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Colombia :: 31/12/2019

Entrevista con Antonio García, Comandante del ELN: Nosotros también tenemos cacerolas…

Varios medios de comunicación populares
[Video] Realización colectiva de medios de comunicación populares de Argentina, Brasil, EEUU y por supuesto Colombia

Nosotros también tenemos cacerolas… Para comer, y en esta oportunidad para acompañar al pueblo colombiano y al pueblo latinoamericano, porque la cacerola se convirtió en un símbolo de las luchas del continente, de los desposeídos para hacerse escuchar porque los Gobiernos se han vuelto sordos y no están atentos a resolver los problemas de la gente. Por eso nosotros, desde acá también, queremos acompañar todas las luchas del pueblo en este fin de año y que, ojalá, el siguiente año sigamos dándole a la cacerola. Música.

Bueno, todos sabemos que en Colombia se vienen dando luchas desde hace varios años. Para recordar, las luchas que acontecieron en el año 2013, luchas del movimiento agrario que terminaron en procesos de negociación con el Gobierno, que posteriormente fueron dilatadas, fueron incumplidos los acuerdos.

Posteriormente, vienen otras luchas, como las del año 2018, donde el estudiantado también se movilizó a nivel nacional para buscar soluciones a los problemas de la universidad pública y el estudiantado en general. También terminaron en negociaciones y en acuerdos con el Gobierno que fueron incumplidos.

En este año también, 2019, hemos estado mirando el acontecimiento del movimiento social, el movimiento agrario, el movimiento sindical, de los estudiantes que fueron confluyendo y al final terminaron en la convocatoria del paro del 21 de noviembre [21N]. Todos ellos son una síntesis de reclamo al Gobierno Nacional por el incumplimiento a los acuerdos.

El Gobierno no ha cumplido la mayoría de las exigencias que se comprometió y, por lo tanto, es un testimonio de que se le está exigiendo al Gobierno colombiano que cumpla. Cuando se compromete con el movimiento social debe cumplir a lo que se comprometió.

El 21 de noviembre es el resumen, la síntesis de una exigencia múltiple del pueblo colombiano frente al incumplimiento del Gobierno y de una serie de problemas de todo orden a nivel del estudiantado, de los campesinos, de las negritudes, del movimiento indígena y de la población en general porque estamos ante el avance del modelo neoliberal y el gobierno de [Álvaro] Uribe quiere implementar un ‘paquetazo’ muy de la mano con todas las políticas del Fondo Monetario Internacional [FMI] y el pueblo colombiano no está de acuerdo con él. Ahí se sintetiza lo que es el paro del 21 de noviembre.

El Gobierno, prácticamente, no ha escuchado. Dice que va a dialogar, pero dialogar es escuchar, es tener en cuenta los planteamientos que hace la gente, las exigencias, abrirse a eso. Hablar con quien tiene que hablar, el Gobierno, de entrada, lo que quiso hacer es un diálogo con sus aliados, con sus amigos, con los empresarios, y desconoció los verdaderos actores sociales y políticos del paro. Ha sido una pelea permanente porque quienes están en la movilización, quienes están en la protesta sean quienes se sienten a dialogar con el Gobierno.

Hasta ahora no hay una actitud clara del Gobierno de negociar, hay un pliego que inicialmente se sintetizó en 13 ejes, digamos de exigencias, pero esos 13 ejes en la medida que se ha ido intercambiando, dialogando dentro de los componentes del movimiento social, llegan a ser alrededor de 104 exigencias.

El Gobierno aún no ha considerado que debe abrirse un proceso de negociación. Simplemente pretende escuchar, mamar gallo, y luego decir: «No, yo tengo en cuenta esas exigencias porque las vamos a tocar en los planes de desarrollo que tiene el Gobierno, los planes de Gobierno». Pero no es una respuesta, sincera, clara, de parte del Gobierno a considerar las exigencias, los cambios, las transformaciones que el movimiento social y político está pidiendo. Música

El tema del ELN es parte del comportamiento que el Gobierno le ha dado al movimiento social: así como incumple, no escucha, no dialoga, igual acontece con el movimiento insurgente. Es un comportamiento similar que el Gobierno le da al movimiento social, al movimiento político, y también se lo traslada y se le da al movimiento insurgente. Piensa el Gobierno que dilatando los diálogos, dilatando la negociación, buscando un esquema favorable al planteamiento solamente del Gobierno puede, digamos, aplazar e impedir que las luchas del pueblo colombiano se den.

En el caso del ELN, también el Gobierno colombiano ha pretendido imponer un esquema de negociación: desmovilización, desarme y reinserción. Olvidándose que el conflicto en Colombia obedece a unas causas de orden social, político y económico. Se le exige al ELN que de entrada haga gestos, que deje de actuar militarmente, que haga gestos unilateralmente, pero el Gobierno no se mueve absolutamente en nada.

Entonces sí vemos que hay un comportamiento similar que el Gobierno le da al movimiento social, al movimiento político, al pueblo en general y, de igual manera, ese mismo comportamiento a la insurgencia colombiana.

Nosotros siempre le hemos dicho al Gobierno, a [Iván] Duque y a los demás gobiernos que estamos en disposición de conversar, que nos sentemos a la mesa, que conversemos sin ningún tipo de imposiciones. De igual manera nosotros le podríamos colocar imposiciones al Gobierno colombiano, que haga un gesto, por ejemplo, que libere primero los presos políticos, a los dirigentes sociales; le ponemos otra exigencia, que pare el asesinato contra los dirigentes sociales; le podemos colocar otra condición, que el aumento del salario mínimo de los trabajadores supere el 10% en el alza que están exigiendo. Cosas por el estilo, que estaríamos en el derecho de hacerlo, porque son las causas también por las cuales estamos alzados en armas.

Pero mire que nosotros no estamos haciendo exigencias, por lo tanto el Gobierno no debe hacer ningún tipo de exigencia, ni frente al tema de las privaciones a la libertad, ni hacia las acciones del conflicto armado. Si el Gobierno piensa que primero la insurgencia tiene que desaparecer, de entrada vamos a decir que no, somos un movimiento armado.

Se trata de dialogar con un movimiento alzado en armas, no con un movimiento que está desarmado o que no está actuando militarmente. Ese es el problema, un problema de realidad política. Tiene que reconocer que hay una insurgencia armada y que debe sentarse a dialogar con esa insurgencia armada. Si no existiese la insurgencia armada no habría ninguna necesidad de dialogar.

El alzamiento armado del Ejército de Liberación Nacional ELN es precisamente por esas causas, por esas razones, por esas banderas que tiene el movimiento social, porque claro, el Gobierno decía: «No, en Colombia hay una democracia, hay un desarrollo económico, es ejemplo de democracia para América Latina». Pero hoy vemos que no.

El Gobierno pensó que el movimiento armado se había desmovilizado y se había desarmado, que ya no tendría dificultades. Resulta que ahora el movimiento armado, el alzamiento armado se encuentra acompañado, de la mano, coincidiendo con una movilización social, dando cuenta de que tanto el alzamiento armado como el movimiento social están interrelacionados.

Existe una injusticia social, existen unas realidades que obligan a que, tanto el pueblo colombiano como el conjunto de los componentes del alzamiento armado, en este caso particular del ELN, estemos buscando un mismo horizonte que es la transformación y el cambio para Colombia.

 

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