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Medio Oriente :: 25/07/2006

El régimen de Israel amplia su "operación masacre" en Líbano: el objetivo es Siria

Carlos Dilitio
Las claves ocultas del plan de invasión

Sin la presencia de Hezbolá, y con las fuerzas libanesas bajo control operacional de oficiales israelíes y norteamericanos, el Líbano serviría de nueva cabeza de playa fronteriza para el ataque militar de EEUU e Israel a Siria. Algunas precisiones y detalles del "plan maestro" que encubre la escalada militar israelí en el Líbano

El Gobierno sionista de Israel decidió este viernes continuar con sus feroces ataques militares contra Líbano que ya han causado decenas de muertos, entre ellos mujeres y niños, y centenares de heridos, además de la destrucción de carreteras e infraestructura.

Las fuerzas de Israel bombardean desde el miércoles Beirut y las infraestructuras libanesas, y ya han matado al menos 61 personas [en este momento más de 300], entre ellas mujeres, niños y hasta bebés, pretextando una represión por la captura el miércoles de dos soldados israelíes y la muerte de otros siete por la organización Hezbolá.

Hasta ahora el estado mayor de los halcones judíos con Olmert a la cabeza no esconde su pretensión de "terminar con Hezbolá", dejando al descubierto el verdadero objetivo de esta fase de la operación militar lanzada el miércoles, que ataca indiscriminadamente objetivos situados entre la población civil.

Olmert insistió este viernes en que Israel seguirá intentando "liberar a sus soldados capturados", así como conseguir el desarme de Hamás y el despliegue de fuerzas regulares libanesas en la frontera en sustitución de los combatientes armados de Hezbolá.

Por su parte, el embajador israelí ante la ONU, Dan Gillerman, comunicó al Consejo de Seguridad que su Gobierno continuará con su política de bombardeos contra Líbano, como "respuesta" a los ataques que el grupo Hezbolá viene realizando. Gillerman destacó el papel de Siria e Irán como instigadores de la violencia de Hezbolá contra Israel y les acusó de ser la mano en la sombra que ha ideado los ataques y secuestros y que nutre al grupo terrorista con su material bélico.

Utilizando el lenguaje de los halcones de Washington, el diplomático judío afirmó que "El auténtico poder ocupante de Líbano es el terrorismo de Irán y Siria que se manifiesta a través de Hezbolá".

"Las acciones de Israel sólo son una respuesta a los actos de guerra de Líbano", aseguró el representante israelí, olvidando que los diplomáticos presentes en el Consejo de Seguridad reclamaron a Israel la retirada y suspensión total de los ataques dirigidos principalmente contra infraestructuras y civiles.

En realidad, el ataque militar al Líbano persigue -por tiro de elevación- un objetivo encubierto que no es otro que preparar un ataque militar a Siria a partir de la consolidación militar de Israel y la destrucción de las bases operativas y logísticas de Hezbolá en ese país.

Continuando con su acción psicológica de mezclar a Líbano y Hezbolá con el "terrorismo islámico", los halcones israelíes y sus pares de Washington apuntan a Siria (próximo objetivo militar) y a Irán como los responsables ideológicos de los "ataques" de Hezbolá con cohetes a ciudades judías.

Por supuesto que omiten el detalle de que la organización combativa libanesa comenzó el lanzamiento de esos cohetes como un acto de defensa al ataque desproporcionado de las fuerzas blindadas, aéreas y marítimas israelíes en su territorio.

Pero a estas alturas, según los expertos, cobran cuerpo las verdaderas intenciones y objetivos que guían a la operación militar a alta escala que el Estado judío lanzó contra el Líbano, que ya registra varias oleadas de ataques en menos de 72 horas.

El objetivo de la campaña del Líbano, según medios y analistas árabes, es claramente la destrucción de la infraestructura operativa de Hezbolá como medio para neutralizar lo que Tel Aviv y Washingron califican como "cueva de terroristas" que acecha en las fronteras con Israel.

Así como en Palestina las fuerzas israelíes intentan acabar con el gobierno de Hamás y establecer un régimen dócil a la ocupación, en Líbano intentan liquidar a Hezbolá para después controlar al gobierno libanés y a sus fuerzas armadas.

Sin la presencia de Hezbolá, y con las fuerzas libanesas bajo control operacional de oficiales israelíes y norteamericanas, el Líbano serviría de nueva cabeza de playa fronteriza para el ataque militar de EEUU e Israel a Siria.

Con Israel en control del Líbano se consolidaría una "triple frontera" militar contra Siria (Irak al Este, Líbano al Oeste, Jordania al Sur) desde la cual emprender una acción envolvente contra el gobierno de Damasco, para establecer en su lugar un régimen títere y funcional a la estrategia judeo-norteamericana en la región.

Las ideas-fuerza de "Siria protectora del terrorismo de Hezbolá", lanzadas masivamente por medio de consignas periodísticas desde las cadenas norteamericanas, "cierran" con el plan madre del sionismo judeo-norteamericano de Washington, fogoneado por la troyka de expertos neoconservadores del Lobby judío-cristiano en la Casa Blanca y el Pentágono.

