El día de Trump


"Estamos con ellos hasta el final. Tienen cosas muy grandes que anunciar hoy", presagiaba el miércoles por la mañana el protagonista absoluto del día y de la cumbre de la OTAN en general, Trump, autoproclamado hombre de paz, que por la tarde se jactaba de haber resuelto en pocas semanas India y Pakistán -aún con la misma disputa que provocó el reciente pico de violencia-, Serbia y Kosovo, donde no ha cambiado nada, Irán e Israel el jueves e incluso Congo y Ruanda, que visitarán la Casa Blanca el viernes para firmar un acuerdo de paz que no será el primero alcanzado a lo largo de las cinco guerras que el Gobierno de Ruanda ha provocado contra su vecino del oeste.
De esta guerra, que calificó de "voraz", Trump afirmó que es una "guerra de machetes, con cabezas cortadas por toda África". La guerra no solo está contenida en la República Democrática del Congo, sino que se limita a una parte del país centroafricano -la que contiene los minerales que necesita Occidente-, lo que no ha sido suficiente para evitar el comentario racista y desinformado del líder estadounidense, que se jactó también de haber resuelto algún otro conflicto que no alcanzó a recordar.
Trump se ha presentado en La Haya para predicar ante un rebaño dispuesto a aceptar obedientemente cada una de sus palabras y un líder, Mark Rutte, que ha preparado la cumbre para garantizar su comodidad, la ha reducido en el tiempo para limitar las posibilidades de una salida de tono, que ha limitado la cuestión ucraniana a una frase del comunicado final y en la que se le ha dado exactamente lo que pedía.
"Los Aliados acuerdan que este compromiso del 5% comprenderá dos categorías esenciales de inversión en defensa. Los Aliados asignarán anualmente al menos el 3,5% del PIB, sobre la base de la definición acordada de gasto de defensa de la OTAN para 2035, a la financiación de las necesidades básicas de defensa y al cumplimiento de los Objetivos de Capacidad de la OTAN. Los Aliados se comprometen a presentar planes anuales que muestren una trayectoria creíble e incremental para alcanzar este objetivo. Y los Aliados aportarán hasta un 1,5% del PIB anual para, entre otras cosas, proteger nuestras infraestructuras críticas, defender nuestras redes, garantizar nuestra preparación y resistencia civil, dar rienda suelta a la innovación y reforzar nuestra base industrial de defensa. La trayectoria y el equilibrio del gasto con arreglo a este plan se revisarán en 2029, a la luz del entorno estratégico y de los Objetivos de Capacitación", afirma el único de los cinco puntos del acuerdo que es relevante.
"Tenemos que armarnos porque tenemos un retraso respecto al nivel de armamento de Rusia, que es la principal amenaza", declaró Emmanuel Macron, que ya ha comenzado a utilizar las redes sociales como reclamo para vender material militar francés, concretamente sus aeronaves (que salieron mal paradas de sus enfrentamientos con el armamento chino en manos de Pakistán en los primeros combates en los que participaron como parte de la aviación india). El aumento del gasto militar es una oportunidad de venta para algunos y un problema para otros. "Voy a hablar con España y va a pagar a lo grande", afirmó ayer el gran pacificador en referencia al intento del presidente del Gobierno español de afirmar que ha conseguido un acuerdo paralelo que evitará un aumento del gasto militar firmado, pero imposible en las condiciones parlamentarias actuales.
En una cumbre en la que no había más objetivo que la firma de un acuerdo que obligará a varios países a más que duplicar el gasto militar, siempre en nombre de la seguridad que no han garantizado los 3,1 billones gastados por los países europeos de la OTAN desde que Crimea votó en referéndum ser parte de Rusia, en 2014, los elogios a Trump no solo llegaron por su capacidad de lograr que los europeos hagan lo que se habían resistido a hacer en ocho años, sino por sus "habilidades de pacificación y capacidades de diálogo".
