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Argentina :: 03/08/2020

A 46 años de su asesinato: Rodolfo Ortega Peña sigue presente en las luchas del pueblo

La Haine / Resumen Latinoamericano
Militante del Peronismo de Base, el peronismo de la clase obrera, fue asesinado por la derecha peronista

Carta de su hijo Ramiro

Hace tiempo que no estás y tu ausencia se nota. Te quería escribir para contarte que nos llegó la noticia de que la Justicia declaró culpable de tu asesinato a José Lopez Rega y que la sentencia se convirtió en un fallo ético o moral, como quieran llamarlo. Fue así porque la impunidad ocultó por tantos años a Lopecito y su banda de asesinos que, cuando pudo dar veredicto, la mayoría de los responsables ya habían fallecido. Y, como vos sabes bien, no se puede juzgar en ausencia.

Por eso, el juicio penal que comenzamos hace más de treinta años devino en Juicio por la Verdad, que no es poco. Aquello que tanto denunciaste, sobre la violencia de arriba, quedó reconocido por la Justicia. Tomo tus palabras de un reportaje al diario La Mayoría: “Con respecto a los muchachos que han sacrificado su vida y su libertad para luchar contra la entrega y la ignominia, ocurrirá como con Artigas, Facundo, Rosas, el Chacho, Felipe Varela y con las montoneras por encima de las calificaciones de los tribunales del régimen, la historia los reivindicará como verdaderos patriotas”.

Te quería hacer llegar estas palabras para decirte que hoy, en vez de un homenaje en tu nombre, hacemos una reivindicación de tus actos, de tus ideas, de tus sueños, que no eran ni más ni menos que el deseo colectivo de un pueblo por una existencia social más justa. Esas ideas son necesarias para seguir denunciando tanta pobreza y exclusión. También son necesarias para los que dudan si es buen momento para hablar de lucha de clases, de socialismo nacional, del Estado como garante de la justicia social, de la soberanía política y de la independencia económica.

Bueno, no te quiero aburrir solo decirte que hoy somos más que antes. No solo están tus hijos, también están tus nietos para continuar la lucha. Como decía Vicente Zito Lema, en ese hermoso poema te escribió:

“Sé que tus hijos Rodolfo.
Y mis hijos y los hijos de cada compañero
Verán hacerse la luz la pesadilla.
Verán hacerse alegría la sangre que dejaste.
La verán crecer y convertirse
En un manzano bello.”

Disculpame si tardé mucho en escribirte, prometo hacerlo más seguido.

Te quiere

Tu hijo, Ramiro.

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Ortega Peña: "La lucha no se libra en el Congreso, sino que la libran los propios trabajadores. Solo el pueblo salvará al pueblo"

Vale destacar, en 1974, cuando el abogado Rodolfo Ortega Peña, durante una manifestación de protesta de obreros de INSUD dirigiéndose al Congreso de la Nación Argentina (Cine de La Base -1974), en su rol de diputado nacional, atiende ante la manifestación los reclamos y, deja un claro concepto del funcionamiento de una democracia social participativa. Dice:

"…he expuesto largamente el problema, he entregado el petitorio y los diputados se han comprometido a asumir el problema y hacer todo lo posible dentro de este marco limitado que es el Parlamento"

Y alega también:

"una vez más queremos recordar, la lucha no se libra en el Congreso sino la libran los propios trabajadores, solo el pueblo salvará al pueblo, no debemos olvidar esto"

La democracia liberal tiene más de liberal que de democrática, aunque a veces ciertos mecanismos que se ponen a disposición, lo que llamamos dispositivos de gestión, hagan suponer o pensar lo contrario. Este carácter ambiguo, por un lado los derechos que establece la Constitución Nacional, y por otro, la imposibilidad plena de su ejercicio por los sectores populares, ha sido, cíclicamente, un obstáculo para el sostenimiento de la construcción de espacios y de políticas populares y progresistas.

(del blog de Francisco Santucho)

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El asesinato de Rodolfo Ortega Peña: “Ha muerto un revolucionario, viva la revolución”

Un 31 de julio de 1974 la organización peronista derechista comandada por José López Rega, la Alianza Anticomunista Argentina, (las tres A) hizo su presentación en sociedad asesinando a uno de los principales referentes del peronismo de izquierda, el Peronismo de Base, el abogado, político y diputado nacional Rodolfo Ortega Peña.

Nacido el 10 de septiembre de 1936 en una acomodada familia, Ortega Peña comenzó a comprometerse desde su juventud con las diversas expresiones de la lucha popular. A los 18 años empezó a estudiar la carrera de Derecho en la UBA y dio sus primeros pasos en la militancia política como parte de la Federación Juvenil Comunista. De aquella época solía rescatar la fundamental importancia de la relación con el escritor y docente Juan José Hernández Arregui (uno de los ideólogos de la izquierda nacional dentro del peronismo).