Este lobby, dirigido políticamente desde la Casa Blanca por el vicepresidente Dick Cheney y liderado en la secretaría de Defensa por su titular, Donald Rumsfeld, representa en esencia el interés de las armamentistas, las petroleras y los consorcios de servicios que operan contratos millonarios con el Pentágono estadounidense.

El grupo de neoconservadores, ejecutor de la línea matriz de la política exterior norteamericana desde el 11-S, defiende abiertamente la intervención militar en todo el mapa de Medio Oriente para eliminar "la amenaza árabe a Israel".

Después de planificar la invasión a Afganistán (bajo el pretexto de destruir a la red "Al Qaeda"), y de la ocupación militar de Irak (bajo el pretexto de terminar con las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein) el lobby y los halcones norteamericanos, fortificados por la reelección de Bush, y contando con la sumisión de Europa y de Rusia a la "guerra contraterrorista", han puesto la mira en tres países claves: Siria, Líbano e Irán.

Tras el apoderamiento militar de Irak, y la retirada de las tropas sirias del Líbano, en el tablero sólo quedarían dos países fuera de control: Irán y Siria.

Entre las tesis justificatorias (constantemente recreadas por las usinas mediáticas de la CIA) para argumentar un ataque militar a Siria se cuentan:

A) Siria pone en peligro la paz en Medio Oriente, y su presencia militar puede embarcar a la región en otra cruel guerra civil como la que vivió el Líbano en la década del 70.

B) La situación del Medio Oriente amenazado por red internacional del "terrorismo islámico" con bases en Siria, justifica una operación militar contra Damasco para exterminar la cabeza de hidra de la "amenaza islámica" a la región.

Siria -como ya anticipó el año pasado IAR Noticiias- es un objetivo aún más "inmediato" que Irán, dado que el Pentágono necesita neutralizar una posible convergencia masiva de los guerrilleros islámicos (provenientes de Siria y el Medio Oriente) a Irán en caso de que este sea atacado militarmente por EEUU.

En este contexto estratégico, también motorizado por los ataques terroristas de "Al Qaeda", tanto en Egipto como en Jordania, se conformó la fase preparatoria final para los comienzos de una nueva operación contra Siria del eje EEUU-Israel-Unión Europea en la ONU, asentada por nuevas resoluciones y declaraciones condenatorias a las "bases terroristas" de ese país.

Medios y analistas, europeos y árabes vienen resaltando las verdaderas intenciones que esconde la actual operación militar israelí en territorio libanés, y cuyo propósito no sería otro que el "control militar del Líbano" para situar una plataforma para el lanzamiento de un ataque militar contra Siria.

El primer tramo de ese objetivo -señalan fuentes de inteligencia en Damasco- consistió en la expulsión de las fuerzas sirias del territorio libanés con la complicidad de la ONU y de las potencias europeas.

La operación -señalan los sirios- fue precedida por operaciones de inteligencia que realizaron la CIA y el Mossad como el asesinato del ex primer ministro Hariri, del cual se culpó a las fuerzas sirias y sirvió de argumento a la resolución de la ONU ordenando su retiro del Líbano.

En la interpretación de la inteligencia siria, la trama del asesinato de Hariri para culpar luego al gobierno de Damasco situó la primera fase de la operación de exterminio militar que lanzó Israel en Beirut el miércoles 13 de julio. La impunidad y la baja resistencia a la operación de invasión al Líbano que está en curso se posibilitó con la maniobra de expulsión de las tropas del gobierno de Damasco.

Para justificar la invasión militar, la estrategia mediática de los sionistas israelíes y de sus aliados en Washington consiste en mostrar la "violencia de Hezbolá" como la única culpable de la masacre perpetrada por las bombas y misiles israelíes durante tres días.

Los titulares de las cadenas norteamericanas, con la CNN a la cabeza, reflejan claramente la estrategia judeo-norteamericana de mostrar una "división" entre el gobierno de Líbano y la organización Hezbolá con el claro propósito de fracturar la resistencia a la masacre militar y consolidar las bases para lanzar el ataque a Siria.

En sintonía, como siempre, con los objetivos judeo-norteamericanos, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebró este viernes un debate sobre el Líbano que acabó sin el llamamiento al alto el fuego que solicitaban Beirut y distintos gobiernos tanto de Europa como del mundo árabe.

La complicidad del organismo conducido por Kofi Annan quedó una vez más de manifiesto al darle su apoyo incondicional a los propósitos Washington y de Israel (cuyo plan maestro es el ataque militar a Siria) que han ingresado al Líbano para acabar con la guerrilla de la resistencia libanesa y sus campos de entrenamiento, organización y logística.

Cumplimentados estos requisitos esenciales del plan -según estiman expertos árabes y sirios- queda despejado el camino para el comienzo de los ataques militares aéreos contra Siria, complementados por operaciones especiales terrestres lanzadas desde las "cabeceras de playa" en Jordania y el Líbano.

Pero primero, y para posibilitar la segunda fase del plan (el ataque a Siria) es preciso liquidar las bases operativas y logísticas de Hezbolá.

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