"Creo que no he conocido a un presidente en nuestra historia moderna que haya buscado más la paz de lo que lo ha hecho él", afirmó Marco Rubio sobre las capacidades diplomáticas de Donald Trump. Ya lo están candidateando para el premio Nobel
Lo hizo apenas tres días después de que lanzara la madre de todas las bombas contra instalaciones nucleares civiles iraníes, algo que viola el derecho internacional y el Tratado de No Proliferación. El comentario se produjo cuando Trump le cedió la palabra para responder a su pregunta de si era necesario redactar un pequeño acuerdo "para que lo firmen". Con total normalidad, el presidente de EEUU -cuyo equipo de comunicación insiste, sin que exista la más mínima evidencia ni posibilidad de conseguirla, en que "las instalaciones nucleares de Irán han sido destruidas y toda sugerencia contraria es fake news- mostró así su estilo de diplomacia: preparar un documento que la otra parte tenga que firmar sin tener voz ni voto.
Y después de que, con su consentimiento tácito, su 'proxy' regional en Medio Oriente hiciera estallar las negociaciones con una agresión ilegal y no provocada en la que, en mitad del proceso, EEUU cambió repentina e injustificadamente los términos que exigía a su enemigo.
"La Doctrina Trump es brutalmente simple", afirmó ayer el vicepresidente de EEUU, JD Vance, para describir el modus operandi de su presidente como "definir un interés norteamericano claro. Presionar con fuerza a través de la diplomacia. Si eso falla, hay que atacar rápido, ganar rápido y retirarse, antes de que se convierta en otra guerra interminable" como las que han perdido en las últimas décadas. Con esa ligereza, Vance ha descrito una espiral bélica que ha hecho imposible la diplomacia -aunque Irán sigue dispuesta a ella, posiblemente porque no le quede más remedio, aunque los términos siempre van a ser los de un ultimátum que vaya más allá del programa nuclear-, ha causado daños graves tanto en el país agresor -en menos de dos semanas Irań causó al régimen de Netanyahu más daños que en todas sus guerras anteriores- como en el agredido, en el que se han producido asesinatos selectivos de la cúpula militar iraní y han muerto más de 600 personas.
Aún más efusivo fue ayer el secretario de la OTAN Mark Rutte, que empleó todo el día para adular a su principal invitado. Horas antes, Donald Trump había publicado los mensajes, aparentemente privados, recibidos de Rutte, que en su intento de utilizar todos los medios del trumpismo, le agradecía que fuera a "conseguir algo que NO ha conseguido ningún presidente norteamericano en décadas".
Evidentemente, Rutte se refería al compromiso firmado ayer por todos los socios de la Alianza, también los tres países que lo consideraban excesivo -España, Bélgica y Eslovaquia- de aumentar el gasto militar exactamente hasta el porcentaje que había exigido Turmp. "Están volando a otro gran éxito en La Haya esta tarde", escribía el eufórico Rutte, "no ha sido fácil, pero hemos conseguido que todos se sumen al 5%". En su mensaje, el secretario de la OTAN también felicitaba y agradecía al presidente de EEUU por su "acción decisiva en Irán que ha sido verdaderamente extraordinaria y algo que nadie se atrevía a hacer".
Bombardear instalaciones nucleares, un peligro de accidente nuclear cuando se acusa a Rusia de hacerlo -generalmente cuando Ucrania utiliza la artillería contra la central de Energodar, bajo control ruso, para posteriormente acusar a Moscú-, aunque en este caso "nos hace a todos estar más seguros". La culminación del sometimiento voluntario de Rutte a Trump, que en realidad es la representación de la subordinación de los países europeos del bloque a EEUU, llegó el martes, cuando Mark Rutte afirmó, en referencia al reproche del día anterior de Trump a Israel e Irán, que "a veces papi tiene usar un lenguaje duro".
