba ser el primer país en interés por la política. La autora hace una observación relevante al respecto:

Parece evidente que una sociedad tan lejos de la desafección política que asola a otros países, con tan alto grado de politización donde los temas políticos suscitan tanto involucramiento y participación, bien sea a favor del gobierno o en contra, difícilmente puede ser una dictadura.

Y es que la clase obrera pasó a ser protagonista de los cambios, alcanzando en consecuencia el salario mínimo y la cobertura legal más alta de toda la región, una legislación laboral que protegía el derecho al puesto de trabajo y todo tipo de derechos individuales garantizados por medio de los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras. Así, como indica Arantxa Tirado Sánchez,

por primera vez en la historia venezolana, muchos jubilados pudieron cobrar una pensión, así como muchas amas de casa, ya que se reconoció el trabajo doméstico como trabajo que debía recibir un pago.

El libro nos aporta así datos concretos y esclarecedores sobre la superación de la pobreza, gráficos y estudios de organismos internacionales que muestran los cambios gigantes que se dieron en el país y la importancia que la clase trabajadora tuvo en la realización de todos ellos. Entre esos datos es de destacar que

a pesar de las dificultades profundas por las que pasa la economía venezolana, y que veremos a continuación, el Estado venezolano dedica el 75% de su presupuesto a inversión en el área social y no se han hecho recortes a las políticas sociales del gobierno.

Y aquí sobresale la inversión en vivienda con el plan de la Gran Misión Vivienda Venezuela, que en diciembre de 2019 había alcanzado la construcción de 2.700.000 viviendas sociales, “un incremento del 1.650% [con] respecto a las viviendas que se construyeron bajo los gobiernos de la IV República”.

Pero como el Imperio y la reacción interior vieron que el pueblo venezolano había elegido un curso que les impedía que continuasen con su expolio, le declararon la guerra en todas sus formas: económica, política, psicológica, informativa, militar, etc. Y el libro nos expone entonces el bloqueo comercial y económico actual, “el extrangulamiento del financiamiento externo, a partir de 2013 tras la llegada de Nicolás Maduro”, y explica cómo Venezuela fue el único país latinoamericano en padecer una situación de aislamiento tal que “como consecuencia directa del boicot financiero y comercial los venezolanos perdieron entre 1,6 y 1,1 PIBs entre 2013 y 2017. Esto representa entre 350.000 y 245.000 millones de dólares acumulados desde 2013, es decir, entre 12.100 y 8.400 dólares per cápita”.

Bloqueo y sanciones de EEUU principalmente contra la clase trabajadora venezolana, y también contra la legalidad internacional, son estudiados con minuciosidad en el trabajo de Arantxa Tirado Sánchez, así como la labor mercenaria de la llamada oposición. En sus actos y en sus declaraciones extremistas enseñan su miedo a perder su capacidad de saqueo y se emplean en el daño a la población como guerra declarada en busca de su sometimiento. A su labor contrarrevolucionaria la acompañan con un discurso antisocialista, pues llegado ese otro modelo social les resultaría un mundo contrario por completo a su sistema de opresión y explotación empleado durante siglos.

En este sentido, un asunto sobre el que el triunfo de la Revolución Bolivariana pone luz es sobre el retroceso de EEUU en Latinoamérica y en el mundo. En Sudamérica, que había sido de dominio estadounidense a lo largo del siglo XX, encontramos en el XXI cambios hacia la liberación de las naciones y los pueblos que lo ponen en cuestión. No es sólo Venezuela con la llegada de Hugo Chávez, sino también Ecuador con Correa, Brasil con Lula o Bolivia con Evo Morales, además del caso de Argentina con aristas distintas o el triunfo más reciente de López Obrador en México. Todos estos cambios, a pesar de las contrarrevoluciones que han surgido en no pocos casos, dicen mucho de las aspiraciones de estos pueblos, de su interés por aquellas transformaciones aún pendientes, entre las que se cuenta la integración latinoamericana-caribeña. En ese camino emprendido se impulsaron desde el principio organismos de trabajo en común, como es el ALBA o Petrocaribe, cuya finalidad era “poner a disposición de los países del Caribe el petróleo del país [Venezuela] y garantizar la seguridad energética del subsistema caribeño”.  

Tanta conquista social del pueblo trabajador venezolano, tanta entrega a éste por parte de la Revolución, exacerbó a la élite estadounidense y su subordinada burguesía venezolana, y, por si no hubiese sido suficiente con los daños anteriormente expuestos, se lanzaron a la contrarrevolución:“En EEUU los militares y la oligarquía tienen una relación orgánica”, nos recuerda Arantxa Tirado Sánchez, “El sector militar desempeña un papel relevante que explica, en buena medida, el carácter bélico de la nación estadounidense”.

La CIA, la DEA, la USAID, el FMI, el Banco Mundial, todos entraron en liza conduciendo la violencia y poniendo el dinero para ello. Y es que Venezuela no es cualquier país. Venezuela tiene una posición geográfica insustituible dentro de Sudamérica, tiene la mayores reservas de petróleo del mundo, y es además la expresión viva de los pueblos en su despertar en el siglo XXI, su “esperanza insobornable”.
De ahí que el Imperio programe todo tipo de intentos, desde los más crueles hasta los más ridículos, como es el nombramiento de un presidente de forma unilateral y contra toda legislación internacional —que al llamarse Guaidó, le añaden una g al final, y como Guaidog le ponen a ladrar… mientras el pueblo chavista cabalga—.

Venezuela más allá de mentiras y mitos también dedica algunos apartados a la colaboración de las fuerzas reaccionarias, muchas filofascistas, con esa oposición entreguista, como se ha visto con la colaboración de Alejandro Sanz, Juanes, Paulina Rubio o Miguel Bosé, o el papel jugado por conocidos narcoparamilitares y terroristas respaldaos por el imperialismo estadounidense y sus súbditos de Colombia, Perú, Ecuador o Brasil.

La avaricia de la élite estadounidense por el acaparamiento mundial de las riquezas naturales; las guerras que genera; la implantación de la guerra híbrida contra Venezuela como punta de lanza para atacar al resto; la vuelta al golpe de Estado clásico si el Imperio ve que le fallan sus otras formas contra las naciones que se pretenden liberar; la situación en que se encuentra el Derecho Internacional; el papel de los opinólogos y cómo forman parte de un frente que trabaja en la mente de quien los escucha; la manipulación psicológica, los términos descriptivos que emplea y cómo los introduce; la batalla que se da en las redes sociales y el poder; la labor contrarrevolucionaria del mundo del famoseo, las ONGs, los grupos de poder e influencia; y, finalmente el papel que está jugando el gobierno español y sus potenciadores imperiales, al margen del pueblo trabajador. En todas estas esferas el libro adquiere por sí solo la categoría de imprescindible. Un trabajo extraordinario que cualquier lector honesto va a apreciar.

Para terminar, no quisiera dejar de señalar que ningún Imperio asume responsabilidad alguna sobre los crímenes que comete para someter a aquellos países o naciones que ambiciona expoliar, por lo que es obligatorio exponerlo tal como es, con toda su crudeza, para así colaborar con los pueblos y la clase trabajadora en su liberación. El trabajo de Arantxa Tirado Sánchez aparece como un gran ejemplo de este esfuerzo titánico que siempre ha sido el antiimperialismo.

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