Después del golpe de Estado contra Juan Domingo Perón en 1955, Peña fue acercándose cada vez más a la resistencia del peronismo proscripto, luchando por el regreso del líder y haciendo campaña por la candidatura de Andrés Framini para la provincia de Buenos Aires. En el proceso fue trabando relaciones con intelectuales afines como Rodolfo Puiggrós y Eduardo Luis Duhalde. Con éste último publicó algunos trabajos de referencia para el revisionismo histórico, que rompían con la falsificación de la historia por parte de los terratenientes, tales como Facundo y la montonera, Felipe Varela ante el imperio británico, El asesinato de Dorrego, Felipe Varela y la toma de Salta o Baring Brothers y la historia política argentina.

Los agitados años 60 lo encontraron brindando cursos de política e historia a las direcciones sindicales de la CGT. El plan de lucha de la central sindical de 1964 y la experiencia de las ocupaciones de fábricas lo acercaron a la Unión Obrera Metalúrgica (UOM).

Durante las sucesivas dictaduras de Onganía, Levingston y Lanusse (entre 1966 y 1973) Peña trabajó duramente como abogado de cientos de detenidos por causas políticas y de activistas sindicales, al tiempo que colaboró con la organización de las comisiones de familiares de los presos y militó en el Peronismo de Base.

En noviembre de 1972 fue parte de la comitiva que acompañó a Perón en el famoso vuelo charter que lo trajo de vuelta al país después de 17 años de exilio. En 1973 participó en la campaña electoral del Frente Justicialista de Liberación para la fórmula Cámpora-Solano Lima. En aquellos años de radicalización política, el estudio que tenía con Duhalde en la calle Rodríguez Peña, fue blanco de un atentado con una bomba.

En reconocimiento a su importante trabajo de asesoría legal a los presos políticos, el flamante gobierno de Cámpora le otorgó en 1973 la conducción de la Facultad de Derecho de la UBA y se puso al frente de la cátedra “Historia del Derecho”. En paralelo editó con su socio y amigo Duhalde la revista del Peronismo de Base, Militancia Peronista, que fue un material polémico de las discusiones políticas internas del peronismo al denunciar la deriva derechista del gobierno peronista, al punto que el propio gobierno de Perón decidió clausurarla (poco más adelante lo intentaron con la edición de una nueva publicación llamada De Frente, que a los pocos meses también fue clausurada).

Ya con Perón nuevamente en la Presidencia, el 13 de marzo de 1974 Ortega Peña asumió una banca en la Cámara de Diputados, luego de la renuncia de 8 legisladores de la Juventud Peronista por desacuerdos en cuanto a la modificación del Código Penal, que perjudicaba aún más a los luchadores sociales. Peña juró su banca con la consigna del peronismo revolucionario: “La sangre derramada no será negociada”, y en su discurso prometió “ser fiel al mandato popular del peronismo, convencido de que primero está la patria, luego el movimiento y por último los hombres”. “Trataré muy humildemente de colocar esta banca al servicio del pueblo peronista, de los trabajadores oprimidos y de todos aquellos argentinos que quieren ver una Argentina realmente liberada”, dijo.

Su banca no se integró al mayoritario bloque del FreJuLi (peronismo de derecha) y se constituyó como bancada unipersonal “De base”. Desde allí apuntó a difundir los conflictos obreros y a profundizar los vínculos con el Peronismo de Base y en menor medida con el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT, guevarista) de Mario Roberto Santucho.

El 31 de julio, apenas un mes después de la muerte de Perón, Peña, que entonces tenía 38 años, fue ametrallado a la salida de su estudio por sicarios de la Triple A, en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires: Arenales y Carlos Pellegrini. Fue la presentación pública de la organización paraestatal de derecha.

Después de que Duhalde y la familia de Peña rechazaran el ofrecimiento de velorio en el Congreso, su cuerpo fue velado en la sede de la combativa Federación Gráfica Bonaerense de Raymundo Ongaro (también militante del Peronismo de Base). El cortejo fúnebre que lo acompañó hasta Chacarita fue hostigado reitaradamente por fuerzas policiales (al mando del comisario Alberto Villar, a las órdenes de López Rega) y más de 380 personas fueron detenidas.

Duhalde pronunció unas palabras de despedida frente a la tumba: “Vivió y murió para que la clase obrera y el pueblo forjaran desde el poder una nueva sociedad con hombres nuevos donde desaparecieran definitivamente los explotadores y explotados. Por eso, porque morir por el pueblo es vivir, en esta hora de apretar los puños y de tristezas, reafirmamos aquel juramento: ‘La sangre derramada por Ortega no será negociada’. Y decimos simplemente, como a él le hubiera gustado: ‘Ha muerto un revolucionario, ¡viva la revolución!’”.

 

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