En ocasiones, ni el lenguaje duro, ni los alicientes en forma de retorno de las empresas estadounidenses a su territorio, ni las amenazas futuras de la imposición de aún más sanciones son suficientes para conseguir el objetivo. "Porque es más difícil de lo que la gente podría imaginarse. Vladimir Putin ha sido más difícil. Francamente, tuve algunos problemas con Zelinsky (sic), puede que hayan leído sobre ellos, y ha sido más difícil que otras guerras", afirmó Trump al ser preguntado por el motivo por el que después de cinco meses y cinco días, aún no ha conseguido lo que inicialmente pensó que sería muy sencillo.
Evidentemente, es más fácil terminar guerras nucleares imaginarias, jactarse de haber resuelto conflictos que aún siguen activos o terminar una guerra provocada por tu propio aliado, en la que basta una llamada telefónica con una orden para que tenga que detener a los pilotos enviados a realizar un nuevo bombardeo una vez se había producido el entendimiento -que no acuerdo, ya que no hubo ninguna conversación directa ni unos términos pactados- de cesar el fuego.
En su comparecencia, Trump se deshizo en halagos hacia Zelensky, que ya ha aprendido que debe agradecer constantemente a EEUU su ayuda, no solicitar donaciones de armamento sino ofrecer adquirir comercialmente material estadounidense, y acudir a la reunión ataviado con una vestimenta que incluya una chaqueta formal. "No podía haber sido más amable", afirmó el presidente de EEUU, que insistió nuevamente en que tanto su homólogo ucraniano como el ruso desean que la guerra termine. Desde su visión desinformada de la situación y el desinterés por comprender las complejidades del conflicto, esa creencia de Trump hace que el final de la guerra siga siendo tan lejano como cuando se iniciaron sus contactos diplomáticos.
"Los Aliados reafirman sus permanentes compromisos soberanos de prestar apoyo a Ucrania, cuya seguridad contribuye a la nuestra, y, a tal fin, incluirán contribuciones directas a la defensa de Ucrania y a su industria de defensa en el cálculo de los gastos de defensa de los Aliados", afirma la única frase referida a la guerra rusoucraniana del comunicado final de la cumbre.
La mención y la invitación para la cena de gala, aunque no para la propia cumbre ni para su foto de familia, ha sido suficiente para que Ucrania cante victoria, disponga de presencia mediática y pueda nuevamente exigir más armas, munición y sanciones contra Rusia. Tras la reunión entre Trump y Zelensky, Andriy Ermak escribió que "la verdad y la justicia siempre ganan". La mano derecha de Zelensky se refería, por supuesto, al presidente de EEUU, un hombre célebre por su capacidad de manipular las normas a su antojo y cuya primera portavoz acuñó el término "hechos alternativos", base fundamental de la comunicación trumpista, capaz de presentarse como el pacificador tras haber provocado una guerra para descarrilar un proceso de negociación que se le hacía demasiado largo.
El cierre -en falso, pese a que Trump se niegue a verlo- del conflicto entre Israel e Irán le da tiempo para volver a centrarse en conseguir el final de la guerra de Ucrania, para lo que anunció que volverá a hablar con Vladimir Putin. Sin embargo, el diálogo y la diplomacia, al menos en su definición habitual, no son la opción preferida por Ucrania, que lleva desde el domingo sugiriendo que Rusia merece el mismo trato que ha recibido Irán.
"El régimen de Putin ha dejado de pensar en el futuro en términos de paz y coexistencia", escribió ayer Mijailo Podolyak en el último párrafo de un post sobre cómo la guerra se ha convertido en la razón de ser del Estado ruso que bien podría aplicarse a Ucrania. "La guerra se ha convertido en la religión de Estado de Rusia", continúa para finalmente proponer que "lo que puede hacer entrar en razón a un régimen así --lo que puede reducir su nivel de agresión-- ya ha sido demostrado convincentemente por EEUU e Israel en Irán. Esta exitosa experiencia debe extenderse.". El asesor de la mano derecha de Zelensky pide abiertamente la aplicación de la Doctrina Trump contra Rusia.
slavyangrad.es